
Consuelo Loera, madre de “El Chapo” Guzmán
Siempre ha sido un mito de que en el narcotráfico las familias de los criminales se respetan; eso nunca existió a pesar de que así lo intentaron posicionar en documentales, supuestas investigaciones periodísticas relacionadas a la delincuencia organizada e incluso a guiones literarios que así lo querían hacer ver. Fantasiosos, pues.
Apenas en las últimas horas ha trascendido, extraoficialmente, que un grupo armado, al parecer identificado como brazo ejecutor del Cartel de los Beltrán Leyva irrumpió en el municipio de Badiraguato, Sinaloa; en específico, a la comunidad de “La Tuna”, donde según una publicación del semanario RíoDoce, saquearon la casa de Consuelo Loera, madre del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Hasta este momento ninguna autoridad ha confirmado el hecho, pero no sería nada nuevo si se toma en cuenta la enemistad que existe entre “EL Chapo” y “El Chapito y/0 “El Chapo Isidro” (Fausto Isidro Meza Flores); éste último ubicado como una de las cabezas de la Organización Beltrán-Leyva.
De acuerdo a la publicación del semanario sinaloense, Fausto Isidro Meza es el presunto autor intelectual del supuesto saqueo en la casa de la mamá del líder del Cartel de Sinaloa, su acérrimo enemigo.
Los códigos de ética y lealtad entre ambos cárteles nunca existieron, pero sí la traición. En 2008, Joaquín Guzmán, fue señalado por sus entonces aliados Los Hermanos Beltrán Leyva como el que entregó al Estado Mexicano a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, capturado el 20 de enero de 2008 por fuerzas especiales del Ejército Mexicano.
Isidro Meza, en ese tiempo uno de los operadores más cercanos a El Chapo lo traicionó e ingresó a las filas de la Organización de los Beltrán, para disputarle el control del territorio del llamado “Triángulo Dorado” del narcotráfico (Chihuahua, Sinaloa y Durango) a su expatrón, al que le declaró la guerra.
De acuerdo al informe desclasificado del Departamento Antidrogas de los Estados Unidos (DEA por sus siglas), el sur del estado de Sinaloa es controlado por Los Beltrán-Leyva y la parte norte por “El Chapo” Guzmán.
En torno a los otros dos estados que conforman el “Triángulo Dorado”, el Cartel de Sinaloa mantiene su poderío absoluto en Durango, mientras que en Chihuahua el predominante es el Cartel de Juárez, refiere el mapa representativo de áreas dominantes de los Cárteles en México, publicado por la DEA.

La ironía de la vida es que de confirmarse la agresión en contra de la mamá del Chapo Guzmán, sucedería a un paso de que éste sea extraditado a los Estados Unidos en dónde es requerido en siete cortes federales por los delitos de narcotráfico, lavado de dinero y asociación delictuosa.
Más irónico aún, que este contexto se da al tiempo de que es repatriado a México, Héctor Luis Palma Salazar “El Güero Palma”, exsocio y fundador en 1990 de Guzmán Loera en la conformación del Cartel del Pacífico, tras purgar una condena de 16 años en una prisión de Máxima Seguridad en el vecino país del norte.
A pesar de lo cruentos que fueron sus ataques en contra de Los Arellano Félix, sus odiados rivales, no se escapó de sufrir, con creces, los embates de la traición; su esposa fue decapitada y sus hijos de 4 y 5 años fueron asesinados, los tres, en Venezuela.
Palma Salazar descubrió que se le habían volteado algunos de sus hombres de seguridad, quienes se llevaron con engaños a su esposa e hijos a la nación venezolana, donde el Cartel del Pacífico tenía instaladas cocinas para la elaboración de cocaína, droga sintética que distribuía desde ese país a gran parte de Centroamérica.
Como ejemplo están estos casos de la historia del narco en México, que demuestran una vez más que la venganza y la traición en la guerra entre criminales, son parte de los códigos no escritos. Lo demás, solo son fantasiosas leyendas urbanas.


