“La frontera entre el infierno y el cielo es sólo la diferencia entre dos formas de ver las cosas”.
George Bernard Shaw
En los últimos meses la frontera de Armenia y Azerbaiyán ha sido escenario de conflicto bélico entre las fuerzas armadas de ambos países, aunque también de brotes de peste entre rumiantes, lo que puede afectar a la ganadería y con ello tener efectos en materia de salubridad y economía.
La frontera entre ambos países del Cáucaso es irregular debido al Enclave de Najicheván, territorio de Azerbaiyán. Esta situación supone que la parte sur de Armenia y el norte de Irán separa el territorio de Najicheván del resto del país; aunque hace cien años era una región dominada por Armenia, por lo que este antecedente generó una segunda guerra (1920-21) antes de que estos países fuesen integrados a la extinta Unión Soviética (URSS).
Aunque estuvieron bajo el dominio soviético tanto en Armenia y Azerbaiyán hubo conflictos raciales lo cuales culminaron con otra guerra —una vez independientes— en 1994, con un resultado negativo para Azerbaiyán ya que una parte de su espacio se intentó independizar para conformar la República de Nagorno Karabaj, el cual no ha sido reconocido por ningún país pero que tienen una población mayoritariamente armenia.
En las últimas semanas este conflicto se reavivó y ambas naciones se han acusado de ataques intermitentes, con acuerdos de cese al fuego pero que no han sido del todo respetados, con cerca de un centenar de víctimas entre muertos y heridos. Un número aún bajo si se compara con los 30 mil decesos del conflicto de 1994.
Estas escaramuzas pueden ser un grave problema para la región, por lo que países vecinos como Rusia, Turquía o Irán han estado pendientes de una solución pacífica. A lo largo de la historia las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán han sido difíciles.
En el ámbito militar, organismos internacionales calculan que en los últimos Armenia elevó su gasto militar constantemente en relación a su Producto Interno Bruto (PIB) hasta llegar a 4.3% en 2014, uno de los diez más elevados a escala mundial. Sin embargo, Azerbaiyán ha realizado inversiones aún más fuertes, hasta alcanzar 5.1% del PIB, proporción mayor al porcentaje que destinan Estados Unidos de América o Jordania, y únicamente superado por países como Sudán del Sur, Iraq, Omán, Arabia Saudita o Israel. Regionalmente, el conflicto entre ambas naciones ha escalado en una carrera armamentista que supone una seria amenaza. Asimismo, supone una alerta para cerca de tres millones de varones azerbaiyanos y 850 mil armenios que pueden ser llamados a participar en una hipotética guerra.
El Enclave de Najicheván será estratégico para ambas partes, ya que por una parte Azerbaiyán no renunciará a su dominio, pero Armenia impedirá agresiones a su población que habita en la demarcación. En discrusos, el Presidente armenio Serge Sargsián ha tocado la fibra sensible del genocidio que vivió su país en 1915; mientras que su homólogo azerbaiyano Ilham Alíev realizó recorridos de reconocimiento a lo largo de la frontera, con el fin de resaltar el patriotismo de este país.
Sin embargo, además de la tensa situación por origen bélico, esta región se ha visto afectada por brotes de peste entre rumiantes. En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió a fines del mes de abril de 2016 del surgimiento de la peste de los pequeños rumiantes (PPR) en Georgia, cerca de las fronteras con Armenia y Azerbaiyán. El organismo internacional advierte de su rápida propagación en estas naciones y el riesgo que puede ocasionar al ganado, en especial a las ovejas y cabras, con una posibilidad de aniquilar hasta 90% de los animales infectados, lo que ocasionaría pérdidas millonarias y afectaría la distribución de alimentos en la zona.
La ganadería en Azerbaiyán es una actividad que en conjunto con la agricultura únicamente aporta 6% del Producto Interno Bruto, por lo que no impactará tanto en su economía como si podría ser una caída en la producción de hidrocarburos, ya que es productora y transportadora de energéticos a Europa. En tanto, Armenia si tendrá un mayor impacto ya que la cuarta parte de sus ingresos procede del sector primario.
En medio de las preocupaciones tanto por los efectos naturales como por el conflicto, diferentes países buscan una solución pacífica para el conflicto entre ambos países. Si bien a lo largo de la historia han existido guerras, también hubo intentos de negociación pacífica con el apoyo de las grandes potencias. El futuro de estas naciones debe canalizarse en la búsqueda de acuerdos que permitan una relación estable a fin de poder mejorar su desarrollo social, y así dejar atrás más de cien años de guerras, muerte y conflictos.
*Doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.