Entrevista a Irma Herrera | Directora del plantel

Por Irma Ortiz

Las historias son muchas y la mayoría dramáticas.

Jesús siempre retraído; para su padre, de la tercera edad, resulta muy difícil sacar adelante a un niño de 12 años; tuvo que cambiarlo de varias secundarias porque faltaba muy seguido, se escondía en las bodegas o donde podía. Gracias a los exámenes psicológicos que se le hicieron, se supo que Jesús, junto con su hermanita, fueron encerrados por su madre, quien luego le prendió fuego a la casa; el papá estaba trabajando. Los niños lograron salvarse, pero las secuelas las han ido arrastrando a lo largo del tiempo.

Hoy Jesús ha logrado incorporarse a su entorno escolar y se le ve jugando futbol con sus compañeros. Son niños que no tienen que rendirle cuentas a nadie, la mayoría proviene de familias desintegradas, madres solteras, indígenas o padres delincuentes.

Saraí es una niña que no crece porque tiene un síndrome. Su mamá es de una etnia de Puebla, no sabe leer ni escribir; alquila un cuartito de lámina donde Saraí cuida a su hermanita, mientras su mamá trabaja en labores de limpieza. Se tiene que ir caminando a la escuela para no pagar pasaje, siempre restringida de dinero. Al principio dio problemas de conducta en la escuela pero luego se involucró emocionalmente con sus maestros y compañeros. Un Día del Maestro llegó a la escuela donde repartió regalos a sus mentores y se dio el lujo de invitar una paleta a sus amigos.

Al otro día, llegó golpeada, los ojos hinchados, con huellas de cinturonazos en la cara y arrastrada por su madre, quien reclamaba a gritos que le regresaran el pago de la renta que dejó a la niña y que ésta se gastara en regalos. Se le reintegraron los 700 pesos gastados por Saraí, y después la niña ya no asistió a la escuela, desaparecieron de la zona.

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Estamos felices aquí, nos queremos, trabajamos como podemos, pero necesitamos apoyo urgente.
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A la mitad de La Naranja

Estos niños forman parte del alumnado de la escuela secundaria 294 José Pagés Llergo, ubicada en la avenida La Naranja, en la colonia Santiago Ahuizotla, en Azcapotzalco. La mitad de la calle pertenece a la ciudad de México y la otra al Estado de México; está en el peor de los mundos, ya que la mayoría de los niños son mexiquenses, por lo que se les niegan los apoyos que entrega el gobierno de la Ciudad de México.

La directora de la escuela, Irma Herrera —acompañada por la subdirectora Eréndira Contreras— hablan a Siempre! sobre la problemática que enfrenta la secundaria, que sufre un serio deterioro en su infraestructura, las bardas se están cayendo, las oficinas y salones parecen regaderas, se está botando el piso de los salones y los cimientos, mientras que la SEP ha dejado casi en el abandono esa escuela

“Un 30, 40% de los alumnos es de la Ciudad de México, y los demás pertenecen al Estado de México; provienen principalmente de Naucalpan, aunque tenemos niños de Tultitlán, Cuautitlán, que buscan los beneficios que otorga el gobierno de la Ciudad de México. Aquí no se les cobra nada, ni cuotas que afecten su economía; los niños viven una condición precaria, social, económica y familiarmente. Son familias desintegradas o integradas de una manera no tradicional en su mayoría y uno de los principales problemas que enfrentan es la desnutrición, la falta de atención, pero sobre todo las adicciones de todo tipo, principalmente solventes y mariguana.

Irma Herrera | Directora del plantel

Irma Herrera | Directora del plantel

¿Cuáles son las peticiones hechas a la SEP?

Hemos hecho solicitudes de apoyo, sin respuesta. Hace dos años, habiendo muy pocos alumnos en el turno vespertino —entre 50 y 60—, se optó por desaparecer el turno vespertino, pensando en el ahorro de recursos que implica pagar todo el personal.

Convencimos a los niños pasarse al turno matutino y se hizo la escuela de un turno completo sin ingesta. En ese momento se solicitó a la SEP nos dieran la clave de escuela de tiempo completo, lo que implica mayores recursos económicos para la manutención de la escuela. No puedo quejarme en cuanto a la asignación del personal requerido para operar en esta modalidad, sin embargo la clave y el recurso no se nos dio.

Desde hace dos años se nos ha venido recortando más y más el presupuesto que le corresponde dar a la Secretaría y mientras en el discurso público se hablaba de ampliar la escuela a tiempo completo, en la práctica no había un solo peso para la incorporación de la escuela, una incongruencia total. Este año tampoco hubo recursos para incorporarnos a esta modalidad en cuanto a presupuesto y, por primera vez en 35 años, no se dio una sola beca para niños porque no había recursos aunque la ayuda es mínima —les dan 1200, 1500 pesos cada seis meses.

Esto, más que una queja, es una solicitud de auxilio. Queremos más y mejor respuesta por parte de instituciones, como en salud, donde se tiene un recurso muy precario y poco personal, sin embargo una de nuestras psicólogas atiende toda esta zona, sin recursos, sin personal. Tenemos muy seguido crisis porque los niños enfrentan situaciones muy difíciles, cada uno tiene una historia tan difícil que en verdad saldría una novela. Ella los atiende, les da seguimiento y atiende incluso hasta a la familia. Recientemente vinieron de la UAM Iztapalapa, que puso un proyecto de colecta de agua pluvial para dotar de bebederos, nos donaron filtros y fue un donativo de la Universidad.

