El tomar conciencia de lo perjudicial de hacer apología del delito para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores es una de las más grandes utopías en México, en donde exaltar la criminalidad a través de canciones u otro tipo de mensajes se resuelve con mínimas cantidades de dinero, pese al costo social que ello implica. Las leyes han sido rebasadas.
La madrugada de este domingo, el cantante Gerardo Ortiz arribó al aeropuerto de Guadalajara, Jalisco, proveniente de Culiacán, Sinaloa. Ahí fue detenido al ser acusado de apología de delito, acción que se considera ilícita cuando alguien incita a cometer actos contrarios a la ley o cuando se promueven o defienden conductas delictivas.
En marzo pasado, el cantante grupero de 26 años de edad, originario de Estados Unidos, estrenó el video de su canción “Fuiste mía”, el cual recibió severas críticas. En la historia de la grabación, Ortiz Medina asesina a su pareja a quien “encajuela” y al supuesto amante de ésta, le dispara con arma de fuego.
Luego de los dos asesinatos representados en la pieza audiovisual, Gerardo Ortiz, sale de la escena con aspecto triunfante, mientras la policía llega al lugar del crimen.
El error del cantante y de los realizadores del video fue más allá de la violencia que plasmaron en el material: la locación donde se grabó, reveló la Fiscalía de Jalisco, fue escenario de un enfrentamiento entre policías de la Fuerza Única Metropolitana e integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación, en el 2014.
Los policías y las patrullas que aparecen en el video participaron sin el permiso de las autoridades correspondientes, por lo que fueron cesados cuatro elementos de la FUM; tres de ellos se encuentran prófugos de la justicia, acusados de desvío de recursos y peculado.
Por el controversial video musical de Gerardo Ortiz, la Fiscalía de Jalisco solicitó una orden de aprehensión contra el cantante por la presunta comisión en apología del delito por incitar al feminicidio, misma que fue cumplimentada este domingo.
El compositor fue llevado al penal de Puente Grande, el cual abandonó a las 17:00 horas al pagar una fianza de 50 mil pesos, pues las imputaciones no fueron consideradas como graves, lo que se traduce en un show mediático.
Barato le salió al cantante el castigo legal que derivó de la incitación a la violencia de género y asesinato que sin el mínimo tacto visual abordó en su video “Fuiste mía”. Aunque económicamente sus pérdidas serán mayores, pues muchos contratos de presentaciones le han sido cancelados.
Lo más grave son las repercusiones sociales por incitar al uso de armas, al maltrato hacia la mujer y al homicidio; lamentablemente, es un alto costo que gran parte de la sociedad mexicana ignora.
Como Gerardo Ortiz son decenas de grupos del género de “música regional mexicana” banda, norteño o corrido, entre otros, que en sus discos glorifican la cultura del narcotráfico, el poder del dinero ilícito, el uso de la violencia y la siembra del terror, además de enaltecer las acciones del narcotráfico.
Sus canciones -escuchadas principalmente por la población joven de origen latino radicada en Estados Unidos- colocan en el estrato más alto a la figura del mexicano que dedicado a los actos ilegales como el trasiego o fabricación de drogas, ha salido de la pobreza en la que vive la mayoría de la gente de este país.
Las condiciones económicas de México y su ubicación geográfica -que lo hace vecino del país más rico y más consumidor de drogas en el mundo- son determinantes para que miles de niños y jóvenes sean presa de los carteles dedicados a la producción, venta y exportación de narcóticos.
La “narcocultura” ha creado un estereotipo que muchos mexicanos, especialmente de bajos recursos, desean alcanzar aunque tengan que robar, asesinar, traficar armas, drogas o hasta personas.
Los valores y la ética quedan sumidos ante la ambición y la aspiración a ser la imagen que venden los corridos y las melodías relativas a la ilusa creencia de la grandeza de los capos.
La operación de las mafias se ha adaptado a series de televisión y películas; con esto, el público más influenciable está en mayor contacto y aprobación por diversos canales, con la ideología del narco.
En México y otros países de Latinoamérica, algunos de los grupos o personajes del espectáculo que fomentan esta cultura delincuencial han sido relacionados públicamente con los carteles de la droga, en este caso el CJNG, considerado el de mayor crecimiento en México por el departamento antidrogas de los Estados Unidos (DEA).
La Fiscalía de Jalisco hizo del conocimiento del proceso de Gerardo Ortiz a la PGR para que investigue también el supuesto nexo del cantante con la delincuencia organizada y lavado de dinero.
¿Un pago de 50 mil pesos puede resarcir el daño social que se genera a millones de personas a través de la apología de un delito? Seguramente no. El bullicio mediático en torno al cantante grupero fue mayor que el escarmiento recibido, pues el escandaloso video aún puede verse en la plataforma YouTube y aunque la Secretaría de Gobernación expresó su rechazo, jamás fue prohibida su difusión.