Decía Mao Tse Tung que la mujer era la otra parte del Cielo y en esta ocasión surgió el lado que no se conocía de Donald Trump: su esposa Melania Knauss. Ella es de origen esloveno. Llegó a Estados Unidos como inmigrante y todavía conserva un marcado acento eslavo. Esto ha marcado un contraste en caso de que Melania llegara a ser la primera dama de Estados Unidos, pues su esposo ha centrado su campaña electoral en la política antimigratoria, lo cual a todas luces es una clara contradicción. Este lunes, se presentó en la apertura de la Convención Republicana mostrando una apariencia que resalta con respecto a otras primeras damas que ha tenido la Unión Americana, quienes han mostrado recato, refinamiento y han proyectado una imagen que refleja el papel importante que tiene el ser la esposa del presidente de una nación.

Melania es la tercera esposa de Donald Trump. Una supermodelo que fue presentada por el mismo magnate rubio quien se ha caracterizado más por su lenguaje procaz, mientras que ella tiende a ser más discreta, amable e incluso positiva.

Su mensaje ante los republicanos fue apacible y lleno de frases esperanzadoras, presentando un lado que no se parece al de su esposo. El problema es que esas ideas no eran de su cosecha, sino de su actual rival Michelle Obama, a quien aparentemente le copió de un discurso pronunciado en 2008. Para muestra basta un botón, ella mencionó en su alocución “Porque queremos que en esta nación nuestros hijos sepan que el único límite para tus logros sea la fuerza de tus sueños y tu voluntad para trabajar para ellos”. Obama lo dijo así durante la convención demócrata de Denver en 2008: “Porque queremos que nuestros hijos, y todos los hijos en esta nación, sepan que el único límite para la altura de tus logros sea el alcance de tus sueños y tu voluntad para trabajar para ellos”.

En caso de que Trump logre ganar la presidencia, Melania se convertiría en la primera súper modelo en ocupar el cargo y la única mujer elitista que ha tenido la historia norteamericana, a quien de hecho, no le gusta rozarse con los corrientes.