Reforma educativa

En México, la autoridad nos ha acostumbrado a que, lamentablemente, aquél que la hace casi nunca la paga, razón por la cual todos los días de la semana, las 24 horas, a golpes de impunidad y corrupción, todos y cada uno de los mexicanos, me refiero a los de a pie, sin influencias ni poderío económico, tenemos que zamparnos todo tipo de abusos y agresiones sin que aquéllos responsables de lastimarnos sean alcanzados por el largo brazo de la ley.

Hace unos días, el pasado martes, en Chiapas, varios maestros fueron vejados y humillados, ante la complacencia de las autoridades estatales (¿dónde está cuando se le necesita, señor gobernador Manuel Velasco Coello?), por integrantes de la mafia llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes furibundos porque son incapaces de entender que en este país sí existen maestros que sí quieren dar clases y sí quieren que México tenga niños y jóvenes mejor preparados, decidieron exhibir públicamente a un puñado de profesores cortándoles el cabello, haciéndolos caminar descalzos y colocándoles letreros de traidores, contraviniendo así las órdenes de aquéllos a los que llaman sus líderes y que no son más que cínicos delincuentes que sin mover un solo dedo devengan salarios (que les paga el Estado, ¡que les pagamos nosotros con nuestros impuestos!) quieren imponer su retrogradismo.

¿Cuándo vas a entender, Rubén Núñez Ginez? ¡La reforma educativa no se negocia! Ni la Presidencia de la República, ni la Secretaría de Gobernación, ni la Secretaría de Educación Pública tienen absolutamente nada que dialogar contigo o con tus esbirros. La ley es la ley, punto.

Es importantísimo que Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública, mantenga su postura enérgica y eche mano de todos los recursos legales para que estas personas jamás vuelvan a pisar un aula, ni se vuelvan a apoderar de las calles y de las plazas públicas para presionar y chantajear a una nación entera para saciar sus voraces intereses.

Ya no debe haber cabida para expresiones tan terribles como la del martes pasado en Chiapas. Aquéllos que abusan e intimidan a través del terror y la amenaza deben ir a la cárcel y pagar por sus delitos.

Y mucho ojo con los partidos políticos; todos sabemos que las marchas, protestas, tomas de carreteras, casetas, gasolineras, calles e instalaciones gubernamentales se recrudecen justo en tiempos de elecciones. Estas pandillas viven y se alimentan del deshonesto apoyo que les brindan muchos políticos que tienen nombres y apellidos, y viven de sueldos que nosotros, los ciudadanos, pagamos con nuestros impuestos. Si mañana o pasado algún profesor resulta gravemente lastimado por los cavernícolas de la CNTE, en gran parte será responsabilidad de personajes como el petista Manuel Bartlett, el perredista Alejandro Encinas y Martha Tagle (de Movimiento Ciudadano), entre otros, quienes desde la comodidad de su escaño con cinismo aplauden y celebran las humillaciones y vejaciones a los maestros.

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