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Una de las características del gabinete de López Mateos es uno de los más estables.
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Entrevista con Rogelio Hernández Rodríguez | Centro de Estudios Internacionales Colmex


Por Moisés Castillo

Dicen que el gabinete es la extensión de un presidente de la república. Y con la llegada de la “tecnocracia” a Los Pinos, los “hombres del Presidente” casi siempre fueron sus allegados, aliados o amigos.

En los gobiernos posrevolucionarios, como el de Lázaro Cárdenas, se presentó un matiz interesante: no fueron inmunes para elegir a civiles de instituciones educativas y reconocieron la importancia de la comunidad intelectual para crear políticas públicas y diseñar planes de gobierno.

Así fue el caso del escritor y diplomático Jaime Torres Bodet, quien se desempeñó como secretario de Educación Pública en las administraciones de Manuel Ávila Camacho y Adolfo López Mateos. Para muchos, el mejor titular de la Secretaría de Educación Pública, junto con José Vasconcelos.

En su campaña presidencial, Enrique Peña Nieto vio en Adolfo López Mateos un modelo a seguir, ese gobierno de “extrema izquierda” dentro de la Constitución. López Mateos se convirtió en el primer mexiquense en alcanzar el poder presidencial entre 1958-1964, quizá es la única coincidencia real entre ambos mandatarios.

Con la idea de seguir los pasos de López Mateos, el entonces candidato del PRI a la Presidencia reeditó una de las frases más recurrentes que tuvo el oriundo de Atizapán de Zaragoza, primero como aspirante y luego como jefe del Ejecutivo: “Por la grandeza de México”.

Hay que recordar que López Mateos y Peña Nieto son herederos del llamado Grupo Atlacomulco. López Mateos es el heredero político de Isidro Fabela, patriarca de ese grupo, al que pertenecen Peña Nieto y otros reconocidos mexiquenses como Carlos Hank González, Alfredo del Mazo González, Emilio Chuayffet y Arturo Montiel, que en las últimas cuatro décadas han peleado por llegar a la Presidencia de la República.

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Dos personajes distintos

Para Rogelio Hernández Rodríguez, profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, el gabinete de López Mateos tuvo una alta especialidad y experiencia, lo que carece el equipo de Peña Nieto.

“Muchos de ellos, efectivamente, no tienen la experiencia ni el conocimiento y trayectoria necesarias. Peña Nieto construyó su gabinete con un personal que no necesariamente tenía experiencia en la administración pública por la sencilla razón de que el PAN gobernó 12 años. Encontró la experiencia política en algunos funcionarios que se ubican más allá de los 60 años y pertenecen a una vieja tradición política. La calidad de los gabinetes públicos es bastante menor si la comparamos con el equipo de López Mateos”.

¿Cómo definiría a los presidentes López Mateos y Peña Nieto?

Son dos personajes totalmente distintos. En el caso de López Mateos es uno de los presidentes mal estudiados en México y, sin embargo, uno de los mandatarios más importantes en términos de su obra nacional.

El gobierno de López Mateos ha sido, quizá, el último de los gobiernos del siglo pasado que tuvo una auténtica proyección nacional en términos de sus programas económicos, sociales y políticos. El de Peña Nieto es un gobierno muy semejante al resto que ha tenido el país.

Peña Nieto decía en su campaña presidencial que López Mateos era su modelo a seguir, ¿lo cumplió?

No sé qué pensaba Peña Nieto y cualquiera que busque emular a López Mateos tiene una tarea verdaderamente extraordinaria. El proyecto gubernamental de López Mateos trascendió su propia administración y cuyas consecuencias, en términos generales, todavía hoy se ven. Menciono, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con el financiamiento al sistema de salud, a la educación superior y politécnica, el gran proyecto de orden escolar en términos de educación media y básica e incluso su proyecto de desarrollo económico. López Mateos encabezó un gobierno que tuvo una proyección muy alta. Si Peña Nieto se propuso seguir ese modelo, la verdad es que se está quedando muy atrás.

El proyecto que impulsó Peña Nieto que se cristalizó en el Pacto por México, ¿pudo ser un plan transexenal?

