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Un auténtico panista, de la época de hombres y mujeres congruentes, entregados, generosos, comprometidos con la causa.
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Lo vamos a extrañar
Nada eleva más al hombre que hincar la
rodilla ante Dios, pero nada lo degrada
más que arrodillarse ante la injusticia.
Luis H. Álvarez
Carlos Alberto Pérez Cuevas
Escuché hablar de don Luis a finales de 1987 cuando empezaba el revuelo nacional por una de las campañas que más contundencia han tenido en la vida democrática mexicana, yo apenas contaba con 13 años, y ya se hablaba de “los bárbaros del norte”, de la figura imponente de Maquío.
Don Luis fue un auténtico panista, de la época de hombres y mujeres congruentes, entregados, generosos, comprometidos con la causa humanista y con un inquebrantable amor a México. Eran de una sola pieza, movidos por ideales, convicciones y deseos de servicio a sus compatriotas y a su nación. Cosas que hoy difícilmente vemos en la clase política.
Tiempo después pude conocer en persona a este Quijote mexicano de la política en la campaña presidencial del Maquío. Don Luis era una de esas personas que hizo del humanismo político su lucha y convicción; servir a la persona era su brega de eternidad, siempre reconociendo su eminente dignidad, siempre se entregó de manera generosa para lograr el tan anhelado bien común, ése donde todos deben tener oportunidades de crecimiento y desarrollo. Donde solidariamente entre iguales nos ayudemos unos a otros. El bien común de la subsidiariedad, el que obliga a que los entes mayores que más tienen más pueden y más deben. Ayuden a los que menos tienen y pueden, hasta que ellos puedan valerse por sí mismos. Enseñar a pescar y no dar el pescado.
Don Luis vino a la política a servir, a dar y entregarse en la busqueda del bien de todos, aunque eso implicara poner en riesgo el bien propio.
Don Luis nunca se dejó derrotar por la derrota ni mucho menos se dejó derrotar por la victoria. Porque muchos años fue de esa oposición fírme, leal y patriota que, a pesar de las adversidades, nunca perdió el ánimo ni las ganas de seguir empeñando su vida por el bien del partido y de México. Oposición crítica pero muy responsable porque si algo había que impulsar que fuese bueno para el país no importaba quien hiciera la propuesta, al igual que si se trataba de incongruencias, imposiciones o corruptelas, éstas eran denunciadas, exhibidas y combatidas sin importaro quien las cometiera.
Sin duda valores, convicciones y doctrina que don Luis hizo vida permanente. Don Luis H. Álvarez fue candidato a gobernador de su natal Chihuahua por invitación directa de don Manuel Gómez Morin, fundador de Acción Nacional.
Fue nuestro primer alcalde de Chihuahua capital y a partir de ahí siempre fue una destacada figura política, como dirigente de partido, candidato presidencial y como funcionario publico.
Dialogó y acordó con el régimen político de ese momento grandes reformas que sirvieron a nuestra democracia. A él se le puede llamar el gran constructor de la vida democrática moderna.
Lo vamos a extrañar y al PAN y a México les va a hacer mucha falta.
@perezcuevasmx
perezcuevasmx@gmail.com