Dicen que un presidente no tiene un pelo de tonto. Al menos Francois Hollande, mandatario de Francia, pues a diferencia de otros en el mundo, él tiene quien le atienda la cabellera. Este día conmemorativo para el país de la Liberté, egalité et fraternité, el diario francés Le Canard Enchaîné reveló que existe una persona en el gobierno galo que tiene un sueldo casi igual al de un ministro y no es precisamente alguien que se dedique a los asuntos externos, a determinar las estrategias de seguridad nacional o el balance comercial, es sencillamente… ¡un peluquero! Se trata de un tal Olivier B, quien el 16 de mayo de 2012 se sacó la lotería al firmar un contrato como “peluquero personal del jefe de Estado”. La transacción fue avalada por la entonces directora del gabinete del Elíseo, Sylvie Hubac, y estipulaba que estaría contratado “por la duración del mandato presidencial en curso”.
Según el semanario, “el fabuloso sueldo que este trabajador recibiría sería de 593 mil 700 euros”, algo así como unos 656 mil 500 dólares. Por si fuera poco, a estos honorarios también se agregarían una “eventual ‘asignación para vivienda’ y otras ‘ventajas familiares'”. Lo único que Olivier tendría que hacer es… precisamente su trabajo de peluquero, pero con una eterna disposición exclusiva para el mandatario.
La noticia por supuesto fue abordada con ironía en las redes sociales, no sólo por la gente, sino por los adversarios políticos de Hollande, No faltó la burla y los clásicos memes que lo exhibieron como el hashtag #CoiffeurGate (El caso del peluquero), en pleno festejo de la Toma de Bastilla. Algunos diputados se referían a él como “su majestad”, mientras otros usuarios lo presentaban en fotografías con cortes estrafalarios como para, por lo menos, hacer que Olivier desquite su sueldo cuando le cortara el cabello al flamante presidente de la France quien, por cierto, es de tendencia socialista. Durante su toma de posesión en 2012, Hollande había prometido que no sería un mandatario ostentoso como su predecesor Nicolás Sarkozy, a quien se le criticaba por su estilo de vida superfluo. Cuando menos en nuestra redacción, esta noticia nos recordó cuando María Antonieta (dicen que fue ella) le dijo a una furibunda muchedumbre que “si no tenían pan, entonces que coman pasteles” («Qu’ils mangent de la brioche»). Poco después, le cortaron no el pelo, pero sí la cabeza.