Aquí, una vez más se corrobora que el Nuevo Sistema de Justicia Penal, es letra muerta. Aunque sucedió hace casi un mes, es hasta ahora que las redes sociales alcanzaron los niveles más altos de inconformidad e indignación por el encarcelamiento del joven Erick Javier Najar Montaño, a quien la tienda Soriana acusa de robo.

El joven, de 32 años de vida, quien tiene un diagnóstico de incapacidad intelectual, lo tacleó un guardia de seguridad de la tienda, lo golpeó y lo sacó a empujones del lugar para treparlo a una patrulla y llevarlo a las instalaciones policiacas.

Erick tomó dos manzanas, una para él y otra para su novia; así como un refresco. Por su condición, al no tener dónde poner las frutas, decidió poner las manzanas en su mochila, y luego de agarrar un refresco del refrigerador, cuando se dirigía a las cajas a pagar, fue embestido por el guardia. 

Por 21 pesos –algunos medios manejan que son 34-, el joven permanece preso y sigue un cuestionado proceso que empieza por el hecho de que, aun cuando apenas sabe escribir su nombre, no sabe leer y tiene un comportamiento de un menor de diez años.

A pesar de ello, el joven fue obligado a “firmar” una declaración en la agencia del Ministerio Público, luego de los hechos registrados en la tienda de la Colonia Ciruelos en la Delegación Coyoacán.

Medios nacionales relatan el contenido de la averiguación previa FCY/COY-2/T2/00398/16-04, donde se señala cómo, el joven fue por los elementos de seguridad y sacado a rastras por la puerta trasera.

La defensa del joven argumenta además que la tienda no buscó un acuerdo reparatorio, como podría pensar, aunque el monto de lo “robado”, no supera los 21 pesos.

Abandonado por sus padres, Erick vive con sus tíos y su abuela, a quienes ayuda de distintas formas.

Por ahora, sigue detenido en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial (Cevarepsi). El Juez 31 Penal no le ha otorgado libertad, y hay quien asegura que eso se debe a que la tienda está presionando como el fin de que este tipo de “robos” sean castigados para desalentar la práctica.

Erick es un joven enfermo mentalmente; eso no importa. Tampoco el hecho de que sus derechos humanos fueron pisoteados en el nombre de la justicia. Ya se le hicieron exámenes psicológicos y se demostró su discapacidad intelectual, pero es, para el juez, irrelevante al caso.