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Entrevista a Luz María de la Mora | Consejera del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Por Nora Rodríguez Aceves

Luego de más de dos décadas de que fue suscrito el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por Canadá, Estados Unidos y México, el gobierno mexicano ha manifestado su disposición a renegociar y modernizar este tratado, ya que el mundo ha cambiado.

También ha hecho pública su posición en el tema debido al discurso, sobre todo del hoy candidato republicano Donald Trump, que afirma que el TLCAN “es un desastre” y que de llegar a la Casa Blanca lo “renegociará”.

De acuerdo con información oficial, en la región del TLCAN residen alrededor de 444.1 millones de personas, de las cuales 33.3 millones viven en Canadá, 304.1 en Estados Unidos y 106.7 en México.

En el marco del proceso electoral de Estados Unidos, que culminará el 8 de noviembre, el presidente Enrique Peña Nieto ha manifestado que “México podría eventualmente considerar una modernización del TLCAN, que profundice nuestra integración comercial y que construya sobre la exitosa plataforma que hemos logrado crear, para asegurarle a nuestros empresarios un instrumento adecuado a la realidad de sus negocios en el siglo XXI… Nuestro país está comprometido con la apertura comercial y con el libre flujo de bienes e inversión”.

El futuro del tratado

Sobre el futuro del TLCAN, que ambos candidatos —Hillary Clinton y Trump buscan renegociar—, Luz María de la Mora, consejera del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales afirma: “Primer punto, ningún país tiene que ser parte de ningún acuerdo si no quiere. Segundo, el TLCAN tiene una disposición en el capítulo 22 que indica que cualquier parte puede renunciar al tratado y retirarse en un periodo de 180 días”.

“En 180 días cualquier país puede retirarse, pero esto también requiere una aprobación del Legislativo en Estado Unidos, porque es un tratado internacional. Si México decidiera ya no ser parte del Tratado lo puede hacer, lo mismo que Canadá. Nada limita a un país a tener que quedarse en un acuerdo con el que no está satisfecho”.

“Es una disposición que existe en cualquier tratado internacional, no es exclusiva del NAFTA ni tampoco de los tratados comerciales, es una disposición natural para que los países tengan la confianza de ejercer su soberanía en un momento dado, si así lo consideran conveniente”.

“Normalmente en las elecciones en Estados Unidos la retórica antitratado de libre comercio está presente, varios de los candidatos han propuesto renegociarlo, no aprobarlo”.

“El mismo Bill Clinton, en 1992, antes de que fuera electo presidente decía que no estaba aprobado el Tratado, después cambió su discurso y dijo: si se aprueba lo voy a renegociar, y lo que hizo no fue una renegociación sino más bien agregaron nuevas instituciones, los acuerdos paralelos laboral y ambiental. Se creó la Comisión de la Frontera, la Comisión Ambiental Fronteriza para México-Estados Unidos, el Banco de Desarrollo de América del Norte, las comisiones de cooperación ambiental y laboral. Se crearon una serie de instituciones para atender las demandas de aquellos grupos que cuestionaban el tratado”.

Sin propuesta concreta

La exconsejera económica en la embajada de México en Washington, y miembro del equipo de negociación de México para el TLCAN, comenta que ella no ha visto una propuesta más concreta, “no he visto nada que diga que «vamos a renegociar el TLCAN de esta o de esta otra manera», no sabemos qué es lo que está buscando Estados Unidos con una renegociación. Por ejemplo, cuando negociamos el tratado en 1990, 1992, había dos temas para México y Estados Unidos, uno era el petróleo para México; todo el sector energético, por el artículo 27, estaba prohibido, ni si quiera pensar o poner a consideración cualquier disposición que tuviera que ver con inversión de capital privado, nacional o extranjera. Desde el principio se estableció que el sector energético no es tema de la negociación”.

“Para Estados Unidos el tema era la migración, nada de un acuerdo migratorio, ni de trabajadores migratorios. Eran dos temas tabú por la sensibilidad propia de cada uno de nuestros propios países”.

“Sin embargo, eso ha cambiado, México tuvo una reforma energética, al artículo 27 constitucional, la ley reglamentaria, que ya permite la participación de capital privado nacional y extranjero en el sector energético, exploración, explotación, gas natural, distribución, electricidad. Una serie de áreas en las ya se permite una apertura significativa del sector”.

