Entrevista a Eva Ayala Canseco | Directora nacional de Museos y Exposiciones del INAH

 

Exposición El último viaje de la fragata Mercedes

 

 

Jacquelin Ramos

Tuvieron que pasar 200 años para que una simple cuchara de plata lograra que emergiera del agua un gran testimonio del pasado: la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, buque de la armada española, quien fuera atacada junto con otras tres —La Clara, La Fama y La Medea— por una escuadra inglesa, frente a las costas del sur de Portugal. Nuestra Señora de las Mercedes fue la única que se hundió y se perdió en la profundidad del mar.

Aquella cuchara que pertenecía a uno de los comandantes del convoy de fragatas forma parte de los restos y la carga del navío que fue, primero, botín de cazadores de tesoros y, más tarde —luego de un largo juicio internacional—, “se transformaron en patrimonio histórico digno de resguardo, estudio y divulgación”, como relata en entrevista exclusiva para Siempre! Eva Ayala Canseco, directora nacional de Museos y Exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

De esa manera comienza El último viaje de la fragata Mercedes, muestra que permite analizar el tenso contexto político, económico y diplomático entre España, Francia y Gran Bretaña a inicios del siglo XIX que sirvió de marco al hundimiento de ese navío y las consecuencias bélicas que repercutieron en distintos lugares del mundo, como la Nueva España.

Recorrer la exposición es como una cápsula de tiempo, donde se admiran las hazañas ocurridas en esos mares procelosos y cómo en las fragatas y embarcaciones se transportaban piezas y documentos vitales para nuestra cultura; muestra que forma parte del convenio entre España y México para salvaguardar el patrimonio subacuático, firmado en 2014, según explica la curadora.

Eva Ayala Canseco | Directora nacional de Museos y Exposiciones del INAH

Eva Ayala Canseco | Directora nacional de Museos y Exposiciones del INAH

 

El ataque inglés

¿Cuáles son los hechos históricos que permiten contextualizar el hundimiento de la fragata Mercedes?

El ultimo viaje de la fragata Mercedes es una muestra que llega a México muy bien contada. Comienza definiendo qué era la fragata. Eran los barcos tecnológicamente más importantes de la época, y ésta forma parte de un grupo de cuatro fragatas —Clara, Fama, Medea y las Mercedes— que salen en convoy el 27 de febrero de 1803, rumbo al Callao, en Lima, con regreso a Montevideo.

La flotilla de la Armada navegaba con tranquilidad, sin ninguna declaración de guerra, la gente esperaba llegar bien a su destino. A punto de llegar al puerto de Cádiz —el 5 de octubre de 1804—, la travesía se ve interrumpida por el ataque de una escuadra británica, que con una serie de pretextos inician el combate con el propósito de quedarse con las cuatro fragatas y el dinero que poseen. Todo esto tiene un error fatídico que deriva en la explosión y hundimiento del navío en aguas del Atlántico, frente al sur de Portugal.

Para España, este combate fue espantoso, no sólo porque el buque de guerra español iba cargado con los impuestos para la Corona española, recaudados en el Virreinato de Perú —en un periodo en el que las relaciones en Europa eran tensas—, sino también por las pérdidas humanas, entre ellas la familia del capitán del convoy, quien desde otra fragata ve cómo su esposa y sus hijos se hunden en Las Mercedes. Este hecho es un gran trozo de historia de España, de toda Europa y del pasado común entre la península Ibérica y América.

¿Cómo fue recuperada la fragata luego del litigio con los cazadores de tesoros?

Lo que se muestra en la exhibición es lo que se expolia, se recupera de manera ilegal por parte de una empresa norteamericana, llamada Odyssey Marine Exploration. En 2007, solicita permiso a España para hacer una expedición científica, luego de que ya tenían conocimiento de Las Mercedes y su valiosa carga; obviamente no lo dicen; entonces bajan al fondo del mar con un robot que saca las cosas sin método, sin respeto, sin deseos de hacer una investigación histórica.

La empresa toma algunas de las cosas que les interesan sólo por su valor comercial y se las llevan a Tampa, Florida —lo cual también es ilegal—, de ahí pretenden venderlas como piezas derivadas de un naufragio.

Afortunadamente, los investigadores del gobierno español se dan cuenta de esta venta gracias a que esta compañía nunca se fijó que había rescatado una cuchara con ciertas iniciales. La investigación permitió comprobar que esas iniciales eran de uno de los comandantes del convoy de fragatas, y la cuchara era parte de los enseres de la fragata.

Ahí empieza una nueva batalla, el litigio para recuperar las piezas que fueron hurtadas por Odyssey. Tras cuatro años de litigio en Estados Unidos, en 2011, tribunales estadounidenses determinaron que lo expoliado le fuera devuelto a España, convirtiéndose en un importante precedente internacional en la defensa del Patrimonio Arqueológico Subacuático.

El que España haya ganado el litigio marca un antes y un después para las empresas cazadoras de tesoros. Se demostró que el patrimonio arqueológico sumergido pertenece a la humanidad y nadie tienen derecho de apropiárselo.

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El trabajo de restauración lleva mucho tiempo, aún más cuando las piezas llevan cerca de 200 años debajo del agua.

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España y México se unen para investigar

¿Qué tanto se sabe en México de estos sucesos históricos? ¿Existen expediciones para el rescate no sólo de tesoros, sino de historia en el país?

