El expresidente de México, Felipe Calderón Hinojosa ha levantado nuevamente la fiebre presidencial con sus declaraciones. En realidad es muy temprano para decirlo, pero hace su juego; ha dicho que si el siguiente mandatario nacional es mujer, él será sin duda el presidente del DIF.

En la página de Facebook “Tumbaburros”, la coloquial expresión de apoyo a los Calderón-Hinojosa, y más que nada, a las aspiraciones presidenciales de la ex primera dama de México, aparece un posteo con tres fotos de Margarita Zavala caminando por las calles de la capital del país.

A la imagen acompaña un sugestivo texto que pretende mostrar una imagen, muy lejana a la realidad que rodeo durante todo el sexenio a la esposa del expresidente Felipe Calderón Hinojosa.

La inalcanzable Margarita, fuera de sus círculos familiares, amistosos y de partido; a la que difícilmente se podía acceder debido a los fuertes operativos de seguridad que le acompañaban invariablemente, ahora fue retratada como la más accesible de las mujeres mexicanas.

El texto pretende eso, reflejar el espíritu sencillo, superior dentro de su ordinaria cotidianidad, de la mujer que quiere rescatar la presidencia de México para su partido: Acción Nacional.

Y dice (con todo y sus faltas de ortografía):

“Vas en el tráfico de Reforma y en el semáforo te encuentras a la ex primera dama y próxima Presidenta de México volanteando.

¿Cuando se había visto algo así ?

Obviamente el que Margarita salga a la calle sin escoltas no es una garantía de que será buena Presidenta, pero al menos sabemos que es una mujer con los píes en la tierra, que está en contacto con los ciudadanos comunes y corrientes y que tiene la valentía de salir a la calle sin nada que temer.

Esperemos a que los tiempos electorales permitan que Margarita nos diga sus propuestas, estoy seguro que serán las mejores, espero con ansías.

Eres mucha mujer Margarita”. (Sic)

 

La sonriente Margarita reparte sus volantes y se toma las selfies que le piden y las que ella pide; algunos la miran con seriedad, sin compartir plenamente su entusiasmo. No importa, el Tumbaburros exalta a su estrella sin dudar. Evidentemente, la estrategia es mostrarle a todo México que ella , esa que es “mucha mujer”, puede y debe asumir las riendas del gobierno; que tiene la capacidad para ganar, primero, la interna de su partido, y después, la contienda electoral presidencial.

La abogada de 49 años, sin embargo, no navega nada más contra las olas que sus propias sombras le general, como los conflictos partidistas; los parientes incómodos que han causado uno y mil chismes de todas formas y tamaños; el descrédito del sexenio calderonista y la campaña negra que le siguió.

Margarita Esther Zavala Gómez del Campo es también una mujer sensible, y es esposa del hombre que provocó la más grande de las guerras contra el narcotráfico y el hampa organizada sin estrategia de por medio, lo que provocó miles de muertos y desapariciones forzadas de inocentes. Algo que no se le perdona.

Es abogada y era, hasta que su marido alcanzó su meta política-personal, una buena licenciada. Tiene tres hijos y es la quinta de siete hermanos; está casada con el expresidente desde 1994.

Asumió un rol discreto y replegado, dedicado más a su labor social frente al DIF, impulsando la atención a los niños migrantes y fomentando políticas que incidieran en la reintegración familiar.

Parecía a veces que iba un paso atrás de su orondo marido-presidente, acorde a la formación y los valores religiosos que le instruyeron desde niña; sus fotos e historias, salían publicadas más en revisas rosas que en medios “serios”.

En junio de 2015, a través de un video que fue difundido en redes sociales precisamente, anunció sus intenciones de competir por la Presidencia de la República de México, en las elecciones de 2018. Dice que quiere y puede. ¿Será acaso, efectivamente, la mujer que ocupa México?