¡Afuera máscaras! Si hay que hacer las cosas, hay que hacerlas claras y sin membretes. Esta fue más o menos la intención del candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald Trump, al advertir que impondrá fuertes aranceles a las firmas estadounidenses que operen en México y al pedir abiertamente a los hackers rusos que encuentren los miles de mensajes electrónicos restantes de su rival Hillary Clinton.
Este jueves, el candidato millonario puso el dedo en la llaga al advertir en una entrevista con el diario The Detroit News, que si llega al poder castigará a empresas como Ford Motor con aranceles de hasta 35% por los productos que envían desde México hacia la Unión Americana. Según el rotativo, Trump afirmó que se adjudicará el derecho de “determinar cuál será el arancel. Pero cuando compañías abandonan Michigan o dejan Ohio y se van a México y creen que van a vender sus productos en nuestro país sin impuestos, están equivocadas acerca de eso”, amenazó Trump.
Por otra parte, en una conferencia de prensa realizada en Florida, Trump pidió sin más a Rusia que busque los mensajes que la ahora candidata demócrata ocultó a las autoridades para evitar una investigación por haber usado ordenadores personales para enviar información clasificada. “Rusia, si estás escuchando, espero que puedas hallar los 30 mil mensajes de correo electrónico que faltan”.
La petición tiene lugar días después de que el magnate rubio fue señalado por tener una posible complicidad con Rusia, específicamente con el presidente Vladimir Putin, que quedó al descubierto durante el trato y las lisonjas que se proveyeron a través de los medios de comunicación, desde 2015, cuando ya estaba en campaña electoral. En esta ocasión, Trump decidió poner en claro esto y se desvinculó de Moscú al afirmar que “nada tengo que ver con Rusia. El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo una cosa agradable de mí, dijo que soy un genio, pero nunca lo conocí”, argumentó categóricamente. Aseguró que si hay alguna vinculación con Rusia, sólo podría ser por la venta de una casa por 100 millones de dólares a un ciudadano de ese país en Palm Beach, Florida. El Kremlin también reaccionó casi inmediatamente negando cualquier injerencia en la campaña electoral estadounidense.


