Suena imprescindible el acuerdo que han tomado las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) con el gobierno nacional de Juan Manuel Santos, para alcanzar el cese al fuego entre el Estado colombiano y la guerrilla.

Por décadas este conflicto armado ha dejado más de 250 mil muertos, casi 50 mil desaparecidos y aproximadamente 6 millones de colombianos desplazados, además de la inestabilidad social de ese país que parió a uno de los narcotraficantes más poderosos y sanguinarios del mundo, Pablo Escobar.

Esta firma del histórico acuerdo para el cese al fuego y de hostilidades bilateral, definitivo, y la dejación de armas, se realizará este jueves en La Habana, Cuba, en presencia del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.

En un comunicado conjunto, el gobierno colombiano y las FARC informaron que lo acordado se dará a conocer hoy en un acto encabezado por Santos y el jefe máximo de las FARC, Timoleón Jiménez “Timochenko”, así como por el presidente de Cuba, Raúl Castro, y el canciller de Noruega, Borge Brende, integrantes de los países garantes.

“¡Mañana será un gran día! Trabajamos por una Colombia en paz, un sueño que comienza a ser realidad”, escribió el presidente Santos en sus redes sociales.

“#ElÚltimoDíaDeLaGuerra es posible acordarlo si no se aprovechan los últimos minutos para conseguir lo que no han podido en 4 años de debate”, escribió también en su cuenta de Twitter ‘Timochenko’, comandante supremo de las FARC.

Entre los países acompañantes que atestiguarán este gran acuerdo para dar fin a este longevo y bélico conflicto están Chile, Venezuela, República Dominicana, El Salvador, y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, entre otros.

“#MéxicoGlobal saluda el Acuerdo alcanzado en La Habana entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP. Felicito al Presidente @JuanManSantos por su compromiso y entrega para la paz en Colombia y a todas las partes que contribuyeron a este fin”, escribió en su cuenta oficial @EPN.

Si bien este ha sido un acuerdo buscado por el gobierno colombiano por más de 50 años, debido a que se ha considerado como “una cruenta batalla en la que nadie ha triunfado”, también es cierto que era una firma que muchas naciones querían presenciar por la estabilidad que esto va a representar, en un contexto en el que la violencia ha sido un fenómeno imparable en todo el continente americano.

En ese sentido, ya se dio un gigantesco paso en ese país y en dónde la mediación del gobierno cubano ha sido piedra angular del crecimiento que alcanzaron finalmente los acuerdos entre Colombia y la guerrilla.

El hecho de que México atestigüe un acto histórico para el mensaje de paz mundial es más que trascendente; incluso es de suma importancia para el presidente Peña Nieto haber cancelado sus compromisos en México para viajar a Cuba de última hora y ser parte de los líderes internacionales que constaten que esto no será un intento más de los que hubo por años y que no se concretaron para el cese al fuego en Colombia.

Hasta ahí, todo está perfecto. Pero si se toma en cuenta que uno de los países más violentos de esta parte del hemisferio es México, donde la violencia ha alcanzado cifras realmente espeluznantes en los últimos años, entonces se podría pensar que los buenos resultados se deben replicar.

Empero no se trata de negociar con los grupos del crimen organizado o armados, como es este caso de Colombia, si no que México ya tiene que dejar de ser, con una estrategia inteligente, un país testigo y convertirse en un país ejemplo en materia de desarrollo; pero sin tranquilidad solo se firmaría una sentencia de más muertos e injusticias.

Ojalá, pues, que algún día, Colombia también pueda ser un testigo invitado de que en México ya se redujeron las estadísticas de pobreza, de criminalidad, de violencia, de carencias y demás factores adversos que azotan a los mexicanos; aunque no sea en una hermosa isla caribeña.

FARC

GRANMA: HISTORIA DE UN CONFLICTO

El diario cubano Granma, relató una breve historia de este conflicto armado, que todo indica ha llegado a su fin este 23 de junio, y recordó que las conversaciones para alcanzar este acuerdo iniciaron en La Habana el 19 de noviembre del 2012.

En una de sus publicaciones, el diario cita que la Fundación Paz y Reconciliación recogió los intentos anteriores por finalizar un conflicto de más de cinco décadas y recuerda:

En 1982 el entonces presidente Belisario Betancur promovió un proyecto de amnistía para desmovilizar los grupos guerrilleros en el país. De esos encuentros salió el primer acuerdo de cese al fuego con las FARC (principal movimiento insurgente fundado en 1964).

Entre los puntos de mayor impacto estuvo el reconocimiento de las FARC como un actor político. Como consecuencia, nació Unión Pa­trió­tica, el partido político de ese grupo guerrillero.

También pactaron el cese al fuego con el Gobierno otras guerrillas como el M-19 (Movimiento 19 de abril) y EPL (Ejército Popular de Liberación).

En 1984 se firmó el Acuerdo de la Uribe entre el gobierno de Betancur y las FARC. Sin embargo, tres años después, el incumplimiento del Gobierno, la falta de garantías para la vida política, los ataques y la presencia cada vez más fuerte de los paramilitares se impusieron a los anhelos de reconciliación. Unión Patriótica fue exterminada.

La posibilidad de dialogar se concreta en 1991 con César Gaviria en la presidencia. La agenda establecida para las conversaciones en Tlaxcala, México con las FARC, el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y el EPL —agrupadas en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar— y otros, incluía diez puntos. En esta ocasión la administración de Gaviria concretó acuerdos de paz con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Movimiento Indígena Armado “Quintín Lame”; pero las FARC prosiguieron con la lucha armada.

A estos intentos le siguieron años de acercamiento pero sin establecer como tal un proceso abarcador. No fue hasta la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002) que se desarrolló otro diálogo con las FARC conocido como el Proceso de Paz del Caguán iniciado en 1999.

Con su “Política de Paz para el cambio” el gobierno y la guerrilla contemplaron temas como derechos humanos, reformas políticas y agrarias, paramilitarismo, entre otros. Este intento fracasó, una vez más, debido a la falta de voluntad de ambas partes y la improvisación. El 20 de febrero del 2002 el proceso concluyó y con este nuevo fracaso, se esfumó el deseo de la reconciliación nacional.

A pesar de esta compleja historia, Colombia podrá ver la luz blanca de la paz, ya que dentro de los acuerdos se estableció que no solo habrá cese al fuego, sino también colaboración estrecha de las FARC con el gobierno del presidente Santos, en el combate al crimen organizado.

De ahí surgen entonces finalmente un par de dudas más:

¿El Estado mexicano cuándo dejará de ser un campo de guerra y firmará un acuerdo anticorrupción para garantizarle la paz a los sectores sociales volcados contra los malos gobiernos?

Con este acuerdo, ¿Venezuela y Cuba dejarán de ser refugio de narcotraficantes colombianos y paraísos terrenales para la instalación de los más grandes narcolaboratorios de Latinoamérica, así como vértices en la distribución de cocaína de Colombia y México para el resto del mundo?

¡La moneda ya está echada!