Tras la renuncia de Videgaray

Por Yazmín Alessandrini

Forzado por la renuncia de Luis Videgaray Caso como secretario de Hacienda y Crédito Público, de la cual se derivaron dos escisiones más (la del titular del Sistema de Administración Tributaria, Aristóteles Núñez Sánchez, y la del subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela Rodríguez, ambos megaincondicionales de Videgaray), el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, tuvo que aplicar el freno de mano el miércoles pasado en su gabinete para disponer de un par de movimientos en su tablero de ajedrez que se antojan como trascendentales de cara al último tercio de su administración.

En una primera instancia, para amortiguar la renuncia de Videgaray Caso, Peña Nieto determinó cambiar de despacho a José Antonio Meade Kuribreña, quien tras encabezar la Secretaría de Desarrollo Social se convierte en titular de la Secretaría de Hacienda, y a su vez, en segundo lugar, considerando el orden de importancia de los movimientos dentro del gabinete peñanietista, el hoy exsubsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava, pasa a ocupar la titularidad en la Sedesol.

La lectura que nos ofrece este par de cambios dispuestos por el primer mandatario es más que positiva, porque con estos dos movimientos el jefe del Ejecutivo se permite poner sobre la parte más importantes del tablero político mexicano a dos funcionarios de probada y comprobada capacidad desde distintos frentes.

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La Sedesol es una dependencia que requiere que su titular esté prácticamente las 24 horas del día en mangas de camisa trabajando a favor de la ciudadanía, su trabajo en el Estado de México como secretario de Finanzas, durante la administación de Arturo Montiel y como secretario general de Gobierno con Enrique Peña Nieto como gobernador mexquense hablan de su capacidad y alcances.

Tanto Meade como Miranda tienen frente a ellos sendos retos de aquí a que concluya el sexenio y ambos los saben. El primer trompo que se tiene que echar a la uña el flamante secretario de Hacienda tiene que ver con el paquete económico 2017, el cual sí o sí tiene y debe contribuir a la consolidación de las finanzas públicas; obviamente, también deberá meterle la mano a asuntos sumamente álgidos como la aplicación de las medidas de responsabilidad fiscal y la contención/estabilización del crecimiento de la deuda del sector público, siendo muy cuidadoso también en los temas del gasto público de la federación y que el gobierno de la república por fin logre apretarse el cinturón sin que esto signifique seguir afectando a las familias o a los empresarios.

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