
Sir Tim Berners-Lee
Tal vez la primera hoja del calendario no importe tanto, o incluso la del primer cuaderno de la escuela, pero cuando hablamos de la primera página electrónica, entonces ya entramos en un mundo distinto. Decía Goya que los sueños de la razón engendran monstruos, pero muchos de ellos también abrieron la esperanza hacia el abismo del futuro.
Las historias de James Bond y su videollamadas a través de relojes o plumas mágicas o incluso el zapatófono del Agente 86, eran más que una fantasía; una necesidad por acelerar la realidad tecnológica. Una de esas fases le tocó concretarla precisamente al ingeniero británico Sir Tim Berners-Lee: dar el primer paso fáctico sobre el territorio irreal de la red. Ciertamente el internet fue inventado por el ingeniero en sistemas en la UCLA, Leonard Kleinrock, en mayo de 1961. pero algo que también es importante es contar con contenidos, sin los cuales no hay nada que ver, en internet, televisión o incluso… ¡en un simple cuaderno!
A Berners-Lee se le ocurrió crear un sistema de contenidos que se pudieran vincular a través de computadoras en una órbita virtual global; o sea, un protocolo que permitía a cualquier usuario acceder a una realidad videográfico-gramática. Esto no acababa ahí, sino que la página o ventana que se abría podía tener diversos archivos, de tal manera que se pudieran enlazar con otros. El resto es historia y precisamente este día, se cumplen 25 años del primer portal que se pudo consultar a través de internet.
La órbita virtual global se refiere a la famosa clave World Wide Web (www) que siempre se antepone a cualquier dirección electrónica o lugar virtual. Aunque el primer sitio web o website, como se le conoce, fue creado por él mismo el 20 de diciembre de 1990, el proyecto tuvo que esperar poco más de medio año para darse a conocer. Fue necesario esperar otros cuatro meses más para que en Europa surgiera un reproductor que lo pudiera interpretar el archivo, es decir, un navegador al cual bautizaron como Mosaic. Hemos vivido 25 años navegando en aguas virtuales desde entonces, sólo que ahora no hace falta quemar las naves para consultar alguna página o contenido en el mar internauta.
Foto: De Paul Clarke


