El sueño de Hillary Clinton de convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia de Estados Unidos, es una realidad. En el segundo día de la Convención Demócrata, la ex primera dama recibió el apoyo de su bancada para contender por la silla presidencial. Tras haber superado el bochorno que causó la filtración de mensajes electrónicos sobre el complot contra su correligionario Bernie Sanders, que prácticamente la puso en el banquillo de los acusados por un favoritismo evidente, Clinton recibió el apoyo total para ser la abanderada del partido.

El legislador por Vermont, Bernie Sanders, hizo a un lado las diferencias y la señaló como la mejor carta que se puede jugar el Partido Demócrata para luchar contra Donald Trump. Sólo falta que Clinton acepte la nominación, lo cual seguramente ocurrirá cuando este jueves cierre los trabajos de la convención.

De esta manera, los demócratas exhibieron su estrategia electoral que consiste en lanzar a la candidatura a una mujer que reúne fuerza, tenacidad y experiencia política. Una táctica que va dirigida a la mitad femenina de los electores estadounidenses y que puede hacer la diferencia el próximo 8 de noviembre, cuando se enfrente contra el candidato rubio tildado de machista por su abierta crítica a las mujeres, principalmente a las afroamericanas.

En una transmisión vía satélite Hillary lo dejó en claro al asentir: “Si hay algunas niñas por ahí que se quedaron hasta tarde para ver, déjenme decirles: Yo podría convertirme en la primera presidenta, pero ustedes pueden ser las próximas”.

Fue así como quedó definida la contienda electoral en Estados Unidos. Por un lado, el republicano Donald Trump, magnate del sector inmobiliario y ex estrella de un reality show que ha mostrado una posición duramente nacionalista con la que busca recuperar el liderazgo estadounidense combatiendo la migración y recuperando el control financiero global. Por otro, Hillary Clinton cuya estrategia busca recuperar a la clase media a través de combatir la desigualdad de ingresos, fortalecer el control de armas y frenar los excesos de Wall Street.

Sin embargo, el desafío es fuerte para ella, incluso más que en el 2008 cuando se enfrentó al propio Barack Obama para lograr la nominación demócrata. Ocho años después, el acariciado sueño de llegar a la presidencia es casi una realidad, y esta vez incluso con el consenso del mandatario afroamericano que en aquella ocasión le quitó la posibilidad de seguir en la carrera presidencial. Según las encuestas, entre estas, la realizada por Reuters/Ipsos, el millonario republicano tiene una ventaja de dos puntos porcentuales sobre Clinton.