El Pacto por México tiene dos aspectos importantes: uno, el propósito de sacar adelante las reformas estructurales que durante años fueron bandera de otros presidentes.

El segundo punto tiene que ver con la alternancia política en México, y que ha demostrado que el sistema político mexicano tiene serios problemas estructurales en términos de colaboración institucional.

Al margen de que las reformas estructurales todavía estén caminando y aún no se vean resultados en muchos sentidos, el procedimiento que utilizó Peña Nieto habla de una particular habilidad política.

El Pacto por México significó, por primera vez en una gran cantidad de años, negociar con los diferentes partidos y bancadas legislativas para llegar a acuerdos. Fue un procedimiento y disposición que lamentablemente no es frecuente en la política mexicana.

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Una de las características del gabinete de López Mateos es uno de los más estables.
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López Mateos y Peña Nieto son mexiquenses pero, ¿qué mecanismos o filtros aplicaron para conformar a su gabinete?

Son circunstancias muy distintas. El gobierno de López Mateos se inscribe en un periodo en el que el PRI ganaba permanentemente todas las elecciones y esto significó que la élite política mexicana se reprodujera de una manera profesional. López Mateos hizo su elección con una élite que ya estaba dentro del gobierno federal. Peña Nieto, en cambio, no tuvo esa oportunidad. Peña Nieto, como representante del PRI, regresó al partido al poder luego de dos sexenios panistas en los que el PAN desmontó a toda la élite política priista. Bajo el principio de que todos son priistas, Acción Nacional despidió a funcionarios públicos y esto rompió un criterio de selección natural.

Peña Nieto tuvo que construir su gabinete de las opciones que tenía y básicamente lo conformó a partir de viejos políticos priistas con larga experiencia y otros que salieron del Estado de México. López Mateos no tuvo este problema, construyó su gabinete de funcionarios públicos ya formados y construyó un gabinete preparado, especializado y mejor formado de todos los sexenios priistas. Los integrantes del gabinete tuvieron una alta preparación que desgraciadamente no se ha repetido en el país.

 

Político importante y responsable de todo

¿Cuál es la principal característica del gabinete tanto de López Mateos como de Peña Nieto?

En el caso de López Mateos la principal característica es su alta especialización y experiencia y su compromiso con un proyecto de orden nacional. Quiero insistir en este punto: el gobierno de López Mateos se caracterizó por desarrollar proyectos que iban más allá de los seis años de gobierno. Todos los gabinetes posteriores, independientemente de quién fue el presidente de la república, han tenido proyectos de orden sexenal, empezando desde luego como el tétrico y lamentable de Díaz Ordaz.

Son gobiernos que tienen que gobernar en la inmediatez absoluta, han provocado conflictos sociales y crisis económicas y esta es una herencia que venimos arrastrando desde los 70. El mayor fracaso del gobierno de Peña Nieto tiene que ver que se propuso un proyecto de orden institucional nacional y, sin embargo, no ha podido madurarlo. Sus reformas estructurales son reformas cuya importancia están en función de los resultados a largo plazo, no inmediatos.

Esta frase del antiguo régimen de que “lo que usted diga, señor presidente”, ¿es el gran mal de los integrantes del gabinete? Los hay sumisos, amigos, aliados, disciplinados…

Diría que, lamentablemente, es un problema que se generaliza en todos los gabinetes y que tiene que ver con la figura que hemos construido: el presidente de la república. El presidente, desde el Porfiriato y después con el sistema político posrevolucionario, construyó una figura donde el jefe del Ejecutivo se ha convertido no sólo en el político más importante sino en el responsable de todo. Y alrededor de él se construyó una idea, un culto, en el que todo mundo tiene que rendirle pleitesía. Desgraciadamente este principio se ha mantenido independiente del partido que gobierne.

¿A los integrantes del gabinete les afecta y distrae pensar en sus aspiraciones presidenciales?

