Estados Unidos y Cuba han llevado una relación conflictiva a lo largo de más de cincuenta años, debido principalmente a incompatibilidades políticas e ideológicas.

Este lunes, zarpó el primer crucero estadounidense hacia la isla, en lo que parece ser el inicio de una nueva era en las relaciones entre ambos países.

Una ciudad flotante, como lo describieron algunos de los residentes cubanos, atracó en La Habana, en medio de una gran expectación que abogaban por una reconciliación bilateral. El Adonia, crucero fletado por la firma Carnival, se convirtió en el primero en llegar a aguas prohibidas durante cinco décadas. Algo curioso es que entre sus casi 600 pasajeros a bordo, sólo figuran 12 de origen cubano. Más de 200 son enviados o corresponsales de diversos medios de comunicación, principalmente estadounidenses.

Pese a ser un hecho relevante, el viaje se ha realizado bajo estrictas normas de seguridad como el restringir la venta de boletos para este viaje inaugural a ciudadanos cubanos para regresar a su país vía marítima, pues a estos sólo se les permite retornar por avión.

Aun cuando Washington mantiene el bloqueo económico desde 1962, este viaje es considerado como un símbolo a la reconciliación política entre los dos principales enemigos en el continente americano durante la Guerra Fría, que por cierto, cumple 70 años de su inicio.

Esta acción se atribuye especialmente a las gestiones realizadas por el presidente estadounidense Barack Obama, quien desde 2014 realizó una ofensiva diplomática para aligerar un poco la tensión con el gobierno castrista, cuya influencia política sigue siendo fuerte en el Caribe y Sudamérica.

Obama logró que se reanudaran los vuelos comerciales, el correo postal y ahora, que los cruceros incluyan a Cuba entre sus destinos turísticos. Sin embargo, esta situación estuvo a punto de zozobrar, ya que Carnival se negaba a fletar su embarcación hasta que el gobierno de Raúl Castro autorizara el ingreso, lo cual sucedió apenas la semana pasada.

Se espera que Carnival flete dos viajes al mes en circuitos de cruceros de una semana con el propósito de promover el intercambio cultural entre los dos países.

El mercado ya está en la mira de países como Noruega y Finlandia, que son potencias no sólo en este tipo de circuitos turísticos navales, sino constructores de navíos de alto turismo.