Informe de gobierno

Los principales problemas del país, y que a todos nos afectan, son la economía, la seguridad y la educación, y son precisamente estos temas los que han acaparado los titulares en las últimas semanas.

La ciudadanía se encuentra muy fastidiada de leer y escuchar malas noticias, día con día las primeras planas solamente hablan sobre lo mal que va la economía mexicana; del aumento de las muertes, los secuestros y las extorsiones; y de los constantes bloqueos de la CNTE, que además de dejar a miles de niños sin acceso a la educación, provocan perdidas millonarias a los comerciantes y empresarios afectados.

Los diputados en sus plenarias —especialmente los de PRI—, ya mandaron a la congeladora dos iniciativas del presidente Enrique Peña Nieto: la del matrimonio igualitario y la regulación de la mariguana para uso medicinal, ya que no son prioridad por el momento y hay muchos temas más importantes que deben ser tratados.

En este sentido hay dos grandes culpables de que esto sucediera, ya que en el caso de los matrimonios igualitarios, el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Humberto Roque Villanueva, no cabildeó lo suficiente el tema con los miembros de la jerarquía católica.

Roque Villanueva omitió hacer su tarea de exponer el tema con la Iglesia antes de que éste se diera a conocer en medios de comunicación. La misión debió haber sido explicarle que la intención del gobierno federal no era atentar contra las “buenas costumbres” de los mexicanos, más bien se trataba de crear un México más inclusivo para todos.

Palacio-nacional

En el segundo tema, el referente a la legalización de la mariguana con fines medicinales, la secretaria de Salud, Mercedes Juan, omitió realizar las investigaciones y estudios necesarios para resaltar los posibles beneficios de la iniciativa propuesta por el Ejecutivo, misma que cuando fue anunciada fue muy aplaudida por organismos internacionales como la ONU.

Desde hace cuatro años, el Presidente manda su Informe al Congreso, después al día siguiente en un evento protocolario en Palacio Nacional, casi sin oposición o con una oposición muy domesticada, el mandatario da lectura de una versión simplificada, eso sí muy adornada con los grandes logros obtenidos.

Esta tradición la comenzó el presidente Carlos Salinas, quien en el Auditorio Nacional —como si fuera el cantante Luis Miguel— rendía su informe de gobierno ante un público que lo ovacionaba constantemente. Pero después este evento se trasladó a Palacio Nacional, cambió la forma pero el fondo siguió siendo el mismo.

Para el inútil día después del Informe, los legisladores y funcionarios del Poder Ejecutivo no deben dar mayores explicaciones, deben resolver. Este es el verdadero reto del gobierno federal, no tratar de meter el dedo en la boca de un pueblo y enviar el mensaje que de vivimos en el país de las maravillas, algo que ciertamente ya nadie cree.

Mediante un video en redes sociales, el presidente Enrique Peña Nieto prometió un Informe diferente, ya que en lugar de la presentación tradicional en un lugar lleno de políticos y funcionarios, realizará un encuentro con jóvenes representantes de todos los sectores del nuestra sociedad, a quienes compartirá el trabajo que se ha venido realizando.