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Antes de anunciar la reforma educativa el gobierno tendría que haber resuelto la anómala situación sindical que se vive desde 1979 y que le convenía tanto al Sindicato como a la Coordinadora.

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Entrevista a Graciela BensusánProfesora de la UAM Xochimilco y Flacso

Por Irma Ortiz

¿Qué pretende el gobierno al llamar a la mesa de diálogo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación —que se había mantenido al margen— y no esté presente la Coordinadora, que es quien mantiene los bloqueos en las calles, los cierres de las carreteras y niega la entrada de diversos productos a diversas entidades? Era la pregunta que circulaba en los corrillos políticos.

Luego vendrían las declaraciones del líder del sindicato, Juan Díaz de la Torre en el sentido de que ante la ausencia de los dirigentes de la sección 22 —que se encuentran aprehendidos—, podrían intervenir. “Yo tengo el derecho y la obligación estatutaria de nombrar un representante legal que tome las causas, las gestiones de los maestros ante el gobierno del estado”.

Roberto Rodríguez, investigador de la UNAM, señalaría a su vez en una entrevista al diario El Universal, que uno de los temas que plantea la Coordinadora en las pláticas en la Secretaría de Gobernación es el reconocimiento oficial de la disidencia magisterial como sindicato.

Una exigencia que mantiene desde junio de 2015, ya que sigue siendo una rama del SNTE —del que se separaría en 1979—, y cuyo reconocimiento le permitiría no depender del Sindicato en cuanto a la transferencia de las cuotas de sus agremiados y sobre todo realizar sus propias negociaciones políticas y laborales.

Para Graciela Bensusán, especialista en instituciones políticas y organizaciones laborales de la UAM Xochimilco, incluso antes de anunciar la reforma educativa el gobierno tendría que haber resuelto la anómala situación sindical que se vive desde 1979 y que le convenía tanto al Sindicato como a la Coordinadora, que negociaban tanto con el gobierno federal —tanto PRI como PAN—como en los estados diversas situaciones como salarios y prestaciones.

“A partir de que se decide la reforma educativa, en vez de atacar ese problema —un sindicato con déficit importantes de representatividad en términos de legitimidad, democracia interna—, tendría que haberse resuelto esa dualidad en la representación, que gracias a una sentencia en la Corte de alguna manera garantizó la pluralidad sindical en el ámbito de los trabajadores del sector público al servicio del Estado”.

EUM20160721NAC08.JPG CIUDAD DE MÉXICO, Protest/Manifestación-CDMX.- Integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) marchan sobre Paseo de la Reforma rumbo a la Secretaría de Gobernación en el marco de las protestas en contra de la reforma educativa, este jueves 21 de julio de 2016. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Fernando Ramírez/RCC

¿Pertenecer al SNTE, a la CNTE… o a ninguno?

Así, apunta, podría haberse formalizado la representación de la CNTE y establecido una disputa por la representación formal mediante canales institucionales, lo que significaría que el gobierno asumiera de una vez por todas la necesidad de dejar atrás relaciones verticales, corporativas que se dan al sector, con la corresponsabilidad del gobierno y del sindicato.

Para la también profesora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso, los trabajadores de la educación deben elegir a qué sindicato pertenecer, e incluso si no quieren pertenecer a ninguno; “es el momento de la apertura sindical, el problema no es que se plantee ahora, sino que debió ser el punto de partida de la reforma, con sólo sacar al sindicato o a la CNTE del control de las autoridades educativas, distinguirlo, volverle a dar al Estado la rectoría en materia educativa; tendría que verse elevado a los trabajadores, a la posibilidad de escoger a que organización quieren pertenecer”.

Asegura que no basta con poner en la cárcel a la exlideresa Elba Esther Gordillo, ni negociar con un sindicato débil en su liderazgo porque tiene problemas de corrupción, de falta de democracia y transparencia y, por tanto, es un liderazgo controlable.

Lo importante es que “se olvidaron de que existía un sector disidente que no fue tomado en cuenta, que no se convirtió en interlocutor y que es un actor poco cooperativo. La CNTE se oponía a la reforma y probablemente se hubiera opuesto a cualquier reforma, pero lo que se debió haber hecho es dar fuerza a los trabajadores por la vía institucional, de manera que pudieran tener mecanismos democráticos y transparentes en todas las decisiones, respecto de cómo se opondrían o buscarían una modificación a una reforma, que está mal concebida, que está sesgada”.

Para la docente, que lleva 41 años dando clase en la Universidad Autónoma Metropolitana, hacía falta la reforma educativa, porque asegura que el deterioro de la calidad educativa viene acompañado del deterioro de las condiciones de vida de la gente: “los estudiantes sin leer bien, sin escribir bien, sin poder darles clase dentro de una universidad”.

EUM20160720EDU05.JPG CIUDAD DE MÉXICO Education/Educación-Modelo educativo.- El presidente nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE ), Juan Díaz de la Torre, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, durante la presentación de Modelo educativo y Propuesta curricular para la educación obligatoria, el miércoles 20 de julio de 2016, en el patio principal de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en Centro Histórico de esta capital. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Jénifer Nava/JMA

Cuestionada sobre las declaraciones de Juan Díaz de la Torre respecto a una intervención en la sección 22, debido a la ausencia de sus dirigentes, Bensusán asevera que se trata más de un problema político que institucional y conllevaría muchos riesgos “porque evidentemente esos sectores no van a sentirse representados por Juan Díaz de la Torre a la hora que él negocie por ellos o a la hora que pretenda intervenir”.

“Si eso sucediera, lo único que vamos a ver es que el conflicto se va a agravar y no sólo vamos a tener una disputa por la representación a nivel institucional de reconocimiento por parte de la SEP, sino que la vamos a tener en la calle, en las carreteras, en todos lados —como de hecho ya existe—. Lo único que llevaría es a un enfrentamiento aún más violento, porque ahora no solamente habría confrontación entre la CNTE y la policía, sino que habría una confrontación entre las personas que están a favor del CNTE y los que están a favor del Sindicato, sería una locura”.

Asevera Bensusán que el propio gobierno debiera aconsejarle al sindicalista no hacer este tipo de declaraciones, aunque también puntualiza que existe el interés gubernamental de que el SNTE vuelva a tomar fuerza y trate de parar que la disidencia se extienda a otras entidades como Nuevo León o Jalisco.

Lo que no es explicable, comenta, “es por qué del lado de la SEP se están dando estrategias tan fallidas como descontarles a los maestros el aumento que se les da por la carrera magisterial. Lo hicieron en el peor momento del conflicto, provocar que sectores que, de alguna manera, se llaman pasivos, se vuelvan parte del problema. Ahí uno duda”.

“Vemos el escenario muy conflictivo. A la pregunta de si el SNTE puede intervenir en la Coordinadora, de poder, puede… pero sí se toma una decisión así, iríamos a un conflicto aún mayor”.