Los británicos se salen, ya no quieren saber más del europeísmo. El Brexit ganó por 51.9 por ciento imponiéndose al Bremain, que sumó 48.1 puntos porcentuales; esto es una diferencia de 3.8 por ciento. La canciller alemana, Angela Merkel, calificó la salida británica como un hecho sin precedentes en la historia de la Unión Europea, considerada hasta ahora como el bloque integracionista más grande del mundo. Merkel instó a los demás líderes eurocomunitarios a que no se precipiten en las interpretaciones que puedan surgir a partir del Brexit y aseguró que la Unión Europea es suficientemente fuerte como para encontrar las “respuestas correctas”. Añadió que el objetivo de las conversaciones futuras debe asegurar las relaciones bilaterales con el Reino Unido, lo que se realizará de manera “estrecha y basada en la cooperación.”
Alemania es el pilar de la Unión Europea y ahora debe conducir negociaciones sobre nuevos términos para las relaciones del Reino Unido, incluido el acceso de las empresas británicas al mayor mercado único del orbe.
Evitando una “reacción en cadena”
En realidad lo que Merkel teme es que las nuevas relaciones entre Reino Unido y el bloque europeo se basen en un esquema drástico como para disuadir a quienes pudieran seguir la vía independiente. Tampoco puede dar la impresión de que las negociaciones serán fáciles porque también seria un mensaje que favorecería a posibles aislacionistas. Los alemanes ya comenzaron a trabajar en evitar una posible reacción en cadena. Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo y un socialdemócrata alemán, reconoció que el Brexit tendrá serias consecuencias y podría alentar a otros países a seguir el ejemplo británico. Ante ello, dijo que se reuniría con Merkel sobre “cómo podemos evitar una reacción en cadena” en el que otros estados de la UE pudieran seguir el ejemplo de Gran Bretaña.
Un poco más de la mitad de las exportaciones británicas van a los estados miembros de la Unión Europea, según la Federación de la Industria Alemana. Como miembro del bloque, Gran Bretaña ha ahorrado a sus empresas miles de millones de euros en exenciones de aranceles y otras barreras comerciales.
