
Luis González
Los Juegos Olímpicos simbolizan las más altas aspiraciones de la humanidad que son la paz, la hermandad, la armonía, la luz y la sabiduría. Desde la Antorcha Olímpica (que representa el fuego con el que cocina sus alimentos, se calienta e ilumina, haciendo a un lado la oscuridad e ignorancia; una proeza devuelta a la humanidad por Prometeo) hasta los Anillos Olímpicos, 5 aros entrelazados de colores azul, negro, rojo, amarillo y verde que representan la unidad y los colores de las banderas de los países del mundo. Estos Juegos Olímpicos Río 2016, tienen un especial significado para mí, puesto que estamos en una era con muchos conflictos entre pueblos, amenazas terroristas que están afectando la paz global, así como la situación política, social y económica en la que se encuentra Brasil, país sede del evento.

Gimnastas de Corea del Norte y Corea del Sur se toman un autorretrato durante su jornada de competencia.

En la arena de Río.
El hecho de que un atleta de China se dé un abrazo con uno de Japón, más allá de las diferencias entre el liderazgo político de esas naciones, es un mensaje positivo; el sentir y vivir la alegría en Brasil y que se esté mostrando otra cara de su realidad, más allá de las luchas políticas internas, es un verdadero mensaje de aliento. Confío en que, como reza el Credo Olímpico, los pueblos del mundo en sus relaciones entre ellos, entiendan que lo más importante no es ganar sino competir y defender sus puntos de vista y posiciones sobre la base de la empatía y la tolerancia. Eso es lo que permitirá al final de cuentas la más conveniente de todas la victorias que es aquella donde no hay vencidos, sino donde todos son vencedores, porque unidos se enfrenta a los verdaderos enemigos y adversarios que son el hambre, la insalubridad, la inseguridad ciudadana, el tráfico de drogas, en fin; la falta de oportunidades.
*Politólogo e Internacionalista de la República Dominicana
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