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La Iglesia parece cerrar los ojos y deja a un lado que la familia ha evolucionado y ya no es la misma de hace veinte años.
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Entrevista a Luis Alfredo Millán | Vicario de la Arquidiócesis de Cuernavaca
Las fibras más sensibles de gran parte de la sociedad mexicana —aún con rasgos homofóbicos— se vieron alteradas ante la apertura del gobierno federal de reconocer los matrimonios igualitarios.
Mientras el presidente Enrique Peña Nieto asegura que los gobiernos, leyes e instituciones deben evolucionar a la par de la sociedad, la Iglesia parece cerrar los ojos y deja a un lado que la familia, como núcleo de la sociedad, ha evolucionado y ya no es la misma de hace veinte años.
Pese a que en la mayor parte de las declaraciones eclesiásticas se señala que hay temas, como los jurídicos que salen de su competencia, la alta jerarquía de la Iglesia católica mexicana considera que la propuesta es un gran equívoco, tachándola de “ley muerta”. Hasta llegan a afirmar que los nuevos modelos de familia son pobres y raquíticos.
Si bien la diversidad sexual ha tenido una mayor apertura y aceptación en ciertos sectores de la sociedad, sobre todo en la Ciudad de México —donde estos matrimonios son legales desde 2009—, en lo referente al respeto, la aceptación y sobre todo a la construcción de un marco legal aún existen muchos pendientes y retos por alcanzar. De acuerdo con estudios de la UNAM, en los cuales se manejan datos del INEGI, hoy el 50 por ciento de los hogares ya no son nucleares —tradicionales—, es decir, conformados por un padre, una madre y los hijos.
Aunque desde el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales, específicamente denominado “trastorno de la personalidad”, la discriminación, el rechazo y la agresión explícita hacia estos grupos continúan siendo constantes. Según datos de organizaciones civiles, México es el segundo lugar en el mundo por crímenes homófobos, con más de mil 300 de 1995 a la fecha.
En el marco del Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, el Ejecutivo federal —ante la sorpresa de muchos y en medio de una crisis en materia de derechos humanos— presentó una iniciativa en la que se plantea reformar el artículo 4 de la Constitución para reconocer como un derecho humano que las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación, por motivos de origen étnico, discapacidad, condición social, religión, género o preferencias sexuales.
La propuesta fue bien recibida por los defensores de los derechos civiles, pero lo que internacionalmente puede colocar al gobierno de Peña como un gobierno de avanzada, al defender los derechos humanos de las personas con diferentes tendencias sexuales, para el vicario de la Arquidiócesis de Cuernavaca Luis Alfredo Millán es una “ley muerta”, pues dependerá de otros factores y actores para que pueda ser una realidad.
Innecesario, modificar Carta Magna
En entrevista para Siempre!, el vicario Millán aseguró que al menos en Morelos —donde los matrimonios gay fueron aprobados por el Congreso local— será una ley que solamente se podrá encontrar en el papel, “hay leyes que nacen muertas, son leyes en las que hay grupos a los que les interesa y seguramente para alguien será un beneficio pero no para la mayoría, tengo la impresión de que no hace falta llegar hasta modificar la Constitución”.
Señala que las últimas reformas en el Congreso de Morelos fueron realizadas en fast track, por lo que no es raro pensar que existen intereses ocultos, “espero que no los hayan presionado para esa rapidísima aprobación, pues creo que no había terminado de hablar el presidente cuando aquí ya habían votado, la gente se encuentra cansada de vivir en la inseguridad, por lo que los diputados deberían de estar dando prioridad a estos temas”.
Al hablar sobre la marcha realizada el 22 de mayo en Cuernavaca —en la que más de veinte mil personas se vistieron de blanco para protestar por la inseguridad y por los matrimonios entre el mismo sexo— dice que en su mensaje el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, dejó en claro que estas medidas destruyen el verdadero matrimonio y la verdadera familia, además de que los nuevos y alternativos modelos de familia son pobres y raquíticos.
Para el vicario Millán, la Iglesia está a favor de la dignidad y el respeto de cada persona, “que la Iglesia acepte o no acepte estas leyes…, supongo que los gobiernos habrán hecho estudios, y ellos tienen el deber de legislar para todos; es cierto que hay minorías y tendrán el derecho, pero el deber de la Iglesia es educar y formar la conciencia de las personas, con la presencia de leyes así o sin ellas”.
