Una de las pruebas más difíciles para Estados Unidos a nivel global es el conflicto israelí-palestino. Se trata de una crisis que ha sido una constante en la política norteamericana en parte por su aliado Israel y por los intereses geoeconómicos que tiene en la región de Medio Oriente. Esta semana se dio a conocer una carta obtenida por el diario británico The Guardian, donde se revela que la candidata demócrata a la presidencia Hillary Clinton sirvió en bandeja de plata su apoyo a Tel Aviv contra el grupo Hamas para resolver, de una vez por todas, la crisis en la Franja de Gaza.

De esta manera, la dama rubia quiso atraerse el favor de la comunidad judía empresarial, principalmente del magnate Haim Saban, a quien le ofreció que Israel tendría completa libertad de acción para lanzar cualquier ataque futuro contra el grupo islamista, “incluso una luz verde presidencial para matar a casi el 10% de la población del enclave”. Todo esto, a cambio de una donación a su campaña presidencial. Por cierto, que nunca se le había visto tan abiertamente dispuesta a una solución militar a una crisis regional en la que Washington ha procurado mantenerse a una distancia prudente.

 “Francamente, Israel no enseñó a Hamas una lección suficientemente dura el año pasado. Como era de esperar, Obama se puso demasiado duro con nuestro aliado democrático y demasiado blando con nuestro enemigo islamofascista “, explica la carta, obtenida por The Guardian. “Como presidenta, yo le daré al Estado judío todos los militares, apoyos diplomáticos, económicos y morales necesarios para vencer verdaderamente a Hamas –y si eso significa matar a 200.000 habitantes de Gaza, que así sea.”

“Nosotros, realistas demócratas entendemos que los daños colaterales son un subproducto inevitable de la guerra contra el terrorismo”, escribe Clinton, “y yo al ser una madre, abuela y incansable defensor de los derechos de los niños, no significa que voy a retroceder ni un ápice en permitir a Israel bombardear las escuelas en la Franja de Gaza desde donde lanzan cohetes contra Israel. Los que permiten que sus hijos sean utilizados como escudos humanos para los terroristas merecen verlos enterrados bajo de una tonelada de las bombas”.