[gdlr_text_align class=”right” ][gdlr_heading tag=”h3″ size=”26px” font_weight=”bold” color=”#ffffff” background=”#000000″ icon=” icon-quote-left” ]
Conforme se acerquen las elecciones, el ambiente se hace más y más tenso.
[/gdlr_heading][/gdlr_text_align]
Entrevista con Manú Dornbierer | Periodista e internacionalista
Por Gerardo Yong
En la historia de Estados Unidos se han registrado casos de presidentes que han tenido que renunciar o dejar el cargo por cuestiones de salud, tal es el caso de Zachary Taylor, quien falleció por una gastroenteritis aguda el 9 de julio de 1850.
Warren G. Hardling sufrió un infarto que lo llevó a la tumba el 2 de agosto de 1923. Lo mismo sucedió con Franklin Delano Roosevelt debido a una hemorragia cerebral.
Sin embargo, el caso que más ha despertado la preocupación en las elecciones actuales fue el antecedente que dejó el presidente William Henry Harrison, quien gobernó el periodo más corto en el país al promediar sólo 31 días en el poder antes de morir el 4 de abril de 1841… ¡a causa de una neumonía!
Esta semana, se reveló que a la candidata demócrata a la presidencia estadounidense, Hillary Clinton, se le detectó neumonía un par de días antes de la conmemoración de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y llamó la atención que se haya tenido que retirar súbitamente del acto ante una clara debilidad que la hizo tambalearse y estar a punto de desplomarse por un golpe de calor.
La señora Clinton tuvo que ser auxiliada por su equipo de campaña y se dirigió al departamento que su hija Chelsea Clinton tiene en Nueva York. Ahí la candidata demócrata recibió atención médica y se le prescribió reposo.
El equipo de campaña de la señora Clinton informó que ésta se ha repuesto y que antes de concluya esta semana reanudará su campaña política, tras haber superado una neumonía leve.
Los medios de comunicación destacaron el desaguisado médico algunos con un enfoque dramático y otros como un evento inesperado.
La alerta mediática se disparó luego que su doctora Lisa Bardack le diagnosticó neumonía el viernes pasado, por lo cual se le aplicó un tratamiento con antibióticos.
Lo que llamó la atención fue que este hecho no se reveló en su momento, lo que hace sospechar que la salud de la candidata no sólo esté siendo encubierta, sino que pueda evolucionar de manera negativa que le impida seguir en la carrera electoral, dejando el terreno planchadito a su rival republicano Donald Trump.
Según datos de CNN, Clinton sufrió una trombosis venosa profunda en 1988, asimismo, señaló que este padecimiento le volvió a afectar en 2009, además de que en ese mismo año también tuvo una fractura de codo y un concusión, que es un traumatismo cráneo encefálico leve, pero que puede causar la pérdida inmediata de la conciencia, así como un periodo corto de amnesia.
El medio estadounidense señaló también que en 1998, Hillary tomó medicamentos anticoagulantes para prevenir la trombosis. Por si fuera poco, también se administra medicamentos para el hipotiroidismo.
Su rival republicano, Trump, quien ha aprovechado el momento para exhibirla como una persona incapaz de asumir los retos de la nación debido a su precaria salud “física y mental”, le deseó una pronta recuperación.
Trump dijo en una entrevista que él también se sometió a una evaluación médica para mostrar que se encuentra con salud impecable.

Muchos intereses en la campaña
La periodista política e internacionalista Manú Dornbierer, comentó a Siempre! algunos aspectos que se han divulgado sobre la salud de Clinton, así como las posibilidades que tendría en caso de seguir o dejar la campaña electoral, a escasos dos meses de las elecciones más controvertidas en la historia de la Unión Americana, programadas para el 8 de noviembre.
Como periodista, ¿qué opinión tienes del estado de salud de Hillary Clinton y las posibles repercusiones que esto le pueda causar en su contienda electoral?
Hay que comprender que llevar a cabo una candidatura en la que detrás hay muchos intereses, personas, ideas, no es algo fácil; sobre todo cuando el contrincante es alguien muy molesto y pesado. Yo considero que en 1988 tuvo un problema de trombosis, algo que le ha afectado su circulación desde entonces. Eso fue un padecimiento que lo tuvo en dos ocasiones, pues en 2009 tuvo otro problema similar. Eso es un caso bien documentado y sabido por todos, pero es algo que también puede incidir inesperadamente en su desempeño político.
Era mejor Sanders
Al parecer nunca ha habido un antecedente semejante durante una carrera electoral en Estados Unidos. En caso de que Hillary tenga que hacerse a un lado, ¿quién sería el candidato más idóneo para sustituirla?
Estuve a favor del candidato Bernie Sanders, quien pese a que es un hombre mayor, es alguien que atrae a los jóvenes. Yo también soy vieja pero tengo una mentalidad de joven y también creo que es quien puede modernizar a Estados Unidos. La Unión Americana, así como nuestro país, tienen que cambiar sus sistemas de vida, ya no puede ser los mismos, y Sanders es el único que lo ha entendido.
Toda la juventud norteamericana está con Sanders y además ha podido unir generaciones que hubieran sido diametralmente opuestas.
Trump, un patán
¿Cuál sería tu perspectiva a dos meses de las elecciones?
Aquí más bien el problema es saber si Hillary puede recuperarse en este último trecho, pues conforme se acerquen las elecciones, el ambiente se hace más y más tenso. Ya había comentado que ella luce muy agotada y es muy probable que su estado mental, también lo esté. En un político es muy necesario mantener el control mental, saber enfocar las circunstancias, ver posibilidades y analizarlas al momento, mientras se realizan otras actividades múltiples que requieren más que esfuerzo físico, un desempeño mental ágil. La mente es incisiva en el estado de salud. Muchas de las enfermedades provienen de la mente, es ella la que crea el factor vicioso o nocivo que desencadena la morbilidad, además de las condiciones ambientales, por supuesto. Esto se puede decir así: si una persona piensa que está enferma y se lo cree de verdad, con toda seguridad, desembocará en la creación de esa enfermedad.
Hillary ha tenido que luchar mucho, son ya varias décadas de trabajo político que ha desempeñado y lo más seguro es que esté cansada; lo cual se vale.
Respecto a Trump, yo no creo mucho en lo que se dice de este candidato. Sólo ha sido alguien que ha practicado la retórica, pero muchos caen en ella y eso es lo grave. Lo peor que veo de él es que ha despertado los instintos más bajos de la sociedad estadounidense: fascismo, discriminación, violencia, intolerancia.
Esto en realidad es algo que está anidado en todas las sociedades y en todos los países, pero que piense de los mexicanos de esa manera tan absurda, es igualmente inteligente: lo que busca es recoger el apoyo sin importar de quién o cómo.
A mí me sorprende mucho porque él es neoyorquino, y ellos son gente sofisticada, pero Trump es más un patán que otra cosa.
