Entrevista Dra. Guadalupe Cortés | maestra de Sociología de la FCPyS de la UNAM | Exclusiva Siempre!

Pese a que la iniciativa presentada por el ejecutivo federal a favor de que se reconozcan los matrimonios entre personas del mismo sexo, podría tomarse como en paso más en la lucha de la población LGBTTTI (lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual) de vivir con igualdad y dignidad, deja al descubierto una realidad de la sociedad mexicana; por un lado existen avances institucionales o jurídicos, por el otro, según un recuento de la organización Letra S, somos el segundo lugar en el mundo por crímenes homófobos, con 1,310 muertos desde 1995 hasta abril de este 2016.

En medio de una serie de señalamientos a nivel mundial ante la crisis que atraviesa el país en materia de derechos humanos, en especial por la actuación del gobierno mexicano por la salida del GIEI y aprovechando el marco del Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, el presidente Enrique Peña Nieto, para sorpresa de muchos, presentó una iniciativa a fin de reconocer en la Constitución los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Con esta iniciativa se plantea reformar el artículo 4 de la Constitución para reconocer como derecho humano que las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación, por motivos de origen étnico, discapacidad, condición social, religión, género o preferencias sexuales, además de modificar el Código Civil Federal para que el matrimonio sea igualitario y pueda realizarse sin discriminación alguna, entre personas mayores de 18 años.

Para hablar de que tanto la sociedad mexicana continúa siendo homofóbica y que tan aceptada puede ser la iniciativa federal, Siempre! entrevista a la Dra. Guadalupe Cortés, maestra de Sociología de la FCPyS de la UNAM, quien señala que seguimos inmersos en una sociedad con rasgos homofóbicos, por lo que si bien es un avance que en las leyes se especifique que todos los individuos somos iguales, las normas, por si mismas no transforman la realidad, por lo que existe mucho trabajo por hacer para erradicar la discriminación y transformar mentalidades.

“Hay una cierta aceptación por parte de la sociedad pero también hay una característica que tiene la sociedad, es muy diversa. Por un lado podemos encontrar una serie de instituciones u organizaciones que han encabezado esta lucha, pero por el otro hay un sector de la población que ve la homosexualidad como degenerados o como enfermos”.

Por lo que considera que la iniciativa del gobierno federal debe ir acompañada de políticas públicas dirigidas a las escuelas, medios de comunicación y demás instituciones, a fin de que ayuden a modificar prácticas discriminatorias cotidianas, “el objetivo será lograr transformar la mentalidad de quienes sostienen que el único modelo de familia debe ser el conformado por la unión heterosexual; es decir, la de una mujer con un hombre”.

“Este tipo de iniciativas deben tener una gran difusión, se tienen que discutir en las escuelas, pues se han eliminado muchas de las materias que eran las que le daban esa formación ciudadana a las personas o por lo menos te acercaba a conocer lo que son tus leyes sobre todo la Constitución, en la que ahora se supone va incluir el derecho al matrimonio gay a nivel nacional”, subraya.

La profesora de la FCPyS asevera que la propuesta del Ejecutivo federal se verá enfrentada a la oposición de sectores conservadores como el Vaticano que va en contra de la cultura del sexo, del uso de los anticonceptivos y el condón. “Hay un cierto rechazo, existe la tendencia de no prestar oídos a las corrientes que van a favor de estos grupos o preferencias, es contradictorio que por un lado se esté dando la anuencia para que se realicen los matrimonios cuando sabemos que la Iglesia y las creencias religiosas pesan mucho en nuestra sociedad”.

Señala que hay transformaciones en algunos sectores, “existen familias que son mas tolerantes que han modificado o han abierto sus ojos para ver la diversidad que existe, pues en muchas ocasiones cuentan con familiares, amigos, hijos , hijas que tienen una preferencia sexual diferente, esto ha contribuido para que suceda”.

Si bien, dice, este tipo de iniciativas no puedan significar un cambio sustantivo dentro de la sociedad, sí puede ser un incentivo para que algunas personas de la sociedad presten oídos y abran sus mentes para cambiar su opinión, “no quiere decir que hemos dejado de ser homofóbicos, pues continúa existiendo la violencia en contra a estos sectores que es tan similar y tan grave como las agresiones que se registra en contra del genero femenino”.

“Es paradójico lo que esta ocurriendo en la sociedad pues puedes estar en la calle y ser muy tolerante. Hay muchos lugares públicos en los que las personas con diferentes preferencias sexuales actúan de manera abierta: van tomados de la mano, se besan; pero cuando la gente ya está en otros espacios, como en su casa, escuela, centros de trabajo en donde hay otro tipo de valores, otro tipo de cuestiones culturales que las están influyendo, las personas cambian y se comportan de acuerdo al espacio a donde se mueven”.

Comenta que la transformación de las personas es muy lenta, por lo que reitera “es necesario que existan mayor cantidad de políticas públicas y de campañas permanentes para que haya otro tipo de educación que se diera a los chicos desde pequeños, no se trata de aprobar leyes si no se practican”.

La académica afirma que lo esencial es tomar en cuenta que se trata de personas que tienen los mismos derechos a casarse, a tener uniones libres y tener la posibilidad de adoptar a los niños como cualquier otra persona heterosexual, “son seres humanos como nosotros que justamente por lo que están luchando es por sus derechos como los tienen los demás, aquí no es un asunto moral, no es cuestión de valores es simplemente que tengan sus derechos y que se les respete”.