Hace cinco años, Francia se unió a una coalición internacional al lado de Gran Bretaña y Estados Unidos. Estas tres potencias bombardearon posiciones del ejército del presidente libio Muamar Kadhafi. París prefirió el ataque aéreo con cazas Rafale, mientras que Londres y Washington optaron por lanzar misiles cruceros desde buques desplegados en la costa. ¿El motivo? Apoyar la resolución 1973 de la ONU que autorizaba a lanzar ataques contra las fuerzas kadhafianas, acusadas de atacar a su población civil y, de paso, ayudar a una rebelión que finalmente derrocó al dictador ese mismo año.
Esta semana, una facción islamista denominada Brigada por la Defensa de Benghazi derribó un helicóptero en el que viajaban tres suboficiales de ese país europeo. Esta situación destapó las operaciones del ejército francés en Libia, las cuales realiza probablemente desde hace meses o quizás más tiempo. Este jueves, el gobierno de Unidad en Libia acusó formalmente a Francia de “violación” militar en su territorio y expresó su indignación por esta acción la cual dijo “debió ser notificada previamente al ejecutivo libio”.
Es así como Francia quedó al descubierto en sus operaciones especiales, las cuales realiza en coordinación con el Ejército de Liberación Nacional libio, contra el autodenominado Estado Islámico. Incluso es posible que también confirme la presencia de otros países occidentales como Gran Bretaña y Estados Unidos y de naciones norafricanas como Egipto y Argelia.
Estas acciones tienen lugar una semana después de que un extremista ligado al EI, arrollara con un camión a una multitud en la ciudad de Niza en plena celebración de la Toma de la Bastilla. Por supuesto que también reveló que la presencia francesa en Libia se realiza bajo órdenes clasificadas del presidente Francois Hollande y el Comando de Operaciones Especiales (COS), cuyo objetivo es neutralizar el desarrollo de un “nido terrorista” en Libia, a 300 km de las costas europeas. Hasta ahora, no lo habían querido reconocer, pero el telón del teatro finalmente se abrió por un error táctico.