Más de cinco meses sin presidente del ejecutivo lleva España y no ha ocurrido nada extraordinario. Los titulares del caos, incertidumbre y catástrofe se esfumaron, ahora las cuatro fuerzas políticas que emergieron en las últimas elecciones, se preparan para un nuevo encuentro en las urnas en junio próximo, dónde se corroborará o no, si algo está cambiando en este país.
El 26 de junio próximo habrá una nueva jornada electoral en España, luego de fracasar la política de alianzas entre las fuerzas políticas que emergieron en las pasadas elecciones de diciembre. El Partido Popular (PP), según la guerra de las encuestas que aparecen un día sí y otro también, apunta que sigue siendo la fuerza mayoritaria en el espectro electoral con un porcentaje que fluctúa (según el ejercicio demoscópico) entre el 25 y el 27 por ciento.
El segundo lugar se lo disputan la coalición Unidos Podemos (Podemos e Izquierda Unida), considerada por analistas y medios conservadores como la “extrema izquierda” y el Partido Socialista  Obrero Español (PSOE), que tendrían una intensión de voto de entre 18 y 24 por ciento la primera entidad y entre el 19 y 21 por ciento para los socialistas.
En cuarto lugar se encuentra la nueva cara de la derecha española, la agrupación Ciudadanos que tendría una intención de voto de entre 15 y 15, 6 por ciento.

Abajo de este espectro, se encuentran pequeños partidos y o grupos que tienen fuerza en escenarios locales de algunas comunidades, pero que poco influyen en el escenario general. No obstante, su influencia podría volverse significativa después de los comicios, pues hasta el momento no se vislumbra que haya un claro ganador.
Muchos analistas coinciden en que poco variará el actual escenario, es decir las cuatro fuerzas políticas que ahora se reparten la mayoría del electorado seguirían conservado esa influencia, por lo tanto se proyecta un nuevo ganador, pero sin una clara mayoría, lo que supondría una nueva ronda de negociaciones para configurar alianzas y formar gobierno.

Por lo pronto y pese a no tener jefe del ejecutivo, España sigue girando en este carrusel europeo donde a veces se privilegia la visión de que este camino se rompe, no aguanta, pero cuando ocurre una situación que genera incertidumbre como es el hecho de que un país importante como España esté sin jefe de gobierno y no sucede nada, entonces se relativiza todo de nuevo.

Al menos hay una certeza, ahora ya no es un evento de dos (PP y PSOE), para bien o para mal, hay dos actores más que hacen evidente que las cosas cambian.