Desde luego. La tradición política mexicana en el siglo pasado, desde los años 50 hasta los 80, era más o menos que la selección del candidato correspondía plena y absolutamente al presidente saliente. Lamentablemente, en términos de esa conducción, lo que ha ocurrido es que ya no existen esos criterios y controles, porque lo que ocurrió, por ejemplo, con la Corriente Democrática en el PRI es que ese poder presidencial está muy lejos de lo que era en el pasado y estamos frente a una enorme competencia política entre los secretarios de Estado. Esta competencia interna sí distrae a los integrantes del gabinete de sus actividades en la administración pública federal.

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Ambos, gobiernos estables

Algo que hay destacar que los integrantes del gabinete de López Mateos es que casi todos, salvo dos casos, duraron todo el sexenio…

Esto habla de un compromiso. Una de las características del gabinete de López Mateos es uno de los más estables. Esto significa institucionalidad y lealtades políticas, pero sobre todo el hecho de que el presidente estuvo convencido de que sus secretarios de Estado estaban cumpliendo con el proyecto que él mismo estaba desarrollando.

Esto sí es un asunto extraordinariamente valioso, porque el gabinete de López Mateos se caracteriza por una enorme estabilidad comparativamente con el resto de los sexenios posteriores. Carlos Salinas y Ernesto Zedillo cambiaron una vez y media a su gabinete, tuvieron una altísima tasa de movilidad. El gabinete de Peña Nieto, al día de hoy, es uno de los más estables, no ha sufrido muchos cambios.

En un ejercicio de síntesis político-histórico, ¿cómo fue Gustavo Díaz Ordaz y ahora Miguel Ángel Osorio Chong como secretarios de Gobernación?  

Díaz Ordaz fue uno de los secretarios de Gobernación más eficientes en su trabajo político. No sólo terminó el sexenio como debía porque fue candidato presidencial, pero se mantuvo al frente de la política interior y mantuvo la estabilidad política durante el sexenio. Desde luego no hay que dejar de observar hechos oscuros como el asesinato de Rubén Jaramillo.

¿Y Osorio Chong?

Desgraciadamente le está tocando una circunstancia política enormemente conflictiva. A esta administración lo que le está tocando es una enorme cantidad de dificultades políticas, sociales. La verdad es que a Osorio Chong le está tocando resolver una gran cantidad de problemas y el hecho de que se mantenga ahí y que este país no esté peor de lo que está, en buena medida se debe a su operación política.

¿En el caso de Antonio Ortiz Mena y Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda?

A Ortiz Mena le corresponde el inicio de lo que se conoció como el desarrollo estabilizador, que ha sido el modelo económico más exitoso de este país y que logró mantenerlo por 12 años, un crecimiento notable y estable. Videgaray le está tocando mantener una economía cuyas condicionantes no son sólo nacionales sino internacionales. La economía tiene leyes que están fuera de los individuos. Aun así, el caso de Videgaray hay que rescatarlo. La economía no está caminando, es una obviedad, no está creciendo desde los 80, no hay desarrollo económico, pero no estamos en una situación crítica.

Está la gran figura de Torres Bodet, y la de los secretarios Emilio Chuayffet y Aurelio Nuño.

En los años 60, cuando Torres Bodet fue secretario de Estado por segunda vez, el país estaba en una situación social muchísimo más tranquila y con otro tipo de demandas. A los secretarios de Educación recientes les ha tocado tener que enfrentar la aplicación de una muy difícil reforma educativa.

Torres Bodet no solamente creó los libros de texto gratuito sino planteó un proyecto educativo en el que había que construir escuelas normales, preparar maestros, impulsó una gran campaña de alfabetización. Esto significó una enorme proyección para la educación.

¿Y Nuño?    

Hay inexperiencia, hay que decirlo claro. Torres Bodet no sólo era mayor que López Mateos sino tenía una gran trayectoria política y diplomática, también formó parte de gobiernos anteriores y de la campaña vasconcelista. Tenía una gran estatura intelectual que difícilmente se puede alcanzar. La educación en México es quizá la actividad social más destacada, comprometida y simbólica del Estado mexicano. Lo que hoy estamos teniendo es la perversión de un sistema educativo que lamentablemente creó un clientelismo y dádivas a sindicatos.

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