Primero fue el crudo despertar tras la histórica votación del Brexit que inicia un proceso de divorcio entre el Reino Unido con la Unión Europea. Después se conoció el informe Chilcot, sobre los motivos que llevaron a la guerra a los británicos contra Irak en 2003, evento que acabó de confirmar lo que ya se sabía, que no se agotaron las opciones pacíficas, se exageraron los motivos y se acudió con rapidez a la opción armada. Sin embargo, parece que la memoria es corta.

El pasado 23 de junio se llevó a cabo el histórico referéndum en el Reino Unido que determinó que la mayoría (52%) en esa nación decidió que es mejor separarse del proyecto de la Unión Europea, en el que ha participado  oficialmente durante 23 años. Tal decisión inicia una nueva etapa en el proceso de convivencia de ese país y el proyecto que encabezan las principales naciones europeas. Será un largo caminar de duras negociaciones entre políticos cada vez más desprestigiados en ambos componentes. De hecho, los principales instigadores de la salida del Reino Unido, renunciaron a encabezar el gobierno no sólo porque no cuentan con el apoyo suficiente de la sociedad, sino porque la mayoría de sus arengas están basadas en mentiras, en distorsiones o en manipulaciones.

Esto no es nuevo, ocurre reiteradamente, pero parece que la memoria no importa mucho a las mayorías en la sociedad. Otro ejemplo rotundo en la Gran Bretaña, ocurrió días después (6 de julio), cuando se presentó el informe Chilcot, sobre la investigación recomendada por el Consejo Privado del Reino Unido, para conocer los motivos del involucramiento de ese país en la guerra contra Irak en 2003. 

La investigación ordenada en 2009, concluye, entre otras cosas, que el gobierno británico (Tony Blair), decidió unirse a la opción bélica antes de agotar todas las opciones pacíficas, se exageró deliberadamente la amenaza que presuntamente suponía Sadam Hussein, el trabajo de inteligencia fue deficiente y no había armas de destrucción masiva.

En ese entonces la Gran Bretaña era parte de la Unión Europea e ignoró las masivas manifestaciones en contra de la guerra en su país y en el de la mayoría de ciudades europeas. El gobierno de Blair decidió unirse a la invasión encabezada por Estados Unidos, “respaldada” por España, Australia y Polonia, eufemísticamente llamados, la coalición.

La guerra ha dejado miles de muertos y miles de desplazados, pero sobre todo no ha ayudado en nada a la pacificación, ni la democratización de esa zona del mundo. Por el contrario, muchos de los efectos posteriores podrían deberse a la aplicación de esas políticas. Ahora en el Reino Unido algunos quisieran regresar a un pasado que ya no existe y difícilmente existirá. La Unión Europea nunca ha sido un obstáculo para las decisiones que los políticos británicos han tomado y el informe Chilcot así lo refleja, dentro o fuera al final el poder se alinea con el mayor poder y lo que opinen las mayorías no les importa mucho.