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Disminuir la capacidad de los niños para pensar, al exigir que no se les enseñen conceptos sino únicamente competencias, es decir habilidades para hacer, pero no para el pensamiento.

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3286-GALINDO-3¿A cuál ir?

Difícil resulta elegir cuál de las recientes reformas es la que tendrá mayores consecuencias para el país. Entre todas, las de mayor alcance son, sin duda, la reforma laboral, la educativa y la energética. En cuanto a la reforma laboral, incide sobre el mayor problema de los mexicanos, que es la desigualdad y las nuevas formas de contratación que se establecieron, como los contratos por obra o tiempo determinados o el conocido como outsourcing, o también los de primer empleo para los jóvenes, significan desde luego, la pérdida de todas las prestaciones y los derechos a los que podían recurrir los trabajadores, lo cual a su vez determina lo que se ha informado hace apenas unas semanas y es que los nuevos empleos que se han creado en estos años se caracterizan por su precariedad. Esto es, que disminuye la proporción de los empleos que cuentan con prestaciones y seguridad social, y son substituidos por nuevas plazas con más bajos salarios y sin ninguna prestación. Obviamente, el resultado, que ya estamos viviendo, es la acentuación de la desigualdad a través de la pauperización de la mayoría de la población.

La gravedad de la reforma educativa es que afecta profundamente a la población, de una manera que podríamos llamar histórica, pues los nuevos lineamientos, de los que no se habla, pero que están en curso, se dirigen, en el nivel básico, a disminuir la capacidad de los niños para pensar, al exigir que no se les enseñen conceptos sino únicamente competencias, es decir habilidades para hacer, pero no para el pensamiento. En el nivel secundario y preparatorio, la tendencia es a deshumanizar la educación eliminando las materias vinculadas precisamente a las humanidades. En la educación superior, la tendencia es a la desvaloración de las licenciaturas y la tecnificación de los contenidos. La reforma llamada educativa, y que en realidad tiene un estricto carácter laboral, se dirige fundamentalmente contra el empleo de los profesores, en todos los niveles, para aumentar el control sobre los maestros y de esta manera llevar adelante la reforma de los lineamientos educativos. Las reformas de la educación afectan pues a las nuevas generaciones en lo más profundo, ya que disminuyen su capacidad de pensamiento y deshumanizan los contenidos.

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Para la nación, como tal, la reforma energética es la que parece más dañina, porque se trata de la entrega del recurso natural más importante de México a la explotación de los empresarios privados, y en particular de las transnacionales, que ya están interviniendo en todas las áreas del petróleo y el gas, y que rápidamente se incluyeron en las listas para la explotación de los yacimientos. El caso más escandaloso, aparte de Slim o la española Repsol, es sin duda el de las cuatro hermanas. Como se sabe, Enrico Mattei bautizó las empresas de mayor poder en el mundo, allá por los años cincuenta, como las Siete Hermanas, aludiendo obviamente a los acuerdos para controlar el mercado petrolero. Con el pasar de los años y las megafusiones que han caracterizado la actual etapa del capitalismo globalizado, las Siete Hermanas se convirtieron en cuatro, y las cuatro están, según los informes de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, entre las 21 empresas que están concursando para la exploración y extracción del petróleo ligero mexicano.

Y hay que hacer notar que los ancestros de estas compañías, esto es, antes de su evolución y de las fusiones, estaban precisamente entre las expropiadas por Lázaro Cárdenas, cuando se colocaron en rebeldía y se negaron a acatar las órdenes jurídicas del país. O sea, se trata de una especie de regreso histórico a los años treinta, cuando la nación se estaba construyendo a costa de enormes sacrificios, y después de una Revolución que provocó más de un millón de muertos, pero que no sólo enfiló al crecimiento económico, sino que creó la estructura de la nación, dio paso a la modernización del país, afirmó la identidad nacional y creó el clima social y cultural para el surgimiento de los más grandes artistas de México. La reforma energética, pues, no sólo es un mal negocio, en cuanto entrega los recursos más importantes del país, y renuncia a la mayor parte de la renta petrolera, sino que también representa un retroceso de más de casi 80 años y atenta contra el ser mismo de la nación.

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