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La cuarta parte de las adolescentes que se embarazan antes de los 15 años van a tener su segundo embarazo antes de los 18 años.
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Embarazo adolescente

En muchas ocasiones en el Congreso de la Unión tratamos el problema del embarazo en adolescentes y hemos tomado decisiones para colaborar en la solución a esta problemática, lamentablemente sigue creciendo en el país.

Las decisiones que hemos tomado no se reflejan en las acciones gubernamentales ni en las políticas públicas, y pareciera que se debe a que las autoridades simplemente eluden su responsabilidad de diseñar, implementar y evaluar una estrategia integral de prevención.

Las estadísticas son, lo menos, alarmantes, y vienen desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y, por supuesto, lo que año con año nos está presentando el INEGI.

El escenario es verdaderamente sombrío porque la cuarta parte de las adolescentes que se embarazan antes de los 15 años, cuando son casi niñas, van a tener su segundo embarazo antes de los 18 años. Estamos ante una situación crítica.

¿Qué tenemos que hacer? Trabajar en la implementación de las leyes que hemos aprobado en el propio Congreso de la Unión, y seguir insistiendo que éstas se homologuen de manera correcta en las 32 entidades federativas, para que las distintas instancias gubernamentales trabajen en la reeducación de las familias y se comprometan realmente en la protección irrestricta de las niñas, de las adolescentes.

Pero deben centrarse también en educar a los niños y a los jóvenes, a los adolescentes para que la prevención sea parte de su cotidianidad, porque las adolescentes no se embarazan solas y debemos tener presente que la Organización Mundial de la Salud configura estos embarazos como de alto riesgo.

En el caso de las más pequeñas, de las niñas, está de por medio un asunto de violación, la comisión de un delito grave que debe ser sancionado, incluso donde los usos y costumbres no lo consideren como tal.

En cuanto a las repercusiones, éstas no solamente afectan su salud, también su propio desarrollo, porque les hace asumir responsabilidades para que las que no están preparadas, es decir, saltarse etapas, y, por supuesto, conlleva también a que interrumpan su proyecto de vida.

Otra de las consecuencias del embarazo en adolescentes es la deserción escolar, y en algunos lugares hay escuelas donde ya no se les permite continuar asistiendo porque representan un mal ejemplo para el resto del alumnado.

Necesitamos trabajar, en primer lugar, para prevenir y atender la violencia sexual contra niñas y adolescentes, promover una cultura de igualdad de género que reconozca y condene todas las formas de violencia sexual hacia las niñas y las adolescentes, garantizar irrestrictamente su acceso a los servicios de interrupción legal del embarazo.

No actuemos con doble moral, las adolescentes que vienen de familias pudientes resuelven ese problema en hospitales y clínicas, incluso, fuera del país; pero las que son de familias pobres debe recurrir a lugares ilegales e insalubres, con estragos verdaderamente terribles para su salud.

Debemos quitarle los mitos a algunos temas y ver de manera objetiva los problemas y tener alternativas, como ya pasa en algunas entidades federativas, como es el caso de la Ciudad de México.

Claro que también tenemos que trabajar para la eliminación definitiva del matrimonio infantil, o las relaciones de hecho entre adolescentes menores de 18 años, eso ya lo tenemos inscrito en la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

En el Senado de la República buscamos concluir modificaciones al Código Civil Federal, pero necesitamos sobre todo que esto repercuta en los códigos civiles y en los códigos familiares de las 32 entidades federativas, pero urge que existan, insisto, políticas de prevención, de atención, de orientación, de información, que hagan accesibles todos los derechos de educación, de salud, de acceso a lo que el propio Sistema Nacional de Salud ha implementado, y por lo tanto con una información clara, precisa, no solamente se prevengan embarazos de alto riesgo, sino también infecciones de transmisión sexual.

@angelicadelap    

Presidenta de la Comisión de Derechos

Humanos del Senado.