Estado padrastro/VIII-XV
Cumpliendo con la misión que le encomendó la reforma constitucional de las telecomunicaciones de 2013, la Secretaría de Gobernación aprobó en 2015 los nuevos Lineamientos Programáticos para la Transmisión de los Programas Grabados en Televisión Abierta. Dicha nueva política de comunicación no fue una mera decisión burocrática intrascendente del gobierno en turno en este terreno, sino que representó la creación de una nueva política pública de difusión informativa que contribuirá a provocar diversas consecuencias muy preocupantes para el bienestar de la sociedad mexicana.
En el ámbito de la planificación familiar colaborará a generar las siguientes repercusiones significativas para la población infantil y juvenil de la república mexicana:
- Con la aprobación de los nuevos lineamientos de programación se permitió que las televisoras nacionales difundieran masivamente diversos aspectos sobre la temática sexual poco propicios para la etapa de maduración psico-emocional de los niños, creando paralelamente consecuencias delicadas para su sana evolución humana. Así, por ejemplo, se admitió que se adelantaran cuatro horas la transmisión colectiva de los mensajes televisivos grabados dirigidos a los menores y jóvenes que “presenten escenas con desnudez velada, siempre y cuando estén justificadas en el contexto”. (clasificación B). Se aceleró dos horas antes la exposición de los temas que luzcan “el cuerpo humano desnudo en segundo o tercer plano, pero sin la presentación de genitales. Pueden incluir escenas que simulan relaciones sexuales de forma velada”. (clasificación B15)
Finalmente, se apresuró una hora la presentación de las informaciones que pongan a la vista mensajes “con desnudez erótica, sin presentación de genitales. La trama puede mostrar actividad sexual implícita”. (clasificación C)
Todo esto, sin ninguna justificación o beneficio educativo para la sociedad mexicana que enfrenta grandes carencias estructurales en el ámbito cultural, y formativo; pero sí de un gran apoyo unilateral para las grandes cadenas de televisión en México, especialmente, comerciales, al dotarlas con nuevas herramientas jurídicas para publicitar más productos de adultos en horarios infantiles y juveniles.
Frente a ello, es indispensable que el Estado considere que dicha información audiovisual podrá acelerar un mayor despertar del apetito sexual de los niños y de los adolescentes, especialmente por el perfeccionado lenguaje atractivo, moderno y seductor que han creado las industrias televisivas comerciales; sin mayores contrapesos culturales o pedagógicos que canalicen adecuadamente tales reactivos erotizantes generados por los canales electrónicos. El único balance que se contempló introducir fue la inclusión de una pequeña leyenda de diez segundos al principio de los programas que indique que dichas informaciones podrán ser no aptas para niños y jóvenes.
El reforzamiento de este ambiente psico-cultural por las industrias culturales audiovisuales podrá contribuir a incrementar la existencia de “embarazos prematuros” en la población juvenil, pues aunque dicho fenómeno es un hecho de origen multifactorial, el robustecimiento generalizado y constante de esa atmósfera mediática sensualizadora en la vida cotidiana de los hogares a través de la programación de las televisoras, podrá colaborar a acrecentar la alarmante tendencia de los “embarazos no deseados” en los adolescentes que ya existe en grado muy acentuado en el país, con las severas consecuencias individuales y sociales que respectivamente de esto se deriva.

Ante dicho panorama es fundamental considerar que México ya es el primer país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos con mayor cantidad de “embarazos precoces” en la juventud. Por ejemplo, según el informe Embarazo adolescente y madres jóvenes en México: una visión desde Promajoven, elaborado por la Secretaría de Educación Pública, demostró que de 2004 a 2009 en casi todas las entidades de la nación ascendieron de forma preocupante dos puntos porcentuales los embarazos “no planificados” en la población joven.
Para 2012, tal problemática se acentuó todavía más en los adolescentes que iniciaron su vida sexual en México. Así, las concepciones “no deseadas” en los muchachos de 12 a 19 años avanzó del 15% en 2006 a 23% en 2012; y la edad promedio del inicio de la vida sexual en las mujeres de 15 a 19 años fue de 15.9 años.
En 2015, en el país el 15% de cada 100 hombres adolescentes que tuvieron vida sexual, no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual; y casi 17% hombres tampoco lo utilizaron en su último contacto sexual. Por otra parte, 34% de cada 100 mujeres adolescentes que tuvieron experiencia sexual, no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación; y casi 37% mujeres tampoco lo emplearon en su último vínculo sexual.
En el mismo periodo de 2012, el 17% del total de nacimientos registrados en México correspondió a jóvenes entre 10 a 19 años. Uno de cada dos adolescentes de 12 a 19 años que inició su vida sexual se embarazó. De 10 chicas embarazadas de 15 a 19 años, dos estuvieron preñadas más de una ocasión. En este universo de concepciones el 40% no fueron planeados o aceptados.
En la república mexicana en esa etapa el 10% de cada muertes maternas en el país ocurrió en mujeres de 10 a 18 años. Por otra parte, los embarazos prematuros fue la cuarta causa de deserción escolar en jóvenes de 15 a 19 años.
Tal escenario preocupante ocasionó severas consecuencias para los jóvenes padres o madres y para el nuevo producto, como fueron en el ámbito de la salud, la existencia de bebés con mayor probabilidad de tener bajo peso al nacer; mortalidad infantil; desarrollo incorrecto del páncreas (glándula que produce la insulina) generando tendencia a la diabetes, sufrir más condiciones médicas crónicas.
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La televisión mexicana debe contribuir a crear un futuro virtuoso para las nuevas generaciones.
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En el terreno psicológico, menores niveles de apoyo emocional y estimulación cognitiva; reducidas habilidades y capacidades de aprendizaje cuando entran a pre-escolar; más problemas conductuales; aborto, rechazo y abandono de recién nacidos; mala educación de los hijos y creación de familias disfuncionales; propensión a ser internados en centros penitenciarios en la adolescencia; fuertes obstáculos para el desarrollo personal; inclinación a repetir el patrón de fecundidad temprana, teniendo hijos o hijas durante la adolescencia, sin estar preparados.
En el campo social, estigmatización y rechazo comunitario (“¡se comió la torta antes de tiempo!” o “¡ya salió con su domingo siete!”); realización de uniones o matrimonios adelantados, en los que la pareja puede o no estar de acuerdo; mayor exposición a situaciones de inseguridad, desprotección y maltrato; exclusión de oportunidades educativas; incremento de la desigualdad de género; etc. En la realidad educativa, alcanzar menos logros académicos y desertar de la educación secundaria y media superior.
En la esfera laboral, dificultades para percibir ingresos estables, acceder a empleos especializados o de calidad menor; propensión al desempleo o subempleo en la etapa adulta; predisposición a reproducir el círculo de pobreza personal y familiar.
Por la existencia de este crítico panorama nacional es muy preocupante e irresponsable que la Secretaría de Gobernación haya autorizado dichos nuevos lineamientos de programación audiovisual dañinos para la adecuada formación mental y emocional de la juventud, ya que favorecerán a estimular anticipadamente la sexualización y erotización de las relaciones de los niños y adolescentes en un contexto de creciente descontrol nacional de la planificación familiar.
La televisión mexicana debe contribuir a crear alternativas positivas para construir un futuro virtuoso para las nuevas generaciones y no engendrar trampas culturales que obstaculicen su desarrollo humano equilibrado.

