(Primera de dos partes)
¿Es ciencia ficción o es real? ¿Hubo un tiempo en este planeta en que no se utilizó el petróleo y sus derivados? ¿Cómo? ¿No se conocían los diversos plásticos? ¿Las fibras sintéticas? ¿La gasolina? ¡¿Cómo podía vivir así la humanidad?! Todo empezó alguna vez, para algo de bien y para mucho de mal.
El chapopote, pariente del petróleo, es el remanente de ciertos aceites crudos; en términos químicos, es una mezcla de hidrocarbonos naturales complejos y elementos oxidantes. Esta sustancia está ligada con el petróleo, pero en tiempos antiguos brotaba de yacimientos naturales en los que se recolectaba para diversos usos. En Mesoamérica los primeros en usarla fueron los olmecas (1500 a. C.-500 a. C.).
El término chapopote viene del náhuatl, puede ser de chapopotli, compuesto de tzacutli, engrudo, y popochtli, perfume, o bien de chia: aceite y popotl: humear. En la época prehispánica tuvo diversos usos: para sellar balsas y acueductos, como impermeabilizante, para evitar el mal aliento, para ornamentar utensilios y como elemento que ardía… En nuestro país, el chapopote se encontraba en yacimientos de la zona costera del Golfo. Pero, en la antigüedad, también lo conocían y usaban países como China y Egipto. En el siglo XIX, para quienes no sabían, o ya no sabían, usar esta sustancia tenerla en sus tierras era una maldición, pues eran aceitosas y no servían para sembrar y cosechar.
La extracción industrial de lo que ahora conocemos como petróleo fue obra del coronel Edwin Drake, en 1859, en Estados Unidos, quien quiso llegar al subsuelo y sacar este elemento “inflamable” ya codiciado por algunos para remplazar otros métodos de energía. A partir de esta primera torre de extracción se comenzó a succionar el petróleo, y comenzaron a encontrarse variados y múltiples usos. El antiguo chapopote, ahora extraído y “tratado” se volvió, paulatinamente, “el oro negro” de los tiempos modernos, y los lugares en los que se le encontraba se convirtieron en lugares deseados y peleados por diversas fuerzas industriales mundiales, como lo es hasta nuestros días, casi un siglo después. Además, los métodos extractivos se han vuelto más intensos y despiadados en relación con los humanos que habitan esas tierras y con la naturaleza; ahora enfrentamos la terrible técnica del fracking que hace explotar con agua y químicos las rocas del subsuelo para que liberen el material. Técnica usada en los mismos Estados Unidos de Norteamérica con terribles consecuencias para algunas poblaciones rurales de ese país, y que ahora se está llevando a cabo en México.
El petróleo se extrae de ciertos lugares del planeta. Esos lugares son explotados, codiciados, peleados por grandes súper potencias que obtienen ganancias multibillonarias por ellos. La novela del estridentista, Xavier Icaza, se sitúa en los inicios del siglo XIX, cuando en nuestro país esa riqueza subterránea fue adquirida por americanos y británicos. Lo que luego frenó, durante muchas décadas, el gran presidente de México, el general Lázaro Cárdenas.
Además, opino que se respeten los Acuerdos de San Andrés, que se respete la Ley de Víctimas, que se investigue seriamente el caso de Ayotzinapa, que el pueblo trabajemos por un Nuevo Constituyente, que Aristegui y su equipo recuperen su espacio radiofónico.
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