¡Que alguien detenga al hombre, por favor! Las perversiones, sí, perversiones, del hombre del peluquín amarillo, el empresario estadounidense Donald Trump, quien aspira a suceder a Barack Obama en la Casa Blanca, no tienen freno ni perdón.
Ahora, en la cúspide de su locura -no hay mejor explicación que el pensar que le falta un tornillo-, ha anunciado que “cuando llegue a ser presidente de los United States, pedirá a México un pago único anual de entre 5 mil a 10 mil millones de dólares por el muro fronterizo que quedará ubicado en territorio norteamericano.
Y si México no cumple con los pagos que exigirá el locuaz enemigo de los migrantes, Donald Trump afirmó que bloqueará los miles de millones de dólares que envían en remesas los connacionales radicados en aquél país del norte, esos que se fueron en busca del sueño americano.
La noticia que se difundió luego del memorando que el magnate de los hoteles entregó a los periodistas Bob Woodward y Robert Costa del diario “The Washington Post”, donde adelantó lo que será plan de trabajo que desplegará a partir de que llegue a la presidencia, provocó más risas y burlas que otra cosa, aunque los recelosos y prudentes opinan que no hay que dar como un hecho su derrota.
Su anunció de que “Es una decisión fácil para México. Hagan un pago único de 5-10 mil millones de dólares para asegurar que continúe el flujo de 24 mil millones de dólares (de remesas) al país al año”, desató también la incredulidad de los más, entre ellos el propio presidente Barack Obama, quien dudó, con mucha razón por cierto, del procedimiento que tendría que implementar el rubio gringo para cumplir con su propósito.
Donaldo Trump ha enfocado su armamento mayor a ese objetivo. Su plan “a” es proponer una enmienda a la Sección 326 de la Ley Patriótica, para obligar a las instituciones financieras a demandar documentos de identidad antes de abrir una cuenta o ejecutar transacciones financieras.
De no funcionar el plan “a”, tiene el “b”: impondrá aranceles comerciales, aumentará costos y cancelará visas de turistas y las de hombres de negocios; es claro que su principal meta en la vida es fregar la economía de los mexicanos, quizás ignora que ya los propios descendientes de los aztecas, y sus autoridades, se han encargado de ello.
Para el aspirante presidencial, México paga porque paga, en un claro reto para el pueblo guerrero que se engendró en el vientre de Tenochtitlan, aun y cuando su propuesta es un episodio locuaz que no tiene fondo ni sustento técnico, pero que no es imposible de ejecutar.
Seguramente ni Donald Trump ha pensado que con su acción restrictiva, provocaría un mortal golpe económico a la propia nación norteamericana, el cual alcanzaría varios millones de dólares al año, y ahí, ¿cómo le va a hacer?