Luego de nueve años, Christophe Pierre deja el cargo de Nuncio Apostólico en México y en su lugar llega Franco Coppola, quien antes de este nombramiento llevaba tres años desempeñándose como el Nuncio en República Centroafricana y el Chad.

El cardenal Norberto Rivera Carrera, quien recientemente pidió perdón por los errores cometidos al cumplir 50 años de sacerdocio, se congratuló por la llegada de Coppola a quien felicitó por su nuevo encargo, “confió en que la Guadalupana ilumine y acompañe sus pasos en esta tierra mexicana en el cumplimiento de la nueva misión que el Papa Francisco le ha encomendado”.

José Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y Alfonso Miranda Guardiola, secretario general del organismo episcopal, expresaron su alegría por el nombramiento y aseguraron que el nuevo nuncio será factor de unidad entre los jerarcas católicos y las instituciones.

En entrevista con Siempre!, Bernardo Barranco, sociólogo experto en religiones, destaca que Coppola es una persona de una amplia experiencia diplomática y, al ser doctor en derecho canónico, tiene un perfil más político que pastoral. A diferencia de los últimos dos Nuncios que, por el contrario, habían tenido una trayectoria más pastoral, pues viajaban a las comunidades para tener contacto con los seminaristas y obispos.

“Este Nuncio tiene más vínculos con el poder con la realidades, por el tipo de trayectoria que tiene es evidente que es un Nuncio que ha tenido su experiencia fuerte en países de conflicto social, de alta tensión político social, de tal suerte que muy probablemente que tenga un manejo álgido, agudo en momentos de crisis”, aseveró.

Señaló que otra característica es, que salvo la experiencia que tuvo en Colombia y Polonia, su experiencia es fundamentalmente donde los católicos son minoría. “Coppola va aportar a la Iglesia mexicana una sensibilidad muy diferente a la que tienen los obispos y a la que han tenido los Nuncios anteriores. Este Nuncio va a tener otra sensibilidad de mayor unidad, de mayor fortaleza interna que se provoca cuando estas en minoría en otros contextos y al ser un tipo joven, no llega a los 60 años, va a ser una persona vigorosa, puede ser una persona que aporte energía a la Iglesia mexicana”.

PAPEL QUE VA A JUGAR Y RETOS QUE ENFRENTARÁ

Bernardo Barranco explica que el papel que juega todo Nuncio es el de ser los ojos, brazos y los oídos del Papa, es decir, es la extensión en dos niveles: uno, al ser una representación diplomática, que es frente al poder, al estado, frente a los poderes fácticos; y dos, una correa de transmisión de las orientaciones, indicaciones del Pontificado en México, que tendrá bajo su responsabilidad los nombramientos de los Obispos, el reacomodo de ellos en la geografía mexicana.

“Pero sin duda –subraya– un papel fundamental que jugará será en el reacomodo que se va a dar en el Episcopado mexicano con la renuncia, obligada por derecho canónico, del Cardenal Norberto Rivera que se va a dar a mediados de 2017”.

Asevera que hay que considerar que llega a un país cargado de violencia, donde los obispos no acaban de entender su nuevo papel. “El Papa Francisco, en su visita de febrero pasado en la Catedral, los llamó a dejar de ser príncipes del poder y tener una actitud mucho más pastoral más cercana a las carencias y desafíos que tienen sobre todo los pobres”.

Norberto Rivera