Chile y Bolivia protagonizaron en febrero de 1879 una guerra en pos de territorios costeños. Se le conoció como la Guerra del Pacífico y culminó en 1880 con la victoria de Chile sobre Perú y su aliado Bolivia. Cuatro años más tarde se firmó una tregua entre estos dos últimos. Fue hasta octubre de 1904 cuando signaron un Tratado de Paz y Amistad, el cual estipulaba la aceptación de la administración por Chile de los territorios ocupados durante la guerra (Antofagasta), esto supuso la pérdida de la zona costera boliviana. Desde entonces, las relaciones entre Bolivia y Chile han pasado por diversas complicaciones. En particular, el gobierno boliviano exige una salida al mar, petición que ha sido denegada por su contraparte chileno. Este lunes, el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (Corte de la Haya) se declaró competente para tratar esta disputa marítima.frontera_peru_bolivia_chile_1879

Las dos naciones mandaron a La Haya a sus respectivos cancilleres, así como a sus equipos de diplomáticos, parlamentarios y juristas nacionales e internacionales para iniciar contactos en un caso que, ciertamente, podría prolongarse durante años, pero que para La Paz significa una puerta abierta a una resolución en su favor, ya que el veredicto sería asumido por un arbitraje internacional.

Ambas partes acordaron reunirse este jueves en la sede de La Haya para definir los plazos de la demanda por las aguas del Silala. Bolivia exige volver a tener una salida al mar como una prioridad comercial. Aunque en el Tratado de Paz de 1904, Chile se comprometió a garantizar el libre tránsito de mercancías bolivianas sin aplicar impuestos, además de la construcción de un ferrocarril Arica-La Paz que compensara el traslado de bienes hacia la costa pacífica, a Bolivia no le es suficiente y argumenta que el precio de sus exportaciones aumentan, lo que limita su volumen de negocios ante el costo de la transportación.

Según el Banco Mundial, los países emergentes que no tienen salida al mar ven mermadas sus exportaciones en un 30 por ciento, que aquellos que sí lo tienen. El problema es que Chile ha desarrollado una fuerte infraestructura en gasoductos y plantas petroquímicas en el corredor de Antofagasta, al grado que no puede entregar esa salida al mar que tanto desea Bolivia, al menos no tan fácilmente.