“Ser o no ser, ese es el dilema” – William Shakespeare.
Birmingham, Reino Unido.- La palabra Brexit es una abreviación de “british exit”, es decir, “salida británica” que resume una palabra ya creada hace unos años, cuando se hablaba de una posible salida de Grecia de la Unión Europea (UE). En esa ocasión se le conoció como Grexit.
Contexto
Todo empezó cuando David Cameron, líder del Partido Conservador y Primer Ministro anunció que si los “tories” iban a ganar las elecciones en mayo del 2015, se iba a hacer un referéndum sobre la membresía del Reino Unido en la Unión Europea. Esa fue la táctica electoral de Cameron para responder al crecimiento del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), pero también para satisfacer las expectativas euroescépticas dentro su propio partido. Fue así como surgió el referéndum del 23 de junio, en el que los británicos contestarán la siguiente pregunta: “¿Debería el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o dejar la Unión Europea?”. El primer ministro David Cameron declaró la fecha del referendum en febrero pasado, después de una larga renegociación sobre la actual situación de Gran Bretaña ante el bloque europeo.
El Reino Unido forma parte de la Comunidad Económica Europea (CEE) desde el 1973, en aquella época se trataba de un acuerdo estrictamente económico, que básicamente era un mercado común. Como resultado del Tratado de Maastricht en 1992 la CEE se trasformó en un proyecto político que creó los fundamentos que dieron origen a la Unión Europea. Se trata de una visión política que, con el Tratado de Lisboa, recibió su propia personalidad juridica propia.
Déjà vu
El próximo 23 junio los británicos tendrán oportunidad de vivir un déjà vu, ya que un referéndum de este género tuvo lugar hace 41 años, en 1975, cuando el entonces Primer Ministro laborista, Harold Wilson, sometió la membresía a las urnas. Para darle más forma de “ya visto” el actual sufragio tiene las mismas causas que ese entonces, es decir, una promesa electoral. Así como la votación realizada en 1975 fue anticipada con una serie de negociaciones de términos y condiciones entre la Gran Bretaña y la CEE, este año también fue seguido con una campaña en favor de permanecer en Europa. En aquella ocasión el Reino Unido votó por la permanencia con un resultado aplastante del 67%, en la actualidad las encuestas de opinion reflejan un mínimo margen a favor de la permanencia. Prácticamente se trata de una división homogénea entre los euroscépticos y los euroentusiastas; esto al menos al cierre de la presente edición.
¿Quién puede votar?
Podrán votar los ciudadanos británicos mayores de 18 años, así como los ciudadanos de Irlanda y de la Commonwealth residentes del Reino Unido. También podrán votar los británicos que viven en el extranjero, salvo que se hayan registrado para votar en su país en los últimos 15 años. A diferencia de las elecciones locales, no tendrán el derecho de voto los ciudadanos europeos comunitarios que residen en la Gran Bretaña.
Euroescepticismo
Como el argumento más presente en el debate a favor de la salida de la UE es la cuestión de la inmigración y de la libre circulación que no permite al Reino Unido tener control completo de sus fronteras. Se estima que más de un cuarto de millón de personas llegó al Reino Unido de otros paises comunitarios en el último año –el equivalente al número de habitantes de una ciudad como Newcastle.
El segundo argumento se refiere al alto costo de la membresía que cuesta al país más de 350 millones de libras por semana. Con una cuota así se podría construir un hospital cada semana. Solamente la mitad de este dinero regresa al Reino Unido en forma de subvenciones sin que el gobierno británico pueda decidir en qué se gastarán.
El tercer argumento es que la legislación europea prevalece sobre la ley británica, lo que no concede a los ciudadanos británicos votar por los políticos que hacen dichas leyes. Eso crea también mucha legislación y regulación que obstaculiza el mercado laboral.
Cuando el Reino Unido se unió a la CEE en los setentas, se trataba sólo de un proyecto económico que contenía solamente 9 países, hoy en día, el bloque se ha agrandado hasta reunir 28 paises miembros, con cinco más que esperan incorporarse en el futuro.
