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Es un negocio familiar, una empresa familiar que se va dejando de padres a hijos y a parientes políticos.
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Entrevista a Martín Barrón | Profesor e investigador del Inacipe | Exclusiva Siempre!

Frente al exacerbado clima de violencia que se vive a lo largo y ancho del país en donde se encuentran a diario descuartizados, desmembrados, quemados, ahorcados, descabezados, asesinados con disparo de arma de fuego o enterrados en fosas clandestinas o “narcofosas”, Martín Barrón Cruz, profesor e investigador en el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), asegura que es difícil que exista un perfil del criminal que lleva a cabo estos asesinatos, ya que la forma en que han muerto estas personas además de ser diversa ha sido atroz e inhumana.

El autor del libro Violencia y seguridad en México en el umbral del siglo XXI explica a Siempre! que “si no lo tienes, si no lo has estudiado de manera directa, es muy difícil tener un perfil del delincuente; he insistido en que este tipo de análisis se debe hacer precisamente con las personas que han detenido vinculadas a la delincuencias organizada. Se tienen que hacer estudios mucho más profundos, no los tradicionales, no los estudios simple y llanamente de psicología y decir; es ultra peligroso, está loco. No hay estudios de otra naturaleza, no existen los propios estudios criminológicos sobre esa serie de delincuentes que matan con esa saña, porque inmediatamente te dicen: es peligroso, está loco, es un demente o empiezan a decir otra serie de cosas; no, tenemos que romper estos esquemas. Podemos ver a un Santiago Meza, que fue el llamado Pozolero, decir, a mí me pagaban 600 dólares a la semana, según lo que se sabe, y obviamente él se encargaba no de matar sino simplemente de deshacer el cuerpo o los restos de los cuerpos”.

Sin embargo, en este caso de Santiago Meza lo que tendríamos que preguntarnos es quién es el sujeto, no por el hecho de que él haya hecho eso inmediatamente podemos decir que es peligroso, porque estamos asumiendo —políticamente en nuestro país se asumió todo el sexenio pasado, y no solamente el sexenio pasado sino desde Vicente Fox y el de Ernesto Zedillo— que todas las personas detenidas por delincuencia organizada en automático eran peligrosas, no, tendríamos que ver cuál es la jerarquía que tienen dentro de la delincuencia organizada, por qué razón, porque pareciera que los narcotraficantes operan de la misma manera, y no es así.

 Una empresa familiar

“El cártel de Sinaloa, el cártel de los hermanos Arellano Félix y el cártel de Juárez son familias extendidas, es decir, es un negocio familiar, una empresa familiar que se va dejando de padres a hijos y a parientes políticos, lo mismo incluso con la escisión que se hizo con los hermanos Beltrán Leyva, entonces todos vienen del mismo núcleo, todos son sinaloenses, todos provienen de Sinaloa, por esa zona la forma de actuar de estos cárteles es muy particular”, asegura Barrón Cruz.

“Si queremos ver el cártel de los Beltrán Leyva, también empezó a entrar en un esquema de más violencia, pero no tiene nada que ver la forma de operar de ellos con el cártel del Golfo o el cártel de Los Zetas, mucho más agresivo, mucho más violento; los que empezaron, los que generaron tal terror entre las propias organizaciones de los cárteles y la ciudadanía fueron Los Zetas, entonces entre muchos de los grupos que empezaban a surgir, como La Familia Michoacana, que originalmente surge como una oposición a Los Zetas, se empieza a dar una rivalidad porque Los Zetas pareciera que eran el enemigo a vencer por la extrema violencia que aplicaban, pero si te das cuenta, también en el cártel de La Familia Michoacana después reconvertido en Los Caballeros Templarios hay un sesgo seudorreligioso. Es decir, los cárteles tienen debajo un sustrato ideológico distinto, Los Zetas con ese principio de “ser militares” o de “haber pertenecido a los Gafes”, pero lo más curioso es que de los primeros 24 —por lo menos la información que da la Secretaría de la Defensa—, ninguno llegó a un grado mayor que sargento; sí son militares, pertenecieron al Ejército, pero fueron según la Defensa en estratos bajos, ni siquiera Heriberto Lazcano llegó a un grado alto, llegó a cabo, ¿dónde está la alta especialización que nos han vendido de esto?, te lo digo porque todo esto viene en mi libro”.

Doctor en humanidades por la Universidad Autónoma Metropolitana, maestro en ciencias penales con especialidad en criminología por el Instituto Nacional de Ciencias Penales, maestro en historia y etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia; y licenciado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Martín Barrón afirma que en este contexto sería muy complicado especificar el perfil psicológico de los criminales que matan a sangre fría y de esta forma tan atroz a sus víctimas, “porque tienes que ver a qué grupo pertenece, qué hay detrás de esta persona, hay que estudiarlo; el caso de La Familia Michoacana me llamaba mucho la atención porque cuando detuvieron a alguien de apellido Cedeño y le decían el Cede, cuando lo entrevistan por parte de Films García Luna Corporación, Genaro García Luna y sus muchachos le preguntaban, a qué te dedicas y la respuesta es muy interesante. Dice, me dedico a evangelizar, ¡ay! cómo que a evangelizar, es un discurso con un fin seudoreligioso, y también podríamos ver al líder de Los Caballeros Templarios; lo que él decía es más loco, por eso tienes que ver que no es lo mismo La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, Los Zetas, el cártel del Golfo y después, imagínate, en esta explosión que sucedió en el sexenio de Calderón, que haya más de 130 subgrupos o células, ¿qué tipo de perfil voy a poder establecer? Es complicado”.