“Lo que se negoció en 1990-1992, fue lo que se podía negociar en su momento y el resultado fueron los balances que se pudieron lograr. Si hoy tuviéramos que negociar otra cosa, México ya está en una posición mucho más fácil en términos de sector energético”.

“Lo que ha puesto Trump en la mesa es incrementar aranceles, establecer restricciones al comercio, a las empresas norteamericanas que van a invertir a otros países, pero eso es contrario al espíritu del TLCAN; segundo, contrario a los compromisos que tiene Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio, en donde tiene aranceles consolidados muy bajos para productos que están entre 2% y 2.5% en promedio. A lo mejor tiene algunos picos arancelarios para bienes industriales, pero eso significaría que Estados Unidos también estaría violando sus obligaciones en la OMC”.

“Hay que saber quién gana y cuáles son realmente sus propuestas formales para este asunto, porque ahora nada está claro, ésa es la verdad. Lo sabremos hasta enero próximo, ya que el 8 de noviembre es la elección”.

“A lo mejor después de la elección, ya con presidente electo, podemos tener más idea de qué es lo que se ve, pero ahora resulta prematuro anticiparnos”.

“Lo que sí se debe tener claro es que vivimos un momento muy complicado en términos de cómo ubicar este descontento que tiene la clase media porque evidentemente está teniendo una situación diferente a la que tenía hace 20 años, resultado de muchos factores”.

Campaña muy ácida

Por tanto, agrega que el primer punto es “tener en cuenta que tanto Donald Trump como Hillary Clinton están en una campaña muy ácida, con un electorado muy lastimado por todo lo que ha vivido desde 2009 con la recesión que se dio en Estados Unidos después de la crisis financiera”.

“Hablamos de una campaña muy difícil, pero que al final del día lo que se dice ahora son temas electorales para buscar el voto y llegar a la presidencia”.

Desde su experiencia como jefa de la Unidad de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, De la Mora apunta que “hay que tener mucha perspectiva y recordar que siempre en las campañas electorales se ha dado este tema de culpar al exterior por todos los males que suceden en su momento. En 1988, Richard Gephardt cuando quería ser candidato a la presidencia por el Partido Demócrata hablaba mucho de que Japón era fuente de todos los males de la economía norteamericana; es recurrente”.

“En 1993 el candidato independiente Ross Perot también le echó durísimo a México. En 2008, Obama y Hillary cuando estaban buscando la candidatura demócrata, hablaban de renegociar el tratado”.

“El discurso de Trump ha sido muy incendiario, muy de estigmatizar estereotipos a cuestiones raciales, religiosas, países. No recuerdo haber escuchado ese tipo de discurso que ha prendido en Estados Unidos, la discriminación, el racismo, que está generando un ambiente de mucha confrontación entre los ciudadanos estadounidenses y de Estados Unidos con el mundo”.

 

Sin predicciones

Ante Trump o Hillary, ¿cuál puede ser el efecto en la economía no solo mexicana sino mundial?

No no quiero hacer predicciones, pero en mi perspectiva Hillary tiene más experiencia en políticas públicas, en la administración como secretaria de Estado o como senadora, con una larga trayectoria en temas internacionales. Está más preparada, además el equipo del que se rodea es gente con mucha mayor perspectiva del papel de Estados Unidos en el mundo.

Por otra parte, “la retórica de Trump es más parroquial, de una persona que sólo ve una perspectiva. Con su trayectoria empresarial, es una persona que tendría que tener más perspectiva sobre cómo hacer negocios con el mundo”.

“Lo que habría que tratar de poner en perspectiva es la propia trayectoria de Trump, una trayectoria de negocios no sólo en Estados Unidos sino en el mundo: ¿cómo los ha hecho?, ¿cómo han crecido sus negocios? Debe ser por las estrategias que ha desarrollado. No podría decirte cómo sería una economía mundial bajo una administración de Trump, pero por las declaraciones hechas parece que no sería una economía boyante sino todo lo contrario, porque las propuestas que hace nos recuerdan mucho la depresión del 29. Esperemos que nada más se queden en declaraciones y que no se conviertan en política”.