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La descalificación que sustituye a las propuestas en lugar de convocar a nuevos pactos sociales.
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Elecciones rumbo a 2018
Hoy estarán acudiendo a votar cerca de 12 millones de mexicanos para elegir gobernador en doce entidades del país y alcaldes y diputados locales en muchas de ellas. Los que están en el padrón superan los 26 millones de ciudadanos con derechos políticos a salvo.
Los procesos electorales en algunos estados como Puebla, Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo, Chihuahua, Durango —que son la mitad de los que jugarán para renovar sus ejecutivos estatales—, la descalificación que sustituye a las propuestas; la guerra sucia de filtraciones de documentos y grabaciones —que son las nuevas estrategias de campaña para tratar de inducir el voto ciudadano por medio de la desconfianza y hasta el miedo, en lugar de convocar a nuevos pactos sociales— serán escenarios de una lucha por obtener el mejor posicionamiento posible rumbo a 2018.
Hay sin embargo estados en los que los comicios tienen ya muy prefigurados a sus potenciales triunfadores. En Sinaloa, Hidalgo, Aguascalientes y Zacatecas todo indica que el PRI no tendrá problemas para alzarse con unas victorias holgadas.
Puebla, Tamaulipas y probablemente Quintana Roo serán para el PAN en los dos primeros casos, y en el Caribe para la coalición del PRD con los azules.
El PRI aventaja con poco margen al PAN-PRD en Durango. También libra cerradas disputas en Tlaxcala y Chihuahua.
Veracruz está anunciada como una elección de tercios en donde la sorpresa fue el candidato de Morena, Cuitláhuac García, que logró superar en la recta final al panista Miguel Ángel Yunes Linares y se acercó a menos de tres puntos del priista Héctor Yunes Landa.
Este proceso, al igual que los de Durango, Quintana Roo y Chihuahua, tienen todos los visos de caminar hacia una judialización, y, de llegar el caso, hasta una nulidad de los respectivos procesos manchados por las irregularidades de todos los partidos y la manifiesta incapacidad de las autoridades electorales para arbitrar unos comicios con mano firme.
El país entra de lleno en la ruta de la sucesión presidencial 2018 después de las elecciones de este domingo. En 2017 será celebrada la elección madre del sexenio, que es la que renueva el Ejecutivo en el Estado de México.
Lo más probable es que la pesada estructura electoral mexiquense haga ganar a cualquiera de los prospectos que se mencionan: Luis Videgaray, Ana Lilia Herrera, José Manzur, Ernesto Nemer, Luis Miranda, Carolina Monroy y Alfredo del Mazo Maza.
El PRI vería competida la elección en el Estado de México de llegar a concretarse una alianza PAN-PRD, partidos donde una candidata como Josefina Vázquez Mota compitiera con reales posibilidades de triunfo en esos comicios. Ésa es la apuesta que trabajan Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Agustín Basave.
No hay duda de que para 2018 Andrés Manuel López Obrador será el candidato a vencer en esas elecciones presidenciales.
El famoso voto oculto, o el de los indecisos, que son casi 60% de los 83 millones de mexicanos que hasta ahora están inscritos en el padrón del INE, puede llevar al tabasqueño a una victoria si las oposiciones o el gobernante PRI se equivocan a la hora de seleccionar los hombres o mujeres que competirían con López Obrador.
Los independientes que participan en las elecciones de hoy son, en la mayoría de los casos, meramente testimoniales. ¿Quién apuesta a estas alturas —si no es con la excepción del Chacho Barraza en Chihuahua— por personajes tan disminuidos como Gabriel Arellano en Aguascalientes, Juan Bueno Torio en Veracruz o Ana Teresa Aranda en Puebla, que son los más conocidos del grupito que decidió correr la aventura de participar sin estar respaldado por ningún partido?
Independiente serio para 2018 hasta la fecha solo pinta el mandatario de Nuevo León, Jaime Rodríguez, el Bronco.
En las elecciones que hoy se llevan a cabo en trece entidades (Baja California elige alcaldes y congreso local), los elementos que las caracterizan son el desencanto ante tanto denuesto, la descalificación grotesca del adversario y hasta el miedo de una violencia que no se vislumbra hasta el momento, por fortuna, pero que puede desatarse en cualquier instante ante las ánimos tan encendidos que existen innegablemente en algunos estados, matizan una jornada que puede representar un serio retroceso en la incipiente democracia mexicana.
La próxima semana haremos el análisis de la nueva conformación geopolítica que darán a México las elecciones de hoy.