En estos momentos los “malos de la película” son los integrantes de la disidencia magisterial, en donde ha dejado a un lado su principal objetivo: la docencia. Así se convirtió en un modelo fallido de “justicieros”. Sin embargo, el país sigue estacionado en un paupérrimo nivel de educación básica en mediciones internacionales, lo cual indica que las autoridades también son responsables del colapso del Sistema Educativo Nacional.

Pese a tanto espectáculo mediático que se convirtió en acciones que afectan a la población en general, aún se mantiene el resultado que arrojó el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA), en el que México se ubica en los últimos lugares.

El estudio comparativo de evaluación realizado en 2012, coordinado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), evidencia que México ocupa el lugar 55 de 65 en la materia de Ciencias, 53 en Matemáticas y 52 en Lectura, que son las materias muestra evaluadas.

Esto lleva a una reflexión: el problema mayor en materia académica y de aprendizaje no sólo son los docentes o la disidencia magisterial, sino que también hay una opaca actuación de las autoridades, que en conjunto han colapsado el Sistema Educativo Nacional.

Y es que es de suma importancia conocer el nivel de habilidades necesarias que han adquirido los estudiantes para participar plenamente en la sociedad, centrado en dominios claves como Lectura, Ciencias y Matemáticas.

La prueba PISA, en ese sentido, mide si los estudiantes tienen la capacidad de reproducir lo que han aprendido, de transferir sus conocimientos y aplicarlos en nuevos contextos académicos y no académicos, de identificar si son capaces de analizar, razonar y comunicar sus ideas efectivamente, y si tienen la capacidad de seguir aprendiendo durante toda la vida. Para PISA esos dominios están definidos como competencia (literacy) científica, lectora o matemática.

PISA en México ya tiene una historia que se remonta al año 2000, cuando se realizó su primera aplicación. Desde su puesta en marcha, particularmente después de conocer esos primeros resultados, y el potencial que guardan los datos para su aprovechamiento, el proyecto ha inducido a investigaciones, reportes, debates, reflexiones y, sobre todo, ha incitado preguntas que dan pie al documento que ahora se entrega.

Entonces, ¿por qué las cosas no están funcionando? Muy simple. La avaricia de los liderazgos corrompidos del magisterio y la falta de capacidad de las autoridades para implementar no una reforma laboral, sino una verdadera estrategia de enseñanza. Un verdadero plan educativo no ha estado si quiera en el escenario de las políticas públicas para el gobernante o en el programa de aprendizaje de los docentes; si no lo creen, habría que mirar hacia los tres primeros lugares de aprovechamiento que se disputan China y Singapur a nivel mundial.

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