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Mientras las corrientes sean quienes definan el rumbo, difícilmente se evolucionará.
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Alejandra Barrales
Alejandra Barrales es ya el nuevo dirigente del PRD, pudo haber sido Pablo Gómez o, incluso, algún externo, como fue el caso de Agustín Basave que se afilió para encabezar el Sol Azteca; lo cierto es que ello no amaina la crisis interna que las corrientes gustosas suelen publicitar hasta el cansancio.
De origen sindicalista, hasta hace unos días integrante del gabinete de Miguel Ángel Mancera, Alejandra Barrales anuncia la construcción de alianzas para próximos capítulos electorales porque esa medida permitió disimular la debacle perredista, para ello se alió al PAN. Resulta evidente que el PRD ha perdido potencia y disminuyó su membresía. Morena arrebató el bastión histórico que representa la Ciudad de México.
La corriente Nueva Izquierda ha mantenido la hegemonía en los últimos años en el interior perredista, Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete han sido sus principales dirigentes que se han distinguido por coleccionar derrotas para deslizar en el tobogán al partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, no obstante, mantienen su influencia y señalan que han sido factor para ungir a Barrales.

Alejandra Barrales registró un paso efímero en Michoacán como integrante del gabinete del gobierno de Lázaro Cárdenas Batel, con más pena que gloria; ahora le corresponde dirigir al perredismo para concluir un mandato accidentado que comenzó Carlos Navarrete para iniciar la peor crisis en la vida del partido al estallar el caso Ayotzinapa; continuó Agustín Basave, que pagó una costosa factura porque el PRD se mantuvo ingobernable ante el paso autoritario de sus tribus internas, hambrientas de poder aunque sea en pedazos.
Se impuso fácilmente a su contrincante Pablo Gómez; ella sumó el 81 por ciento del respaldo del Consejo Nacional, parece que en el PRI, PAN y PRD se vive una fase de relevo generacional que aún mantiene incógnitas que se adhieren a cierta incertidumbre.
Alejandra Barrales señaló que se deben privilegiar las alianzas porque a ningún partido le alcanza el marchar en solitario si se observa el escenario rumbo a 2018, ya se alió con el PAN en los últimos comicios y las cuentas le salieron aunque ello implica renunciar a valores propios de la ideología, aunque en estos tiempos ese tema es desdeñado constantemente por todos los partidos, a nadie parece importarle por qué se privilegia el asunto electoral.
La asignatura pendiente en el PRD se llama institucionalidad, mientras las corrientes sean quienes definan el rumbo, difícilmente se evolucionará, el caudillismo ha impuesto modas y el culto a la personalidad que resulta tan chocante no se ha desterrado, lo cual deja un cuadro vintage con olor antiguo.
Alejandra Barrales fue electa nueva presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, la secretaria general continúa ocupada por Beatriz Mojica como carta de Nueva Izquierda; más allá de los nombres, personajes y directorios, en el Sol Azteca se requiere modificar formas, la unidad se ve como tema complejo porque cada corriente alienta el archipiélago en donde parecen incontables las ínsulas que niegan sistemáticamente cualquier intento de institucionalidad.