Esta exposición incorpora un diálogo profundo entre especialistas y gobiernos. México y España suscribieron el Memorándum de Entendimiento en Materia de Patrimonio Cultural Subacuático en 2014, un instrumento innovador en términos internacionales, y a partir del cual han tenido actividades conjuntas. En este diálogo internacional está presente el proyecto de investigación Flota de la Nueva España 1630-1631, uno de los hitos que reúne a ambos países en materia de investigación.

Esta muestra implica el reconocimiento del compromiso que las dos naciones, con grandes lazos de amistad, tienen con la protección del patrimonio subacuático y este clima de cooperación permitirá atender otros proyectos, como la expedición conjunta para el rescate del galeón Juncal, hundido en Campeche en 1631, para explorar su patrimonio con especialistas de México y España.

Su principal relevancia es indudablemente la historia. Esta muestra ofrece un marco histórico invaluable para la nuevas generaciones y permitirá conocer a los mexicanos, los antecedentes de la fragata Mercedes que derivaron en la entrada de España a las guerras napoleónicas y marcaron el final de esa nación como potencia marítima y naval en el mundo. Hay que recordar algo muy interesante, y es que todos estos hechos alrededor del hundimiento de la fragata son inmortalizados en los textos del novelista Benito Pérez Galdós sobre los episodios nacionales de España.

Es importante que la gente sea sensible y conozca que la defensa del patrimonio la tenemos que hacer todos: instituciones, investigadores, personas que observan que algo está sucediendo. Se trata de defender un patrimonio que es de todos, porque acciones como las que realizan los cazadores de tesoros son graves. La gente que prestó y trajo la muestra comentaba algo muy interesante: cuando esta compañía hurtó las pertenecías de las Mercedes, no sólo transgredió leyes, sino que también le faltó al respeto a un cementerio submarino, porque para España es un espacio donde yacen sus muertos, el navío llevaba a bordo cerca de 325 personas, entre marinos, civiles y algunos niños que perecieron en ese conflicto.

 

Protección del patrimonio subacuático

¿Cuál es la narrativa que ofrece la muestra de la fragata Mercedes?

Esta muestra da cuenta, como una cápsula de tiempo, de las hazañas ocurridas en los mares y cómo en las fragatas y embarcaciones se transportaban muchas veces piezas y documentos vitales para nuestra cultura, y en el caso de esta exposición se logran conjuntar tres módulos que narran el ataque con la flota inglesa y la política dirigida a la protección del patrimonio subacuático, ofreciendo un ejemplo y marco jurídico muy importante en este tema.

Seguramente las Mercedes estuvo cargada de cosas maravillosas. Entre las piezas más relevantes que se exhiben hoy, están 30 mil monedas —la mayoría de plata, solamente hay 200 de oro— de las 600 mil rescatadas, la mayoría fundidas por la explosión del navío. También una tabaquera de oro, la cuchara, una bolsa que estaba llena de botones que seguro algún marinero guardó para reutilizarlos, herramientas de trabajo de la embarcación, cañones; en realidad son pocas las piezas que se lograron rescatar, sin embargo el 90% de lo que la gente ve aquí son piezas originales, como los retratos de Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma, firmados por Francisco de Goya.

También hay documentos históricos, como los planos elaborados por los marinos a bordo, que señalan los puntos que visitó el navío durante su viaje de ida y vuelta; el listado de los 48 sobrevivientes del naufragio y testimonios de algunos de ellos; la orden que dio el primer ministro y generalísimo de Mar y Tierra, Manuel Godoy, al ministro de Marina, Francisco Pérez de Grandalla, para organizar una escuadra de guerra que recogiera los tributos de la Real Hacienda de Lima y llevarlos a España.

Hay otras piezas interesantes que no tienen que ver con el naufragio pero sí con la exposición, como una maqueta a escala del buque de guerra, que se realizó para que el público conozca cómo se construían los barcos; queremos que la gente vea algo que para nosotros es bastante lejano, no sabemos cómo se vivía en los barcos antiguos, dónde venían los marinos, la carga y las provisiones. El tesoro de la exhibición no es el metal, es la historia que recuperamos y revaloramos.

¿Siguen los trabajos de investigación sobre la fragata?

España hizo una segunda expedición arqueológica; bajaron otro robot para efectuar una investigación, y uno de los resultados es un video que se exhibe al final de la exposición, que muestra el fascinante campo de estudio que es la arqueología subacuática. Estoy segura de que debe de haber más resultados importantes pero que se darán a conocer en un largo plazo. Incluso en este momento se siguen restaurando las piezas que se encontraron, por ejemplo, no pudo traerse un cañón que tiene el emblema de la Corona española; el trabajo de restauración lleva mucho tiempo, aún más cuando las piezas llevan cerca de 200 años debajo del agua.

 

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Parte del combate

La mañana del 5 de octubre, hallándonos ya a la vista del cabo de Santa María, y pensando entrar en Cádiz al día siguiente; se descubrió una división de cuatro fragatas inglesas de crecido porte, que haciendo por nosotros toda diligencia, las recibimos formados en línea de combate, mira babor, con el zafarrancho hecho, cada una en su lugar.

 

(José de Bustamante y Guerra, 20 de octubre de 1804)

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