Un hombre irrumpió armado a un bar con capacidad para 300 personas del este de Orlando y disparó contra la multitud, en su mayoría de la Comunidad Lésbico gay, Travesti y Transexual.

Más allá de las condenas, del repudio, de la indignación y de las condolencias que en sus discursos han expresado los diferentes actores políticos, el verdadero responsable de la muerte de 50 personas asesinadas a tiros y las lesiones de 53 más en una discoteca de Orlando, Florida, es, sin duda, es el Estado Norteamericano, que a pesar tener al Ejército e instituciones de seguridad consideradas entre las más poderosa del mundo, también tienen una ley que permite a cualquier ciudadano adquirir un arma.

En la cifra más conservadora, el comercio de armas, incluidos los rifles de alto poder como el utilizado para la masacre más lesiva en la historia de Estados Unidos, deja como derrama un monto mayor a los 650 millones de dólares anuales en el vecino país del norte.

De ahí, que el discurso del precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, va más allá de lo inverosímil y se convierte en el colmo del cinismo al referirse a multihomicidio registrado en las primeras horas de este domingo en el conocido club gay de Orlando “Pulse”.

El hecho de que el magnate de bienes y raíces se haya condolido por la masacre que se ha adjudicado el grupo terrorista Estado Islámico a través de su agencia de noticias, no evita que se recuerde el discurso de violencia y discriminación que ha alardeado Trump en su campaña.

Entonces, Donald es el que menos tiene calidad moral para exigir la renuncia del presidente en turno Barack Obama, pues además el Partido Republicano ha sido la principal barrera para que se regularice y limite la venta de armas en los Estados Unidos.

El nombre de Omar Seddique Mateen de 29 años de edad, ha pasado a ser para el mundo, el responsable del peor multihomicidio en los libros negros de la historia de los Estados Unidos.

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Sitora Yusufiy, confesó al diario The Washington Post que Mateen era una persona violenta, homofóbica, racista y desequilibrada mentalmente. Además, las autoridades lo investigaron en 2013 y 2014 en dos atentados que lo vinculaban con terrorismo.

En el incidente del año 2014, Mateen volvió a llamar la atención del FBI al ser relacionado con Moner Mohammad Abusalha, un residente de Florida y el primer ciudadano estadounidense en perpetrar un ataque suicida con bombas en Siria.

Seddique, pues, de nuevo fue investigado y se determinó que su contacto con el terrorista fue menor y que “no constituía una amenaza en ese momento”, señaló Ronald Hopper, de la oficina estadounidense de alcohol, tabaco, armas y explosivos

Entonces, ¿por qué Omar Seddique era candidato a adquirir un rifle de alto poder AR-15 sin impedimento alguno?… La respuesta es muy fácil si entendemos que en EE.UU es más fácil adquirir un arma de ese calibre que un documento de residencia.

El presidente Obama ha dicho que esta masacre fue un acto de “terrorismo y odio”; para el Papa Francisco, “la terrible tragedia sucedida en Orlando, con un número altísimo de víctimas inocentes, generó los sentimientos más profundos de condena, de dolor y de perturbación de frente a esta nueva manifestación de locura homicida y de odio insensato”, señaló a nombre de El Vaticano, el vocero religioso Federico Lombardi.

Seis días antes, el pasado 6 de junio se cumplían 48 años del artero asesinato de Robert Francis “Bobby” Kennedy, uno de los hermanos menores del expresidente estadounidense John F. Kennedy.

Bobby Kennedy fue un claro opositor a la guerra de Vietnam y un claro impulsor de la regulación responsable para el comercio de armas; nunca tuvo eco y por el contrario, una de esas armas le arrebató la vida a manos de Sirhan Bishara Sirhan, un hombre de 24 años residente en Los Ángeles y con ascendencia palestina.

En resumen: las peores tragedias y masacres de ciudadanos de los Estados Unidos, con las mismas características que lo ocurrido la madrugada del domingo en el bar gay de Orlando, Florida, están marcadas por el uso de armas adquiridas legalmente, en uno de los países donde no es un impedimento, sino un gusto; gusto desmedido que le costó la vida a 50 personas y dejó lesionadas a 53 más.