Una mirada a… Copérnico

 

Niklas Koppernigk creía en la acción, pero al mismo tiempo lo horrorizaba su inevitable tendencia de la acción a convertirse en violencia, dice John Banville en Copérnico (Edhasa 2004), el primer volumen de su Trilogía de las revoluciones, su biografía novelada acerca del canónigo polaco que en los albores del siglo XVI transformó la mirada científica de la humanidad al desafiar la teoría de Tolomeo y formular una teoría fidedigna sobre el movimiento de los planetas. Como los enciclopédicos renacentistas de su tiempo, había estudiado filosofía, derecho, física, matemáticas, griego, astronomía y finalmente medicina, pero sólo creía en las matemáticas, en ninguna otra cosa, y de ellas y del pensamiento objetivo se valió para plantear que el Sol, y no la Tierra, estaba en el centro del universo y, en segundo lugar, que este último era mucho más grande de lo que Tolomeo o cualquier otro hubieran imaginado.

Un antihéroe de cuerpo enjuto, de físico débil, tan tímido que era incapaz de sobrellevar la convivencia social, Nicolás Copérnico era insomne y lo maravillaba la noche, durante la cual detectaba signos de una vida secreta en todas partes. Su claridad de pensamiento sigue alumbrando los protocolos de la ciencia actual.

 

El primer editor en la Feria de Madrid

 

Una de las grandes novedades presentadas durante la Feria del Libro de Madrid es El impresor de Venecia (Tusquets) donde Javier Azpeitia cuenta la historia de Aldo Manuzio, considerado el primer editor literario, que vivió en la Venecia de finales del siglo XV y principios del XVI, en pleno Renacimiento, y cuya obsesión por los libros y la literatura lo llevó a editar a los grandes de su tiempo pero también a enfrentar a la censura.

El poder de la rutina

 

“El novelista debe ser un ser rutinario, que se siente todos los días a escribir, tenga o no tenga claro lo que va a narrar, para que la inspiración llegue mientras trabaja”, dice el suizo Carlos Franz, ganador de la II Bienal de novela Mario Vargas Llosa por su libro Si te vieras con mis ojos, una historia de amor entre el científico Charles Darwin, el pintor Johann Mortiz Rugendas y la escritora Carmen Arriagada. En una entrevista para El País (Andrés Rodríguez) dice que en su mesa de noche tiene libros de los novelistas rusos: Tolstoi y Turgeniev, pero también autores como Conrad y Henry James, y que en materia de cine, disfruta las películas de Woody Allen.

 

Novedades en la mesa

Odioso caballo (Almadía), poemario de Francisco Hernández… Pecado (Alfaguara), de Laura Restrepo… Toda la vida (Random House), nueva novela de Héctor Aguilar Camín… Las elegidas (Alfaguara) de Jorge Volpi, una historia no documental que recrea la trata de mujeres en Tenancingo, Estado de México… Esther en alguna parte (Alfaguara) de Eliseo Alberto… Historia de un perro llamado leal (Tusquets) de Luis Sepúlveda.