Nos dice que sí, pero nada más

Por parte de la Delegación ¿han tenido apoyo?, ¿han hecho peticiones de ayuda?

Muchas, hemos hecho solicitudes frecuentes con los cambios de administración y con los partidos en el gobierno de la ciudad, y todo sigue igual. La escuela tiene ahora problemas muy fuertes de infraestructura, la barda perimetral se está cayendo literalmente. La escuela es una regadera, hay goteras, con las lluvias se inundan las oficinas, los estantes ya están oxidados, en los salones de clase tenemos que poner cubetas para las goteras. Hemos solicitado la impermeabilización —no se hace desde hace 8 años o más—; el actual delegado nos prometió ayuda, incluso el director de Obras, Eduardo Esquivel, vino hace unos días —ya son dos o tres veces que viene—, y nos dice que sí, pero nada más.

¿Qué otras problemáticas tienen aquí en la escuela?

Vivimos los problemas de todo el país, pobreza, pobreza y lo que implica: alcoholismo, adicciones y los niños cargan todo eso, es muy difícil. Los apoyamos psicológicamente y en casos críticos les donamos desayunos por parte de la escuela, 10, 20, los que podemos, pero no se puede atender a todos.

Tuvimos visitas de promotores del DIF y nos decían que había becas de mayor monto que las de la SEP y nos preguntaban por qué no las teníamos, las solicité, ingresamos documentos y no pasó nada.

Ahora la delegación tiene un proyecto para no abandonar la escuela y becas con un monto de 200 pesos mensuales que sería igual o un poco más de lo que da la SEP; mandé a todos mis niños, pero por cuestiones políticas o de presupuesto —tienen que vivir en la Ciudad de México— la minoría vive en la ciudad y los demás en el Estado de México.

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¿Se han hecho peticiones al gobierno del Estado de México?

Estamos ubicados entre la Ciudad de México y el Estado de México, aparte dentro de todo el sistema de actualización que se dio en 1993, los únicos que no entramos fue esta escuela, y ahí seguimos.

Niños abandonados, adictos

¿Cuántos niños tienen y qué problemas sufren?

Son alrededor de 350 niños y no miento si le digo que un 50 por ciento o un poco menos tiene problemas. Para que vea la magnitud del problema, hace 4 años, el tamiz que hacía la Secretaría de Salud, de los niños de la escuela, arrojaba un 75 por ciento de niños adictos, hoy estamos en un porcentaje del 30, 35%. No hay papás que los cuiden, mamá y papá trabajan, llegan en la noche y hay muchas mamás que incluso trabajan toda la noche, en el día entre que duermen y atienden algo, pero están abandonados. Los niños incluso piden quedarse a dormir aquí, que se construyan habitaciones en la escuela, pero llevamos trabajando jornada completa dos años sin recursos. No le puedo exigir más al personal —43 docentes, administrativos y personal de internet—; no les puedo pedir quedarnos hasta las 16:00 horas, si el horario laboral y remunerado es hasta la 13:40 horas.

De 350 alumnos que tienen ¿cuántos concluyen la escuela?

Tenemos mucha deserción, el año pasado, se fueron veintitantos no por que dejen la escuela sino porque los papás tienen que irse, no terminan por eso, cuando menos aquí. Creo que de 130, 135 que están ahorita en tercero, sólo uno no termina, y eso que estamos ayudándolo para que pase en extraordinarios y saque la secundaria.

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Somos escuela pública y parecemos mendigos

Lo fundamental es…

Que vean el estado de la infraestructura. Hay gente que apoya pero los que más deberían no, como es el caso de la Secretaría de Educación Pública. Es una escuela pública y vive un gran abandono de parte de la SEP, somos escuela pública y parecemos mendigos, pidiéndoles limosna para sobrevivir, nos faltan lámparas, impermeabilización, no hay papel, ni pintura, y si queremos un peso, hay que concursar, meter un proyecto y hacemos mil copias, nos presentamos donde nos piden y nos dan mil pesos para poder sobrevivir un año, de todo a todo.

Le decía a los directores que hay que hacer un documento donde diga que no pedimos limosna, tenemos el derecho a exigir mejores condiciones. Hacemos lo que podemos, esas sillas apenas las compramos después de 40 años, y con lo poco que cooperan los papás y la cooperativa compramos pizarrones para los salones y sillas; quisiera poner un cañón en los salones porque quieren que los maestros se actualicen y estén con los nuevos programas, es pura demagogia, porque lo fundamental no lo tenemos, como son los focos de las lámparas.

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Cuando es temporada de invierno están oscuros los salones y andamos viendo cómo alumbrar y poner siquiera tres lámparas más porque están carísimas, y las balastras no se diga; los baños están mal y el drenaje también. Los muchachos cuidan, los hemos sensibilizado, es su escuela, cuídenla y sí lo logramos. Tenemos a los hijos de los de las bandas de delincuentes y les pedimos que, si no nos ayudan, no nos roben. La escuela está sentada en un relleno sanitario, hay asentamientos, y ha ocasionado que esté un edificio desplomado, se están botando los pisos de muchos salones, se han producido accidentes, una barda de la escuela tiene separaciones, ya está desplomada. Ya tenemos el dictamen de protección civil de la Delegación, tenemos tres dictámenes, de infraestructura, de seguridad, todos han venido a ver y dicen que está grave la situación, pero no arreglan nada.

Les digo a los maestros y a los niños que estamos felices aquí, nos queremos, trabajamos como podemos, pero necesitamos apoyo urgente.