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Hemos tenido una campaña que podría tener como lema: “el denuesto, la despensa”.
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Entrevista a Eduardo Huchim | Analista político | Exclusiva Siempre!

 

Como nunca en la historia mexicana el proceso electoral 2016 traspasó sus propios límites, como lo reconociera el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, al señalar: “ha sido el más despiadado, por como se condujeron los partidos, que tocaron en lo personal a muchos candidatos. Se han extralimitado”.

Sus resultados habrán de medirse en los próximos días; lo único cierto es la pobreza de nuestra clase política y de nuestros partidos, “un escalón más en la degradación política lo que propicia el hartazgo” como señala a Siempre! el escritor y analista político Eduardo Huchim May, exconsejero electoral del Distrito Federal y quien encabezara la comisión de Fiscalización.

Y es que en tan sólo dos meses de campaña proliferaron fuertes acusaciones, publicidad sobre riquezas mal habidas y audios de presuntos actos de corrupción. Más allá de qué candidatos y qué partidos triunfen este domingo 5 de junio, el saldo resultará negativo para la ciudadanía, que en este proceso electoral no vio propuestas sino sólo denuestos. Resultados que habrán de abonar en el tema de la insatisfacción de los mexicanos de una democracia con muchos defectos, como asevera Enrique Krauze y donde la salida, asegura, deberá estar en una mayor participación de la sociedad.

¿Debemos acostumbrarnos a esta guerra de lodo? Para especialistas en encuestas como Roy Campos, la suciedad de estas campañas supera la del año pasado y asegura que seguirán así hasta 2018, año en que se celebrarán los comicios presidenciales.

Campañas que, advirtió, cambiarán no sólo la vida de la política sino de los políticos, “que van a tener que aprender que la vida privada ya no lo es tanto. Que entiendan que su vida privada estará siendo expuesta como vida pública”.

Estos comicios, a los que se les considera una antesala en el camino a las elecciones presidenciales de 2018, resultan preocupantes ya que frente “a instituciones débiles, a la persistencia de la desconfianza y el mal humor social, la reacción de los mexicanos puede ser dura”, asegura Huchim May, autor de libros como Qué pex con el voto. El largo camino de México a la democracia.2018 A

Abundaron las dádivas

¿Qué lecciones nos dejan estos comicios?

Hemos tenido una campaña que podría tener como lema: “el denuesto, la despensa”. Es común que en épocas electorales, cuando se enfrentan los candidatos, haya expresiones denostadoras respecto al adversario; en esta ocasión se exacerbó esta tendencia y algo similar podríamos decir respecto al reparto de dádivas a los electores, que solía llamársele “la política de la lámina y la despensa” y ahora podríamos agregarle del “tinaco”, debido a lo que ocurrió en el Distrito Federal, particularmente en la delegación Coyoacán.

Hemos avanzado en nuestro camino de la democracia pero aun sin negar esos avances, estamos muy lejos de una actitud democrática, sobre todo, cuando vemos que la compra de voto permanece de forma cotidiana en todas las campañas y tenemos autoridades del INE que no son capaces de detectar esas anomalías, no hubo focos rojos en ninguna parte.

Tenemos un azolvamiento en el camino democrático sobre todo por la compra y coacción del voto que antes se constreñía al entonces partido hegemónico, el PRI, pero ahora hay una especie de aculturación de lo peor de ese partido. Desde luego que en ese instituto político no todo es negativo o malo, pero algunos partidos de oposición tomaron la parte más negativa de las prácticas priistas.

Podemos hablar de un escalón más hacia la degradación política, hablando del denuesto, de la compra de voto, de la campaña negra de acusaciones de unos contra otros, que propician en el electorado la idea de que todos son iguales, y por eso también hay un hartazgo del electorado con respecto al conjunto de partidos.

Por eso están proliferando las candidaturas independientes, como se les conoce popularmente —aunque prefiero llamarles no partidarias— y que son una ventana hacia el aire fresco, frente al hartazgo, aunque es claro que es un aire fresco, pero peligroso, por lo que puede conllevar en cuanto a quién o quiénes pueden estar detrás de esas candidaturas.

El elector se encuentra apabullado por esta guerra sucia, por lo que se habla de que va a haber una gran volatilidad, que llevaría también al abstencionismo y a un voto pulverizado.

Esta campaña de propaganda negra lo que puede propiciar es un efecto indeseado, que es la abstención, es decir, sí un cierto núcleo de la población llega a concluir que todos son iguales, son corruptos, tienen vínculos con el narco y todos han hecho fortunas con dinero público, y si llegan a la conclusión de que todos son iguales, lo que sigue es preguntarse para qué voy a votar, y puede darse el fenómeno de abstención, que es quizás una de las cosas menos deseables para el avance democrático del país.

