Si en Afganistán fue un atentado en una marcha, en Alemania fue en un festival de música pop que reunía a más de 2 mil 500 personas. Un individuo de origen sirio, aparentemente con trastornos mentales, detonó una bomba en la entrada del recinto donde se llevaba a cabo un evento musical. Esta vez fue en la ciudad bávara de Ansbach, al sur de Alemania. El incidente dejó al menos doce personas heridas, tres de ellas de gravedad.

El ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann, no descartó que se tratara de un atentado del autodenominado Estado Islámico. Por su parte, el jefe de la policía de Ansbach, Roman Fertinger explicó que el atacante tenía el objetivo de hacer el mayor daño posible, pues cargó la bomba que detonó con pedazos de metal a manera de esquirlas.

El autor del atentado, de 27 años de edad, quería “impedir” la celebración de un festival de música pop en esa ciudad. No pudo ingresar al recinto del festival, porque no tenía boleto, de no haber sido por esto, el atentado hubiera sido una verdadera masacre. Al no poder entrar, detonó la bomba que traía en una mochila en un restaurante de las inmediaciones.

Se dice que este hombre había llegado de Siria hace dos años y vivía en Alemania con un permiso de residencia provisional, también que había tenido anteriormente dos intentos de suicidio y estuvo hospitalizado en una clínica psiquiátrica.

Este incidente tiene lugar dos días después de que nueve personas murieran y once más resultaran heridas durante un tiroteo en Munich, a manos de un joven de 18 años, también con trastornos psiquiátricos y obsesionado por las matanzas en masa. El centro comercial Olympia, uno de los lugares donde se perpetró la matanza, abrió hoy sus puertas con un acto religioso y un minuto de silencio en memoria de las víctimas.