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Las campañas no han penetrado en la población que se muestra enojada y abrumada.
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Elecciones 2016

Las elecciones de 2016 son un caleidoscopio de las estrategias partidarias que tienen una lógica diferente en cada estado y en cada partido; por eso, en el análisis de este evento comicial habrá que tomar diversos factores que tienen que ver con los participantes, con la carrera hacia 2018 y con los intereses locales.

En primer tema que habría que comentar, por ser novedoso, es el de los llamados candidatos independientes, que en esta ocasión no tendrán ningún triunfo electoral en los comicios a gobernador y su votación será muy limitada, aunque es probable que algunos candidatos independientes a la asamblea constituyente de la Ciudad de México pudieran obtener el éxito.

La visión de Morena indudablemente está vinculada, como partido nuevo, a consolidar su fuerza electoral para impulsar la candidatura de López Obrador en 2018; sus posibilidades para obtener una gubernatura son muy escasas; su posibilidad se agota en Zacatecas con David Monreal, y muy lejanamente en Veracruz, donde la guerra sucia de los Yunes le está dando votos al candidato de Morena, Cuitláhuac García, que hasta esta elección era un hombre totalmente desconocido. En donde sí tendría un voto importante será en la elección de la asamblea constituyente de la Ciudad de México que tiene un valor simbólico, y cuyo objetivo será vencer al PRD para consolidarse como la primera fuerza electoral de la Ciudad de México hacia la elección del próximo jefe de gobierno, gobernador o como lo llamen.

El PRD por sí mismo no ganará ninguna gubernatura, aunque tendrá alguna oportunidad en Tlaxcala con Lorena Cuéllar; en Veracruz sí tiene una oportunidad real en alianza con el PAN, sin embargo, tiene pocas posibilidades en Oaxaca y Durango. Para este partido el objetivo es mantenerse como una institución política fuerte, que le permita tener una candidatura propia y competitiva en 2018.

Acción Nacional ganará la gubernatura de Puebla con Gali Fayad, que será el bastión de Moreno Valle, para su aspiración presidencial, tendrá posibilidades en Aguascalientes, aun cuando la candidata del PRI, Lorena Martínez, es excelente; en Durango también tiene oportunidad con Rosas Aispuro, y más limitadas en Quintana Roo con Carlos Joaquín, y desde luego, con la crisis en materia de seguridad, también en Tamaulipas con Cabeza de Vaca.

La elección de la Ciudad de México será un desastre, por el planteamiento aberrante desde el punto de vista constitucional de todo el proceso y, además, la abstención será una de las más altas en la historia contemporánea del país.

Para el PRI las cosas son muy distintas, pues actualmente tiene en sus manos nueve de las 12 gubernaturas en juego, y cada una de éstas, además de ser importantes por sí mismas, representan un reservorio electoral y económico para 2018. El PRI ganará sin problemas en Hidalgo con Omar Fayad, en Chihuahua con Enrique Serrano y en Sinaloa con Quirino Ordaz, aunque la expectativa es la de obtener, cuando menos, ocho gobiernos locales; sin embargo, para ese instituto político, no es suficiente que se vuelva a constituir en la sumatoria total como el partido más votado, ya que está obligado a ganar cuando menos siete de las 12 gubernaturas en juego, lo cual es probable, porque tiene que llegar a 2018 con sus bastiones estatales consolidados. Su problema más grave lo representa Veracruz, aun cuando puede recuperar Sinaloa y Oaxaca.

En este horizonte tan complicado, la ciudadanía está confundida y decepcionada, a pesar de los enormes costos económicos, las campañas no han penetrado en la población que se muestra enojada y abrumada por temas de corrupción, inseguridad y pobreza.