Irak vivió uno de los atentados más sangrientos en su historia. Al menos 213 personas murieron y más de 300 resultaron heridas luego que un atacante suicida hiciera detonar el vehículo cargado de explosivos con el que se adentró a una zona comercial en el centro de Bagdad.

El ataque fue perpetrado en el momento en que cientos de personas aguardaban para comprar en una tienda de helados, ubicada en la zona de Al Karrada. La explosión también causó numerosos incendios en edificios cercanos.

El autodenominado Estado Islámico se atribuyó el atentado, en un mensaje que fue difundido a través de redes sociales, en el cual señalaba específicamente que su objetivo era atacar a la población chiíta. «En el marco de las permanentes operaciones de seguridad de los soldados del califato en la ciudad de Bagdad, el hermano muyahidín (guerrero santo) Abu Maha al Iraquí logró hacer estallar su coche bomba en una concentración de renegados (chiitas)», se indica en la nota.