Reitera que la Iglesia siempre es un lugar y una casa para todos, en la que se respeta cualquier condición del ser humano, “sólo que hay determinados pasos que son muy delicados y deben ser cuidados porque de esto dependen muchas cosas: el funcionamiento de la familia, de la sociedad, por lo que finalmente a la Iglesia no le toca modificar algunas cosas sino promoverlas”.
Ante la iniciativa federal, que es una carta para lograr el pleno reconocimiento de los derechos humanos de este sector, las reacciones no se hicieron esperar y llegaron en cascada. El cardenal Norberto Rivera, al criticar la propuesta como un equívoco, afirma que las uniones homosexuales no son equiparables al matrimonio de un hombre y una mujer, quienes se unen para procrear.
En Jalisco, escudados en la protección a los menores, la agrupación “Jalisco es uno por los niños” amenazó con boicotear a toda empresa que apoye la iniciativa, pues —dijo— es una “traición a la patria”, además afirma que el “matrimonio es un derecho, por lo que el Estado no está facultado para definirlo”.
“Son seres humanos”: Guadalupe Cortés
Pero no sólo en Jalisco hay grupos que se oponen a este tipo de iniciativas; en estados como Sinaloa, Puebla, Guerrero y Yucatán se han levantado diversas voces que dejan en claro que, al igual que la Iglesia, no logran avanzar de la mano de la sociedad, que pese a su evolución aún sigue conservando ciertos rasgos homofóbicos, señala la Dra. Guadalupe Cortés, socióloga de la UNAM en entrevista para Siempre!
Señala la especialista que si bien es un avance que en las leyes se especifique que todos los individuos son iguales, las normas, por sí mismas no transforman la realidad, por lo que existe mucho trabajo por hacer para erradicar la discriminación y transformar mentalidades.
“Hay una cierta aceptación por parte de la sociedad pero también hay una característica que tiene la sociedad: es muy diversa. Por un lado, podemos encontrar una serie de instituciones u organizaciones que han encabezado esta lucha, pero por el otro hay un sector de la población que ve la homosexualidad como degenerados o como enfermos”, asevera.
“La iniciativa del gobierno federal debe ir acompañada de políticas públicas dirigidas a las escuelas, medios de comunicación y demás instituciones, a fin de que ayuden a modificar prácticas discriminatorias cotidianas”, recomienda la Dra. Guadalupe Cortés.
Afirma que lo esencial es tomar en cuenta que se trata de personas que tienen los mismos derechos a casarse, a tener uniones libres y tener la posibilidad de adoptar a los niños como cualquier otra persona heterosexual, “son seres humanos como nosotros, que justamente por lo que están luchando es por sus derechos, como los tienen todos los seres humanos, aquí no es un asunto moral, no es cuestión de valores, es simplemente que tengan sus derechos y que se les respete”.
Puedes leer la entrevista completa completa con la Dra. Guadalupe Cortés, socióloga de la UNAM aquí
http://www.siempre.com.mx/2016/05/rasgos-homofobicos-presentes-en-la-sociedad-mexicana/
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Partidos políticos fijan su postura
Sin dejar de ver que estamos a unas semanas de las elecciones del 5 de julio y que con este anuncio el partido en el poder podría atraer simpatizantes, los partidos tienen la pelota en sus manos. La iniciativa deberá ser aprobada por el Legislativo, para después ser avalada por la mayoría de los congresos de los estados del país, y con ello unificar el criterio que desde el año pasado emitió la Suprema Corte de Justicia, la cual consideró inconstitucionales las leyes estatales que prohíben el matrimonio homosexual.
PRI: El tricolor asegura que está abierto a un amplio debate. El dirigente del partido, Manlio Fabio Beltrones, destaca que es un avance en igualdad y derechos humanos. Sobre la adopción, declara que buscarán lo mejor para los niños y niñas, y que eso se decidirá en el debate.
PAN: Los panistas destacaron que la iniciativa de Peña Nieto no contiene nada nuevo que la Suprema Corte no haya propuesto antes. Ricardo Anaya, líder de los panistas, promete que habrá un debate informado y democrático en el Congreso, mientras que el coordinador de los senadores panistas, Roberto Gil, declara estar a favor del matrimonio igualitario.
PRD y Morena: Aplauden que Peña Nieto siga el ejemplo de la Ciudad de México, gobernada desde hace décadas por la izquierda, y la primera entidad en legalizar el matrimonio homosexual, en 2009.
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