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Educación e innovación

En ese mismo tenor, comenta la advertencia de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en torno a que “el narcotráfico es quien está ganando con el bono demográfico en México y en Centro América, que son de los pocos países donde existe”.

Además de que convoca a proteger a los jóvenes del crimen organizado, “México debe aprovechar su bono demográfico en los terrenos de la educación y la innovación, y no entregárselo al crimen organizado”, declaró la funcionaria de Cepal al reunirse con senadores de la república, el pasado 26 de mayo.

El experto en criminología, política criminal y ciencias forenses, señala que “aquí hay un problema, y retomo el estudio de homicidios que realizó Naciones Unidas hace tres años, en 2013, que es uno de los más elaborados; hay información pero todavía no sale 2014 porque va demorado el asunto. De acuerdo con este estudio, el promedio de edad de la gente que fallece víctima de algún homicidio es de 15 a 29 años, pero lo más lamentable y triste es que los victimarios también tienen ese mismo rango de edad”.

Sin embargo, ¿qué está sucediendo? Cada vez más lo que estamos viendo es que esas edades están bajando por diversas razones que también tienen que ver con una razón comercial, digamos agrícola; se ven involucrados los menores porque obviamente nadie sospechará que el menor pueda convertirse en burrero, que pueda convertirse en vendedor, que pueda convertirse a lo mejor incluso en la persona que está destapando marihuana, y los contratan a esa edad de ocho o nueve años, porque la idea de destapar la marihuana es no dañar la planta matriz, la raíz o la planta en sí, sino simplemente quitar las hojas para poder procesarla y hacer con ellas la droga, entonces a ellos hay que pagarles. Pero después no los seguirán manteniendo destapando marihuana porque ya pueden dañar la planta, ahora su función será brindar seguridad, y para ello ya les empezamos a dar un arma, es decir, hay una escalada paulatina, pero muchos de esos jóvenes obviamente no llegarán a ocupar los grandes cargos dentro de las organizaciones delictivas por una simple y sencilla razón: tomando incluso la propia referencia de Naciones Unidas, de 15 a 29 años, siempre he dicho que la vida de una persona que se dedica al narcotráfico más o menos es la vida de un futbolista, 15 años, y en esos 15 años si eres bueno puedes sobrevivir, si no, pues serás uno más del montón, y lo mismo sucede en el futbol, porque la escalera para llegar a ocupar un puesto importante, sobre todo, si se trata de un negocio familiar como resulta en el cártel de Sinaloa, Ciudad Juárez o bien el de Tijuana o en el de los hermanos Arellano Félix, será muy difícil que alguien que no pertenezca a la familia, digamos extendida, nuclear, o como le queramos llamar, llegue a ocupar el puesto de los integrantes de la familia; por eso, es importante analizar de otra manera, yo no he visto por parte del gobierno federal este tipo de análisis”.

Quiero ser narcotraficante

El doctor Barrón Cruz acepta que en parte el narcotraficante se ha convertido en un estereotipo que siguen los jóvenes, sin embargo sobre este punto sí hay estudios: “hay un estudio de la Universidad Autónoma de Sinaloa con los chicos de nueve años o cuarto año de primaria, donde la mayor cantidad de ellos responde que quieren dedicarse al narcotráfico, ahí sí hay una prueba, pero obviamente hay que trabajar sobre todo esto. Pero también nosotros en esta cultura de dinero rápido tenemos un gran problema, un joven en México por más que estudie, por más que se intente superar, nunca recibirá un salario digno, una persona que incluso termina una carrera universitaria, inmediatamente que sale, el salario máximo que le pueden ofrecer, dependiendo de las empresas y de todo lo demás, no llegará a los 10 mil pesos; entonces imagínate un joven que no tiene estudios universitarios cuánto puede ganarse, entonces tenemos un grave problema. El problema es que la juventud de nuestro país, de cada cien menores que entran en la escuela sólo ocho llegarán a la universidad y por lo tanto tendríamos que preguntarnos, si quieres los 100, dónde están los otros noventa; los otros noventa, o bien están en el comercio informal, están de migrantes, están en el narcotráfic, o están en dónde, cuáles son las oportunidades que le estamos dando a un joven.

“Nosotros no estamos viendo cómo percibe el mundo el joven, el adulto y, en este caso, las autoridades; creen que están entendiendo a la juventud cuando no es cierto, porque no les han preguntado, por ejemplo, todas las estrategias de prevención que empezó el gobierno pasado; decían: vamos a ponerles canchas de futbol, y ¿quién te dijo que a todos los jóvenes les gusta el futbol?, pero es mucho más barato crear una cancha de futbol sintética que poner una alberca, un gimnasio; me voy a lo más barato, pero no necesariamente es lo que todos los jóvenes quieren, entonces el gobierno no está entendiendo realmente qué es lo que está pasando con la juventud de nuestro país, simplemente se están tomando decisiones de lo que el adulto cree que el joven necesita y eso es un grave error”.