[gdlr_text_align class=”right” ][gdlr_heading tag=”h3″ size=”26px” font_weight=”bold” color=”#ffffff” background=”#000000″ icon=” icon-quote-left” ]

Sombras en el río Potomac y en el río Arauca. Mal panorama sobre los puentes.

[/gdlr_heading][/gdlr_text_align]

 

De todos modos Juan te llamas

Cuando era un joven estudiante creía que la lógica era una materia venida a obsolescencia. Pero más tarde descubrí la necesidad de convivir con el silogismo, el dilema, la disyuntiva, el teorema, el axioma o la hipótesis, así como de repeler la falacia o el sofisma.

Las enseñanzas de Aristóteles y los manuales de lógica se convirtieron en libros de cabecera para mi sobrevivencia vital. Gracias a ellos he podido descifrar el comportamiento, el pensamiento y hasta las intenciones de mis colegas, amigos, socios, clientes, jefes, colaboradores, adversarios y hasta de mis gobernantes.

En las noches recientes, El Estagirita me despertó y me alertó. Sombras en el río Potomac y en el río Arauca. Mal panorama sobre los puentes.

Washington puede llegar a albergar a un presidente racista que solicitaría mayores espacios para la autoridad, en detrimento de los espacios del individuo. ¿Habrán visto su futuro? ¿Ya sabrán algo de su presente? Por eso es oportuno repetir la preocupación de que, frente a un problema tan grave, los humanos podamos actuar orillados por el temor, que es mal consejero; por la irreflexión, que es mala promotora; por el protagonismo, que es mal socio; por la imitación, que es mala amiga; o por el interés, que es mal amo.

Es el racismo la más bárbara, la más injusta y la más cobarde de todas las agresiones a las que puede someterse a una sociedad donde tiene que sacrificar su propia dignidad, con los mismos vicios de lo que se pretende combatir: clandestinaje, espionaje, oscuridad, ilegalidad e inmoralidad.

Si Aristóteles sintetizara mi preocupación en un dilema, nos diría que si no cuidan su seguridad, perderán su libertad. Y si cuidan su seguridad, perderán su libertad. De todos modos te llamas Juan. ¡Qué pena por la libertad del noble pueblo de Estados Unidos!

Voy a otro atolladero. Venezuela se atora en un referéndum con dudas de legalidad y con confrontación de grupos, de proyectos y de clases. ¿Habrán visto su futuro? ¿Ya sabrán algo de su presente? Existen, en el cuerpo del sistema político, algunas enfermedades que son muy sintomáticas. La pobreza, la injusticia, la inseguridad y la guerra son algunos ejemplos de ellas. Duelen, asustan y lastiman.

Pero existen otras que, siendo igual de graves, son asintomáticas. La desesperanza, la conspiración o la inestabilidad no son tan notorias ni tan mensurables. No integran estadística alguna ni hay una sola fotografía de ellas en los medios de comunicación.

Nicolás Maduro amenaza con la represión. Advierte que tiene la mayoría, la ley y las armas. Ése es el discurso de todas las dictaduras. El de Ydígoras, los Somoza, Batista, Trujillo, los Duvalier, Pérez Jiménez, Stroessner, Videla, Pinochet, Rojas Pinilla y una larguísima galería de tiranos, siempre caricaturizados como primates enormes y negros.

Aristóteles describiría mi preocupación con otro dilema. Si Nicolás Maduro cae, sería porque hubo muchos balazos y muchos muertos. Pero si Nicolás Maduro se sostiene será porque hubo muchos balazos y muchos muertos. De todos modos te llamas Juan ¡Qué pena por la estabilidad del noble pueblo de Venezuela!

w989298@prodigy.net.mx

@jeromeroapis