El seguiente argumento es que, mientras el Reino Unido pertenezca a la Unión Europea, no puede hacer acuerdos comerciales por su cuenta con países como Australia, Nueva Zelanda, China, India o Brasil.
Los euroescépticos argumentan también que no es necesario formar parte de la UE para tener el acceso al mercado común, como es el caso de Suiza y Noruega que no pertenecen a la UE, pero funcionan dentro del Espacio Económico Europeo.
Euroentusiasmo
Los simpatizantes de la campaña “stay in”, es decir, que están en favor de la permanencia del Reino Unido en las estructuras europeas, subrayan el lado positivo de la inmigración en el mercado laboral y la economía. En fin, se trata muy frecuentemente de los trabajos que los británicos no quieren hacer, también hay que notar que los inmigrantes comunitarios pagan sus impuestos en el país y en realidad el saldo neto entre lo que toman en forma de ayuda social y lo que pagan en impuestos es positivo.
La Gran Bretaña no forma parte de la zona Schengen, lo que en sí le da el control sobre sus fronteras externas. Se calcula que aproximadamente 3 millones de trabajos están ligados a la membresía del Reino Unido en el mercado común.
El Espacio Económico Europeo, integrado por 28 países y como el mercado único más grande en el mundo, tiene una influencia significativa en la arena global, lo que le permite firmar acuerdos comerciales con las grandes economías mundiales.
Otro argumento es que, para poder cambiar a la Unión Europea y mantener la influencia británica dentro la Europa es crucial permanecer en las estructuras europeas, sobre todo tomando en cuenta el estatus especial que goza el Reino Unido.
Riesgo
Los expertos, políticos y empresarios están divididos. En realidad nadie sabe qué pueda pasar con la economía británica y con la de la UE, porque este divorcio podría también constituir un golpe muy fuerte para el bloque europeo y puede convencer otros paises de iniciar el mismo proceso. Hay que mencionar que la UE está viviendo una prueba muy dura con la crisis de la inmigración y falta de cohesión entre todos los estados miembros. En la práctica, el Brexit puede resultar letal tanto para el Reino Unido como para la Unión Europea, sobre todo a corto plazo. De hecho, ya se habla de la crisis de la libra, porque los inversionistas temen el Brexit y eso obviamente tiene un impacto en la Bolsa de Londres.
*El autor es doctor en Estudios Italianos con especialidad en Lingüística y es analista de temas interculturales.
>Traducción del inglés al español por Gerardo Yong.
¿Proteccionismo económico?
Por Emma Islas
El referéndum que va llevar a cabo Gran Bretaña –Brexit, British exit– “es probablemente la decisión económica más importante de esta década. Desde mi punto de vista, está en juego simplemente la permanencia de la Unión Europea como la conocemos o bien una nueva era de la Unión Europea donde la pregunta más importante sería: ¿quién sigue?”, asegura Luis Miguel González, Director General Editorial de El Economista.
En entrevista con Siempre!, precisa que si Gran Bretaña sale –que es la séptima economía del mundo– una salida va a ser cada vez más apetecible, “sobre todo para países que son ricos y que de alguna manera tienen una balanza negativa con la Unión Europea. ¿A qué me refiero con balanza negativa? Gran Bretaña aporta 13 mil 500 millones de euros más de lo que recibe a la Unión Europea”.
Sobre la nueva ola de proteccionismo económico que está emergiendo, afirma que no se trata de una excentricidad británica pues “varios países están teniendo una reacción proteccionista después de muchos años de apertura económica de acuerdos comerciales y el caso más cercano es el de Estados Unidos”.
Repercusiones en México
Luis Miguel González es enfático al señalar que pese a que en México la mayor preocupación es la volatilidad en el tipo de cambio, “es mucho más peligroso el proteccionismo por una razón muy simple: un tercio del PIB está relacionado con las exportaciones a Estados Unidos”.
Por ello, afirma, es muy importante aprender a vivir con la incertidumbre, “esperar que el gobierno federal nos de todas las seguridades. Hay tantas variables que no dependen de él o de los funcionarios, eso es absurdo”.
>Espera la entrevista completa con Luis Miguel González el próximo domingo, en la edición impresa de la revista Siempre!