La tarde del sábado 2 de julio, Juan Pérez Martínez, suegro de Ricardo Monreal Ávila, delegado de la Cuauhtémoc en la Ciudad de México, fue privado de su libertad -según las actuaciones ministeriales- por sujetos armados que lo interceptaron mientras se dirigía a una de sus propiedades en el municipio de Fresnillo, Zacatecas.
El problema mayor es que a pesar de lo delicado que se ha tornado este asunto, el también ex gobernador de Zacatecas ha evidenciado su interés político y no de seguridad hacia este asunto en particular.
Pérez Martínez, el ganadero de 83 años de edad, se desplazaba de su domicilio ubicado en la calle Belisario Domínguez en una camioneta pick up hacia su rancho del poblado de “El Pardillo I”, concretamente en el ejido La Muerta, pero no llegó a su destino.
Ni tardo ni perezoso, su yerno, Ricardo Monreal, de inmediato le dirigió una carta al comisionado de Seguridad Nacional, Renato Sales Heredia, para su intervención y agilizar las investigaciones desde el nivel federal.
Monreal Ávila señaló, en el mismo documento, no tener confianza en las autoridades del estado; sin embargo, el problema no es la solicitud, sino que lo haya hecho público mediante “filtraciones” a algunos medios de comunicación para que se evidenciara que es una “víctima” de la delincuencia, en la entidad que su hermano David quiso gobernar.
Ante ello, la Procuradora General de Justicia del Estado de Zacatecas (PGJEZ), Leticia Catalina Soto Acosta, rompió el silencio y confirmó el secuestro de Juan Pérez Martínez, quien por cierto desde hace muchos años ya no vivía con su esposa.
“Recibimos el anuncio de que la víctima viajaba solo y al llegar a uno de sus ranchos, sujetos lo privaron de la libertad. Desde ese momento el Ejército, la Marina, Policía Federal, Estatal y Policía Ministerial, realizamos operativos de búsqueda”, informó Soto Acosta.
Incluso, la fiscal zacatecana reveló que “hasta el momento los familiares no han recibido alguna llamada para pedir rescate a cambio de la libertad del ganadero”.
Los informes policiales indican que los sujetos hicieron descender del vehículo a su víctima y lo amenazaron con pistola en mano, para luego obligarlo a subir al vehículo en el que ellos se transportaban y huir hacia el camino que comunica a la comunidad de Bañón, del municipio Villa de Cos.
Hasta la noche del domingo es todo lo que se había dicho. Pero no hay que olvidar que el tramo que comunica a la capital zacatecana con el “Pardillo I” es un camino que se ha vuelto muy peligroso, principalmente porque es una zona por donde transitan y operan potencial y libremente grupos del crimen organizado.
De ahí deriva que para las autoridades esto sí sea un hecho real y con todas las características de una privación ilegal de la libertad a manos de la delincuencia y no como la película de ficción que envolvió a la familia Monreal Ávila en el año 2013.
En ese entonces se dio a conocer una versión pública de que un comando armado pretendía perpetrar un ataque contra el entonces diputado federal por Zacatecas Ricardo Monreal Ávila y su hermano David Monreal, también en ese entonces senador en funciones.
Los supuestos sicarios detenidos, según mientras se trasladaban a la Ciudad de México para perpetrar el atentado, confesaron el fantasioso plan para asesinar a los hermanos Monreal, pero no dijeron cuál era el móvil o la finalidad al cometer el atentado.
Al pasar de los años se supo por fuentes de seguridad federal, que todo fue parte de un espectáculo de mal gusto montado por los hermanos Ávila. A pesar de que intervino la PGR, nunca se supo el interés de tras de este “plan para perpetrar el doble homicidio”.
Como en los cambiantes momentos de partido político que ha tenido Ricardo Monreal, nunca se pudo determinar si esa historia policial fue verídica una gran mentira política.
Pero todo ello tiene un contexto: el 2 de febrero del año 2011, el entonces empresario Juan Carlos Guardado, quien fuera alcalde suplente de David Monreal Ávila, del municipio de Fresnillo, Zacatecas; fue secuestrado junto a su chofer cuando se dirigía a Mazatlán, Sinaloa.
Dos años más tarde, el entonces diputado federal por Movimiento Ciudadano, así como su hermano David Monreal, senador con licencia del PT, acusaron a la familia Guardado de pretender ejecutar a ambos personajes como parte de una revancha por la desaparición de Juan Carlos Guardado.
Finalmente, luego de la denuncia presentada por el hoy delegado de la Cuauhtémoc, el caso quedó archivado y el asunto tuvo su efecto mediático solamente.
Por eso sería bueno que el actual titular de la Delegación Cuauhtémoc se muestre un poco prudente y dejara de ser el protagonista de esta película que para la familia cercana sí es de terror y no de ciencia ficción como en la que se tornó la suya del 2013.
No le vaya a pasar lo que en la fábula de “Pedro y el Lobo”, porque en este caso no se juegan posiciones políticas, sino la vida de una persona.