Eduardo Huchim

Nuño y Eruviel en violación al artículo 134

¿Hasta dónde nos está sirviendo esta democracia que tenemos? Existe una reforma electoral que se supone que era la más prohibicionista y, sin embargo, ha sido la más violada…

­Estas violaciones que bien se mencionan se dan cada momento, cada día, incluso por parte del Congreso de la Unión. Acabamos de ver que lo que concierne a los plazos para las leyes anticorrupción, sencillamente ignoraron el plazo y se van después para resolverlo, quizás, después de las elecciones, sin importar que haya un plazo institucional, que tendría que ser respetado a rajatabla, y el Congreso de la Unión no lo hace.

Pero además hay una veintena de leyes pendientes que tendrían que haberse aprobado y no lo han hecho. En algunos casos ni siquiera hay un proyecto de dictamen; estoy pensando en la reglamentación del artículo 134 constitucional que prohíbe la propaganda personalizada a los funcionarios públicos. Ahí el Congreso de la Unión se fijó dos pasos, y los ha incumplido. Vemos la violación, incluso en la televisión por parte de dos funcionarios, el secretario de Educación Aurelio Nuño y el gobernador del Estado de México Eruviel Ávila, que están todas las noches en el noticiero más importante de televisión abierta, en violación al artículo 134, y no pasa nada.

El problema de la reforma electoral, es que hay violaciones diarias de prácticamente todos los procesos electorales y tenemos instituciones débiles, instituciones que no cumplen con sus atribuciones; estoy pensando, por ejemplo, en el dinero que está corriendo en todos los estados donde hay proceso electoral, y lo vamos a ver cuando se emitan los dictámenes consolidados de fiscalización.

Lo decía en un artículo del diario Reforma, fluyen dineros de los gobernadores dentro del partido, ya no que lo haga el partido A o el partido B, no, todos tienen por costumbre meter la mano por lo menos en financiar a sus candidatos, además del dinero de las empresas interesadas en obtener contratos o ganar licitaciones a modo, que también financian con dinero ilegal, y lo peor es el financiamiento por parte de la delincuencia organizada.

Frente a esta realidad evidente, tenemos a un consejero electoral como Ciro Murayama, que sale a decir que el dinero que hay en las campañas es limpio, cuando su comisión de Fiscalización no puede detectar ni siquiera una parte importante del gasto real en las campañas, entonces ante estas instituciones débiles, la impunidad va viento en popa.

Es notorio el hartazgo social

Instituciones débiles, y además permea la desconfianza del electorado, ¿abona hacia la falta de gobernabilidad cuando estamos a dos años de los comicios presidenciales de 2018?

En efecto, tenemos un problema de gobernanza, porque la desconfianza es grande y el mal humor social también. Si a esto le unimos deficiencias en las políticas públicas, como las aplican en la Ciudad de México contra la contaminación y en otros temas, la irritación aumenta, y ante este panorama, la verdad es que el ciudadano se encuentra inerme y su reacción puede ser muy dura.

Esperemos que eso no ocurra, pero hay un hartazgo social realmente notable, con los partidos políticos, con las instituciones públicas, con el gobierno federal, con el gobierno de la ciudad y con ciertas políticas en materia educativa, en fin hay demasiadas cosas, es un catálogo enorme de quejas que tiene el ciudadano común.

¿Estamos presenciando el final de un modelo democrático electoral?

Diría que lo que tenemos que hacer es aumentar el contexto de exigencia hacía las instituciones porque nuestra democracia lo merece, lo exige y no es un problema de leyes, y la verdad es que generalmente los políticos y el llamado círculo rojo, a veces apapacha de más al electorado. No, el electorado tiene que ser muy exigente, tiene que informarse, aunque no sea del todo fácil hacerlo, tiene que hacer un esfuerzo por informarse y exigir.

Me sorprende que en casos como el de Veracruz, donde hay un desastre por parte del gobierno de Javier Duarte, en Chihuahua donde también lo hay, o en Quintana Roo, para citar tres estados gobernados por el PRI, donde hay desastres financieros y, a pesar de eso, el electorado tiene al PRI entre sus opciones más probables.

¿Qué le pasa al electorado? Es masoquista o hay que reconocer el talento de los dirigentes del PRI, encabezados por Manlio Fabio, que son capaces de ser competitivos en circunstancias adversas. Peña Nieto tiene una valoración bajísima en todas las encuestas y, sin embargo, su partido es competitivo. Hay que reconocer un talento de la dirigencia del PRI, pero no es el mejor panorama para la democracia.